Cristiano se pierde en el entramado defensivo del Atl¨¦tico
El marcaje zonal rojiblanco ata a la estrella portuguesa, que remata tres veces
Cuentan en la expedici¨®n que acompa?¨® a la Juventus a Madrid que a finales de junio Cristiano Ronaldo se hallaba de vacaciones en su yate, fondeado frente a Saint-Tropez, cuando los Agnelli negociaban el fichaje de Maurizio Sarri. Ante la necesidad de amoldar el proyecto deportivo a su estrella, los dirigentes del club sugirieron al entrenador que se diera una vuelta por la Costa Azul para consultar al portugu¨¦s. All¨¢ fueron el director deportivo, Fabio Paratici, y el propio Sarri a consultar al or¨¢culo. La respuesta fue, dicen, un perogrullo. Cristiano no necesit¨® pedir nada. Como la pitonisa de Delfos, se limit¨® a sugerir. Dijo que ¨¦l no hab¨ªa ganado cinco Champions jugando de nueve de ¨¢rea, sino partiendo desde la izquierda para irrumpir en contra de la jugada, sin sufrir el roce con los centrales contrarios.
Sarri cumpli¨®. Se ve en la Serie A y se vio en el Metropolitano, en la Champions. Desde que son¨® el Thunderstruck, himno oficioso del Wanda, Higua¨ªn ofici¨® de nueve aguantando los balones largos y pele¨¢ndose con los centrales mientras que Cristiano busc¨® el remate con movimientos muy bien pensados. Sucede que el marcaje zonal del Atl¨¦tico gir¨® en torno a ¨¦l. Nadie le perdi¨® de vista. Al contrario. Le siguieron m¨¢s marcadores de los que deb¨ªan. La vocaci¨®n de Sarri de presionar arriba empeor¨® su situaci¨®n porque los espacios comprimidos entre l¨ªneas ¡ªy la ausencia de un verdadero asistente en la mediapunta¡ª hicieron inviable cualquier desmarque sorpresivo para Savic y Gim¨¦nez. Los zagueros locales movieron la raya de tal forma que le impidieron pisar el ¨¢rea sin antes pasar por varios filtros.
La Juventus solo pudo romper el bloqueo siguiendo el viejo manual. Despu¨¦s de una hora de sarrismo, presi¨®n adelantada y vocaci¨®n de control del bal¨®n, la soluci¨®n lleg¨® con un pase largo de Bonucci al nueve. Fue el t¨ªpico contragolpe de la m¨¢s pura escuela juventina. Higua¨ªn atac¨® la espalda de Trippier, domin¨® la pelota, y cuando se volvi¨® a Cristiano vio que estaba rodeado de Lodi, Savic, Thomas y Gim¨¦nez. El efecto de arrastre del portugu¨¦s le inhabilit¨® para recibir el pase pero liber¨® la llegada de Cuadrado, solo y excitado. Lo vio el Pipa que le envi¨® la pelota para que se recreara en el espl¨¦ndido tiro que acab¨® en la red: 0-1.
Cristiano tiene un problema. Ha conseguido que la Juventus juegue en funci¨®n de su actividad pero esa din¨¢mica le resta posibilidades. Si en el Madrid oficiaba de ejecutor del ¨²ltimo golpe, en Italia debe multiplicarse para dar unos apoyos que antes no necesitaba dar porque el equipo progresaba por otros medios. En el Wanda, Cristiano remat¨® tres veces, dos a puerta.
El 0-2 de la Juve result¨® de otra contradicci¨®n. La jugada se arm¨® por afuera, Alex Sandro centr¨® desde la izquierda, y al punto de penalti fue Matuidi para clavar el gol. Cristiano lleg¨® en la segunda l¨ªnea, partiendo desde la izquierda, como sugiri¨® en Saint-Tropez. Ha metido muchos goles as¨ª y meter¨¢ muchos m¨¢s. Pero en su ¨²ltima visita a San Blas ¡ª?c¨®mo le pitaron!¡ª solo le dio tiempo a celebrar.
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