Italia estalla contra los ultras de la Lazio que se mofaron de Ana Frank
Algunos hinchas radicales empapelan la curva del estadio con pegatinas de la ni?a asesinada por el nazismo con la camiseta del Roma, el equipo rival
Unas pegatinas de Ana Frank con la camiseta de la AS Roma, insultos antisemitas en los asientos del fondo sur del Ol¨ªmpico y unas risas a costa del rival. En la miserable rutina dominical del mundo ultra, el asunto podr¨ªa haber terminado como otra an¨¦cdota de la jornada. Nada nuevo en una rivalidad desquiciada durante a?os por los delincuentes que todav¨ªa campan por las gradas del f¨²tbol italiano. Pero no son solo ellos. Unas veces el ni?o imita a un simio cuando un jugador negro toca el bal¨®n y el padre le r¨ªe la gracia. Otras la broma consiste en lanzar pl¨¢tanos o gritarle ¡°jud¨ªo¡± a un seguidor rival. Esta vez, en cambio, Italia no ha mirado hacia otro lado y la ocurrencia de los radicales de la Lazio ha despertado la ira de todo el pa¨ªs. Desde el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, hasta Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo. En la jornada que comenz¨® ayer se ley¨® en todos los estadios de Italia un pasaje del famoso Diario.
El pasado domingo, durante el Lazio-Cagliari, algunos Irreductibles, como se hacen llamar los hooligans del equipo, inundaron la curva sur del Estadio Ol¨ªmpico ¡ªque comparten con la AS Roma¡ª con pegatinas donde pod¨ªa verse la cara de Ana Frank con la camiseta de su odiado rival. ¡°Ana Frank anima a la Roma¡±, rezaba lo que pretend¨ªa ser un insulto. La comunidad jud¨ªa protest¨®, las redes ardieron y la Federaci¨®n de F¨²tbol italiana (FIGC) abri¨® ayer una investigaci¨®n que podr¨ªa costarle muy caro a la Lazio por su reincidencia. Aunque su presidente hiciera todo lo posible para evitarlo ayer portando una corona flores a la sinagoga de Roma y anunciando que cada a?o el club se llevar¨¢ de viaje de unos 200 tifosi a Auschwitz para que conozcan de primera mano aquel horror.
El problema es que los ultras ni siquiera deber¨ªan haber estado en esa curva, que durante los partidos de la Lazio permanece siempre cerrada y donde se colocan normalmente los seguidores radicales de la Roma los fines de semana alternos. Un juez deportivo hab¨ªa decretado dos semanas antes el cierre del fondo norte por los c¨¢nticos racistas proferidos contra dos jugadores negros del Sassuolo -Adjapong y Duncan- el 1 de octubre. Pero la Lazio, en un descomunal alarde de torpeza, decidi¨® abrir la Curva Sur y vender a un euro las entradas durante los dos encuentros de sanci¨®n. El lema de la campa?a era ¡°Combatamos el racismo¡±. El resultado fue ¨²nicamente el traslado de fondo de sus hooligans ¡ªque ayer en un comunicado se reafirmaron en lo que hab¨ªan hecho¡ª,especialmente motivados para dejar la casa de su rival empapelada con las famosas pegatinas.
Pero la imagen de la ni?a, muerta en un campo de exterminio nazi en 1945, con la camiseta romanista incendi¨® las redes. Los principales peri¨®dicos del pa¨ªs lo llevaron a la primera p¨¢gina con duros editoriales. La Repubblica public¨® la misma pegatina repetida una decena de veces con las camisetas de varios equipos de la Serie A bajo el lema: ¡°Ana Frank somos todos¡±. De modo que la pol¨¦mica se filtr¨® por primera vez a la pol¨ªtica y el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, lo defini¨® como ¡°un acto inhumano¡± y ¡°una alarma para el pa¨ªs¡±. Nadie quiso dejar de opinar sobre el tema.
La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, la presidenta de la comunidad jud¨ªa de Roma, Ruth Dureghello, o el presidente del Parlamento Europeo, el italiano Antonio Tajani, lo condenaron sin fisuras. Y Matteo Renzi, secretario general del PD y ex primer ministro, sugiri¨® a los equipos de la Serie A que jueguen el pr¨®ximo domingo con una Estrella de David en el pecho para protestar contra un problema que, en realidad, no es ni mucho menos exclusivo de la Lazio. De hecho, insultos y pegatinas parecidas se ven cada semana en las gradas de su rival y en las de tantos otros equipos italianos.
Pero la Lazio, uno de los clubes con mayor historial de sanciones por racismo ¡ªel saludo fascista en 2008 de su entonces capit¨¢n, Paolo di Canio, dio la vuelta al mundo¡ª pagar¨¢ esta vez el pato. Su presidente, Claudio Lotito, intent¨® apagar el fuego anunciando en la Sinagoga de Roma que jugar¨ªan con la foto de la joven asesinada por el nazismo en la camiseta durante el pr¨®ximo partido.Su director de comunicaci¨®n se esforzaba ayer en desmarcar al club de los energ¨²menos de la curva. ¡°La Lazio es el ¨²nico club que llevaba una l¨ªnea de extrema intolerancia con el racismo. El presidente est¨¢ pagando un precio muy elevado por ello, con amenazas de muerte que le obligan a llevar escolta. Pero hace a?os que no hay incidentes f¨ªsicos en la curva de la Lazio, banderas ofensivas o c¨¢nticos truculentos. Lamentablemente, hay que continuar con una acci¨®n educativa¡±, explica a este peri¨®dico.
La tolerancia cero contra el racismo y la violencia, que empieza a dar frutos en otras ligas europeas, llega con retraso a Italia. El problema, a menudo vinculado a grupos criminales, no es solo de los hinchas del club romano ni se circunscribe ¨²nicamente a este tipo de cuestiones. En algunos estadios, como el de la Juventus, la deriva es todav¨ªa m¨¢s grave y se han demostrado infiltraciones de la 'Ndrangheta en las gradas con el conocimiento del club. La pol¨ªtica y las consignas de ultraderecha son solo la fachada del negocio de la extorsi¨®n y la reventa de entradas. Andrea Agnelli, presidente de la instituci¨®n, y otros tres dirigentes del club han sido suspendidos durante un a?o por permitir que se vendiesen entradas por encima del cupo establecido a hinchas radicales. La investigaci¨®n, adem¨¢s, revel¨® las conexiones de esos seguidores con una de las divisiones de la mafia calabresa en el norte de Italia. El caso Ana Frank, sin embargo, promete ser un punto de inflexi¨®n en la permisividad de Italia respecto a estos fen¨¦mones.
¡°Oigo cada vez m¨¢s fuerte el trueno que nos matar¨¢...¡±
La ocurrencia racista de los ultras de la Lazio del pasado fin de semana ha desencadenado una serie de contramedidas, propuestas por la Federaci¨®n de F¨²tbol italiana, destinadas a concienciar a los aficionados sobre horror del Holocausto y a conocer la historia de Annelies Marie Frank, muerta en el campo de exterminio nazi de Bergen-Belsen en 1945.
En todos los partidos de esta jornada intersemanal (incluido el que se celebr¨® ayer entre el Inter de Mil¨¢n y la Sampdoria y la que se celebra hoy) y la del pr¨®ximo fin de semana, se leer¨¢ un pasaje del Diario de Ann Frank, se guardar¨¢ un minuto de silencio y se distribuir¨¢n copias de Si esto es un hombre, el c¨¦lebre texto de Primo Levi que relata su reclusi¨®n en el campo de exterminio nazi de Auschwitz. Una iniciativa que nunca se hab¨ªa realizado hasta ahora en un campo de f¨²tbol europeo y que se suma a la propuesta del presidente de la Lazio de llevar a 200 de sus hinchas anualmente a visitar Auschwitz.
En el partido de ayer ya pudieron escucharse las ¨²ltimas palabras del Diario de Ana Frank: "Veo c¨®mo todo el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez m¨¢s fuerte el trueno que se avecina y que nos matar¨¢, comparto el dolor de millones de personas, y sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiar¨¢ para bien, que esta crueldad tambi¨¦n acabar¨¢, que la paz y la tranquilidad volver¨¢n a reinar en el orden mundial".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.