El racismo se atrinchera en las gradas italianas

El pasado domingo volvi¨® a suceder, como casi cada fin de semana en tantos estadios de Italia. A veces imitan el sonido del mono. Otras tiran un pl¨¢tano. Le toc¨® a Dalbert Henrique, lateral izquierdo brasile?o de la Fiorentina. Su equipo jugaba contra el equipo lombardo Atalanta, y en el minuto 31 se cans¨® de los insultos racistas. Dalbert se fue hacia el ¨¢rbitro, se quej¨® y este par¨® el juego tres minutos. El meg¨¢fono del estadio record¨® que est¨¢n prohibidos los insultos racistas y territoriales ¡ªdenigrar a equipos o jugadores del sur de Italia, como le sucedi¨® recientemente al portero del Milan, Donnarumma¡ª. Pero el p¨²blico comenz¨® a silbar y ni siquiera pudo o¨ªrse un mensaje que, en realidad, cada jornada queda sepultado por el ruido.

El racismo vive atrincherado en las gradas de Italia desde hace d¨¦cadas. El a?o pasado fueron los hinchas de la Lazio quienes inundaron la curva de la Roma con pegatinas de Anna Frank vistiendo la camiseta del eterno rival. El foll¨®n fue enorme, Italia estall¨® contra el antisemitismo de la curva laziale. Pero pocas jornadas despu¨¦s volvi¨® a suceder en sentido contrario. Hubo decenas de incidentes m¨¢s que escandalizaron solo de forma fugaz. A Moise Kean, jugador de la Juventus, por ejemplo, le insultaron en el campo del Cagliari. Tras encararse con la grada, fue incluso criticado por compa?eros de equipo como Bonucci, que juzgaron algo exagerada su reacci¨®n. El enemigo en casa.

La temporada comenz¨® igual este a?o, en el mismo estadio sardo y con parecida incomprensi¨®n de la propia afici¨®n. Esta vez lleg¨® por parte de los ultras del Inter. Lukaku, nueva estrella del equipo milan¨¦s, fue insultado gravemente en Cagliari. Tras su protesta, fue su su afici¨®n la que le escribi¨® una carta humillante defendiendo a sus rivales y asegurando que no hab¨ªa entendido nada de lo que estaba sucendiendo en el campo. Si le pareci¨® escuchar insultos, le dijeron, no se trataba de un asunto raacista. Solo de un ¡°modo¡± de animar y ¡°ayudar¡± a su equipo. Una visi¨®n extendida y dif¨ªcil de extirpar.

Fiona May, campeona mundial de salto de longitud, fue contratada por la Federaci¨®n de Futbol para buscar soluciones. Poco despu¨¦s dej¨® el cargo desilusionada con lo que se encontr¨®. ¡°Es in¨²til hablar de ello, es algo que sucede cada semana. Esperemos que se tomen medidas duras en todas las instancias. Deben cambiar much¨ªsimas cosas. Yo lo dej¨¦ hace dos a?os porque no suced¨ªa, no se decidi¨® nada. No era su prioridad. Fue una experiencia desilusionante en ese sentido. No es justo para los jugadores ni para el resto de aficionados, que son contrarios a un modo de hacer. Es una cuesti¨®n de educaci¨®n, tambi¨¦n del nivel cultural deportivo. No es un modo de comportarse delante de los ni?os¡±, se?ala al tel¨¦fono.

La situaci¨®n, sin embargo, est¨¢ fuera de control. Nadie toma medidas y son los jugadores quienes se ven obligados a parar el partido, a riesgo de ser acusados luego de montar numeritos (como le sucedi¨® a Kean). El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, conden¨® el domingo la escalada y pidi¨® un cambio legislativo. ¡°El racismo se combate con educaci¨®n, conden¨¢ndolo, hablando de ello... no toler¨¢ndolo. En Italia, la situaci¨®n no ha mejorado y esto es grave. Hace falta identificar a los autores y echarlos de los estadios. Debe ser como en Inglaterra, que las penas se impongan. No hay que tener miedo de condenar a los racistas¡±.

Mientras algunos pa¨ªses han superado esta fase de la historia en las gradas del f¨²tbol, Italia mantiene todav¨ªa un problema cultural en claro contraste con otras ligas. Antonio Conte, entrenador del Inter de Mil¨¢n, se?al¨® este fin de semana que la situaci¨®n es ¡°cada vez peor¡±. ¡°He tenido la fortuna de trabajar en Inglaterra tres a?os. Si sucede algo as¨ª, meten en la c¨¢rcel a los dos o tres responsables. Aqu¨ª se va al estadio a insultar¡±, explic¨® en una entrevista con el Corriere della Sera.

El veneno no llega solo de los fondos de los estadios, donde se colocan los ultras. En ocasiones los c¨¢nticos racistas procedan tambi¨¦n de lugares donde se sientan familias con sus hijos. Incluso de la tribuna de prensa o de los plat¨®s de televisi¨®n que comentan la jornada. La semana pasada, el periodista Luciano Passirani quiso elogiar a Lukaku y termin¨® insult¨¢ndolo. ¡°Actualmente no veo en Italia un jugador como ¨¦l. No hay nadie m¨¢s fuerte, me gusta much¨ªsimo. La ¨²nica forma de pararlo ser¨ªa d¨¢ndole diez bananas para comer¡±. El otro colaborador solt¨® una carcajada. Minutos m¨¢s tarde, esta vez s¨ª, fue despedido en directo.