Junko Tabei: la primera alpinista en llegar al Everest rompiendo barreras y prejuicios
La escaladora japonesa fue la primera mujer en coronar la cima del mundo en 1975 con una expedici¨®n femenina
Junko Tabei se encarg¨® de demostrar al mundo, y no una ni dos veces sino a lo largo de toda su vida, que mucho m¨¢s importante que la condici¨®n f¨ªsica para conseguir un sue?o es la decisi¨®n de lograrlo y la fortaleza mental. Es la ¨²nica forma de explicar que una persona de apariencia ¡°fr¨¢gil y d¨¦bil¡±, como la defin¨ªan quienes la conocieron por su escaso metro y medio de estatura, se convirtiera, con tes¨®n e ilusi¨®n a partes iguales, en historia imprescindible del alpinismo mundial.
A pesar de su condici¨®n humilde, de las necesidades que hab¨ªa en su casa y de la sociedad clasista japonesa que determinaba que una mujer solo pod¨ªa aspirar a permanecer en casa para cuidar a los hijos o ser secretaria o auxiliar administrativa, Junko intent¨® siempre valerse por s¨ª misma y ayudar a su familia continuando sus estudios hasta acabar la Universidad. Estudiar siempre fue para ella la mejor manera de compaginar labrarse un futuro con la posibilidad de escalar en grupos acad¨¦micos de monta?a.
Despu¨¦s de descubrir un estilo de vida con su primera ascensi¨®n a un monte cuando ten¨ªa 10 a?os, Junko Tabei ya no pudo parar de mirar a las monta?as. En ellas se sent¨ªa libre y en paz, por lo que comenz¨® con ellas una historia de amor que le permiti¨® alcanzar, primero, las cimas m¨¢s altas de Jap¨®n, despu¨¦s siendo la segunda persona en lograr, con una nueva ruta, la ascensi¨®n al Annapurna III, m¨¢s tarde convirti¨¦ndose en la primera mujer en alcanzar la cima del Everest, siendo tambi¨¦n la primera mujer en escalar las siete monta?as m¨¢s altas del mundo, y as¨ª hasta lograr las cimas de m¨¢s de 70 pa¨ªses por todos los continentes.
Junko Istibashi, que as¨ª se llamaba, naci¨® el 22 de septiembre de 1939. Fue la quinta hermana en una humilde familia agr¨ªcola con siete hijos en el pueblo de Miharu, en la prefectura de Fukushima. Los proleg¨®menos de la Segunda Guerra Mundial y la pobreza eran el denominador com¨²n en aquellos a?os, y tal vez por ello la peque?a Junko encontr¨® la fuerza y el sentido de su vida en la naturaleza.
Cuando a los 10 a?os un profesor de su escuela la llev¨® a caminar al Monte Nasu, un volc¨¢n en el Parque Nacional Nikko, su vida cambi¨® para siempre. Sin embargo, nunca dej¨® de ser consciente de que ten¨ªa que seguir estudiando hasta llegar a la Universidad y encontrar un trabajo respetable en aquel Jap¨®n conservador y empobrecido, y lo logr¨®. Sin dejar de mirar a la monta?a de reojo, y apunt¨¢ndose a cuantos clubes y expediciones como estaban a su alcance, estudi¨® Literatura Inglesa y Americana en la Universidad de mujeres de Showa y se gradu¨® en 1962.
A medida que se iba convirtiendo en adulta m¨¢s dificultades comenz¨® a tener para escalar en los grupos de monta?a, siempre estaban dominados por hombres, que no dudaban en pensar que estaba buscando esposo y en decirle que su lugar era la casa y no la monta?a.
Sin inmutarse ante la discriminaci¨®n y los prejuicios, Junko sigui¨® explorando los picos de Jap¨®n a la vez que trabajaba como editora de una revista cient¨ªfica y ocasionalmente ense?aba piano e ingl¨¦s para poder financiar su gran afici¨®n. Casi en silencio, y compaginando trabajo y ocio, a mediados de los a?os sesenta hab¨ªa escalado todas las monta?as m¨¢s altas de Jap¨®n, incluido el Monte Fuji.
Fue en ese momento cuando conoci¨® a su esposo, Masanobu Tabei, un famoso alpinista, durante un peligroso ascenso al Monte Tanigawa. Aunque su familia siempre desaprob¨® el matrimonio con un hombre que no hab¨ªa ido a la universidad, Junko hab¨ªa encontrado un compa?ero que compart¨ªa su pasi¨®n y la apoyaba, hasta el punto de acompa?arla cuando, a?os m¨¢s tarde, decidi¨® dejar el trabajo para concentrarse en la escalada.
A los 30 a?os, en 1969, Junko fund¨® el Club de Monta?a para Mujeres Joshi-Tohan. El hecho fue significativo porque a las mujeres en Jap¨®n, en ese momento, se las ve¨ªa destinadas a la esfera dom¨¦stica y a los roles m¨¢s secundarios de la escala laboral. Esta situaci¨®n convirti¨® al club de monta?a que dirig¨ªa Tabei en un grupo poco convencional demasiado criticado y con dificultades para encontrar apoyos y patrocinadores para sus expediciones.
Sin embargo, Tabei continu¨® con humildad y sin hacer ruido con su sue?o de escalar importantes cimas de la mano de su club, incluido el primer ascenso solo para mujeres al Annapurna III, en Nepal, en la segunda ocasi¨®n que se lograba y por una ruta nueva. Junko y su equipo hicieron historia a pesar de unas temperaturas tan bajas que provocaron la rotura de las pel¨ªcula de las c¨¢maras.
Desde entonces, la historia del alpinismo le ten¨ªa reservado un lugar especial, porque empez¨® a pulverizar registros escalando cimas por el simple placer de libertad y de paz que le reportaban las monta?as y nunca buscando protagonismo ni fama.
En 1975, cuando ten¨ªa 35 a?os y una hija de dos a?os en casa, se convirti¨® en la primera mujer en escalar el Everest, aunque quiz¨¢ la proeza mayor no fue llegar a la cima, sino que lo hiciera en una expedici¨®n solo de mujeres. Despu¨¦s del ¨¦xito en el Annapurna III, Junko y su club hab¨ªan solicitado en repetidas ocasiones al gobierno de Nepal un permiso para escalar la cima m¨¢s alta del mundo, pero la burocracia, de nuevo la discriminaci¨®n y, unido a ella, las dificultades para asegurar la financiaci¨®n, obligaron al club de mujeres a esperar unos a?os para lograrlo.
La ONU declar¨® 1975 como A?o Internacional de la Mujer, as¨ª que la lucha callada de Tabei por la igualdad, tambi¨¦n en la monta?a, dio sus frutos al obtener ese a?o el ¨²nico permiso de Nepal a una expedici¨®n para enfrentarse al Everest: Junko Tabei y su club con otras 14 alpinistas japonesas. Un peri¨®dico y una cadena de televisi¨®n, adem¨¢s, decidieron apoyar en ese momento la expedici¨®n, pero aun as¨ª el coste total era mucho mayor que las subvenciones, as¨ª que cada expedicionaria se fabric¨® sus mochilas con fundas de asientos de coche y sus sacos con plum¨®n importado de China. Iniciada la expedici¨®n y ya en Nepal, el ¨²ltimo escollo fue que la sociedad nepal¨ª era incluso m¨¢s tradicional que la japonesa y tuvieron que contratar gu¨ªas masculinos para una aventura que pretend¨ªa estar compuesta solo por mujeres.
A principios de mayo, las 15 alpinistas japonesas y sus seis gu¨ªas nepal¨ªes estuvieron a punto de morir. Mientras dorm¨ªan a 6.300 metros, una avalancha sepult¨® sus tiendas por completo. Tabei permaneci¨® enterrada e inconsciente durante casi seis minutos antes de que uno de los gu¨ªas, Ang Tshering, lograra rescatarla. La escaladora japonesa vio la muerte muy de cerca pero su objetivo estaba arriba y no mir¨® hacia atr¨¢s. S¨®lo doce d¨ªas despu¨¦s de haber sido sepultada por la avalancha, Junko Tabei y su sherpa alcanzaron la cima sur del Everest, a 8.763 metros. ¡°Creo que no he pasado m¨¢s miedo en mi vida¡±, dir¨ªa despu¨¦s.
Aquel nuevo hito en la historia del alpinismo no la sac¨® de su modestia: ¡°No ten¨ªa la intenci¨®n de ser la primera mujer en subir al Everest y prefiero ser recordada como la persona n¨²mero 36 que lo consigui¨®¡±. Ella, en silencio, sigui¨® escalando y alimentando su pasi¨®n por las monta?as lejos de los focos de las c¨¢maras.
De esta forma, logr¨® el Leopardo de las Nieves (las cimas m¨¢s elevadas de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica), en 1992 se convirti¨® en la primera mujer en lograr las 7 cimas m¨¢s elevadas, es decir, la cumbre m¨¢s alta de cada continente, y en total escal¨® en m¨¢s de 70 pa¨ªses a lo largo de su vida.
En el a?o 2000, a los 61 a?os, Junko Tabei volvi¨® a la universidad para obtener un posgrado en Ciencias Ambientales porque le preocupaba el tipo de turismo que se hab¨ªa desarrollado alrededor del Everest, as¨ª como los desechos en la monta?a. Despu¨¦s de su graduaci¨®n se convirti¨® en directora del Himalayan Head Trust de Jap¨®n.
Junko fue diagnosticada de c¨¢ncer en 2012, pero esto no le impidi¨® seguir cumpliendo su sue?o de escalar monta?as. ¡°Nunca tuve ganas de dejar de escalar¡±, dijo en una entrevista ¡°y nunca lo har¨¦¡±. En el verano de 2016, cuando su salud ya se resent¨ªa, dirigi¨® a un grupo de j¨®venes afectados por el desastre de Fukushima en una expedici¨®n al Monte Fuji. Pocas semanas despu¨¦s, el 20 de octubre, muri¨® a los 77 a?os, convirti¨¦ndose en referencia del alpinismo, no solo por las cimas que alcanz¨®, que fueron todas, sino tambi¨¦n por las barreras que rompi¨® en favor de las mujeres y la igualdad.
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