La sargento de la Vuelta
La ¨²nica motorista de la Guardia Civil en la carrera ciclista es Marian Santiago, con 15 agentes a sus ¨®rdenes
Marian Santiago se presenta. Sargento de la Guardia Civil, dice, nacida en el barrio madrile?o de Fuencarral, habitante de Pozuelo y destinada en Jaca, en los Pirineos. Si se leen las definiciones de sargenta que ofrece el Diccionario de la Real Academia (1. Religiosa lega de la Orden de Santiago. 2. Alabarda que llevaba el sargento. 3. Mujer corpulenta, hombruna y de dura condici¨®n. 4. Mujer autoritaria. 5. Mujer del sargento), se entiende perfectamente que no utilice el femenino para citar su graduaci¨®n.
El femenino s¨ª lo usa, y orgullosa, cuando tambi¨¦n se presenta como motera, la ¨²nica mujer en la unidad de 60 agentes de la Guardia Civil de Tr¨¢fico que controlan, protegen y garantizan la seguridad de la Vuelta con sus BMW 1200 RT, monstruos de 276 kilos de peso. ¡°En casa tengo una Ducati 1100 y me gusta salir a hacer mis rutas, pero con un m¨¢ximo de dos o tres amigos; no me gustan los grupos grandes de moteros¡±, dice la suboficial, toda una veterana de la Vuelta y las carreras ciclistas, a las que se apunta voluntaria. ¡°Me encanta el deporte, escalada, esqu¨ª, bicicleta, marchas de monta?a...¡±, cuenta en la salida de la etapa del Circuito de Navarra, en un escenario que m¨¢s invita a intentar imitar a Marc M¨¢rquez que a iniciar un recorrido de ciclistas a 40 por hora. ¡°La primera Vuelta que hice, en 2007, perd¨ª ocho kilos por tanta atenci¨®n como despert¨¦. Reportajes en Antena 3, en los peri¨®dicos, en las radios... y la gente se?al¨¢ndome: ¡®Mira, una mujer motorista de la Guardia Civil¡¯. Y he vuelto 12 a?os despu¨¦s, y esto no ha cambiado apenas. La gente sigue admir¨¢ndose de verme en moto. No se imaginan que pueda ser mujer, y entiendo que es dif¨ªcil pensar as¨ª. Soy la ¨²nica mujer agente a moto en todo Arag¨®n, y en Espa?a seremos ocho o diez¡±.
Marian Santiago es muy de Alejandro Valverde, como fue antes seguidora del franc¨¦s Sylvain Chavanel, a quien abr¨ªa paso en las contrarreloj, siempre manteniendo una distancia de entre 200 y 300 metros para que el ciclista no aprovechara su rebufo.
Y, adem¨¢s, es una mujer con mando.
En la Vuelta han desaparecido pr¨¢cticamente las azafatas, y en el podio ya no hay misses entregando besos y ramos de flores al ganador. La ronda espa?ola fue una de las primeras que suprimi¨® esa pr¨¢ctica, y, es, al mismo tiempo, una de las pruebas ciclistas con m¨¢s mujeres de jefas, como Laura Guijarro, responsable de relaciones institucionales, o Laura Cueto, responsable de comunicaci¨®n.
La sargento Santiago tiene a sus ¨®rdenes a la cuarta parte de la unidad, los 15 agentes que conforman la avanzadilla de banderas rojas y van abriendo camino a los ciclistas, limpiando todos los obst¨¢culos y comprobando que los de las banderas amarillas, los que avisan de los pasos peligrosos, cruces e incidencias varias, han encintado todos los caminos que desembocan en la carretera. ¡°Por supuesto que me obedecen sin rechistar y sin hacer comentarios. Somos militares¡±, indica. Y sin rechistar todos soportan d¨ªas duros y d¨ªas muy duros, como el traslado de 600 kil¨®metros que hicieron tras la etapa de Andorra, la del granizo que soportaron y la de multiplicarse para avisar de los peligros bajo la tempestad, para dormir en Formigal. ¡°La convivencia con solo hombres tambi¨¦n es magn¨ªfica. ¡®Eres un motorista m¨¢s¡¯, me dicen, y no quiero que me traten de otra manera¡±.
Si cuando trabaja en carreras ciclistas a la sargento a veces se le ablanda el coraz¨®n y, ¡°siempre por razones puramente humanitarias, ?eh?¡±, echa una mano a ciclistas que se han herido en alguna ca¨ªda, cuando act¨²a como agente de tr¨¢fico en la carretera los conductores a los que multa por hablar con el m¨®vil le dicen que no tiene coraz¨®n. ¡°Me dicen que lo tengo de piedra, y yo les digo que no, que lo tengo muy blandito, y que si hubieran visto a uno que se fue recto en una curva y mat¨® a siete porque se distrajo con el m¨®vil entender¨ªan muy bien por qu¨¦ les multo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.