Los cadetes brasile?os hacen l¨ªder al Madrid
Los goles del renacido Vinicius y el debutante Rodrygo a¨²pan a la cabeza de LaLiga al equipo de Zidane, plagado de teloneros, vencedor frente a un Osasuna blando en las ¨¢reas
La noche de los cadetes brasile?os encumbr¨® al Real Madrid al liderato de LaLiga. De un partido con Osasuna sin mucho encanto el Real sac¨® el m¨¢ximo provecho. Hizo cumbre en la clasificaci¨®n, se ahorr¨® el desgaste de un pelot¨®n de titulares que tendr¨¢n faena el s¨¢bado en el Metropolitano y, de paso, sell¨® una victoria con la banda sonora de Vinicius y Rodrygo, goleadores de la jornada. Un refuerzo para la pol¨ªtica del club por estas divisas futuras. Un est¨ªmulo para Vinicius en sus tiempos m¨¢s borrosos (no marcaba desde febrero) y un estreno id¨ªlico para Rodrygo.
La explotaci¨®n de un calendario ¨ªmprobo, con los futbolistas en cola en las enfermer¨ªas, disuadi¨® a Zidane y Arrasate. Ambos t¨¦cnicos marcaron el partido desde las alineaciones. Uno no lo vio demasiado complicado; otro no lo vio muy f¨¢cil. El franc¨¦s, con el Atl¨¦tico a la vista, se atrevi¨® con sus teloneros y solo tres centuriones (Ramos, Casemiro y Kroos). El cartel era propicio: en Chamart¨ªn y ante un reci¨¦n ascendido. El entrenador vasco hizo lo mismo. Quiz¨¢ tambi¨¦n amparado por la nombrad¨ªa de su rival y por semejante aventura fuera del fort¨ªn del Sadar. Patricios como Roberto Torres, Chimy ?vila y Aridane se quedaron a la sombra.
Con tanto reservista por el medio, el partido apenas cogi¨® vuelo en el primer acto. Demasiados forasteros juntos, sobre todo en el Madrid. Sin las sociedades habituales, cada cual intentaba enhebrar por su cuenta, de forma nada sinf¨®nica. Algo m¨¢s fluido arranc¨® Osasuna, pero solo entre rancho y rancho, por donde le apadrinaba Fran M¨¦rida, jugador evolucionado. A su garbo juvenil a?ade ahora un ¨¢nimo de corsario. No remataba ni a tiros el cuadro navarro. As¨ª que el debutante Areola no ten¨ªa forma de dejar huella, por lo que recurri¨® a una virguer¨ªa: un bal¨®n por los cielos cazado a una mano por el exportero del PSG.
Si apenas remaba Osasuna, el Madrid, tan chato y envarado, no ten¨ªa gracia. Un bostezo hasta que Ra¨²l Navas meti¨® la pata y oblig¨® a un parad¨®n de su camarada Rub¨¦n. El rechace sorprendi¨® a Jovic, que mand¨® la pelota al tercer anfiteatro. El ariete serbio no ten¨ªa mensajeros. El Madrid silbaba ante la poca munici¨®n visitante ¡ªy la firmeza de Milit?o¡ª y las tiritonas de algunos de sus zagueros, con Estupi?¨¢n a la cabeza.
La gente del Bernab¨¦u comenz¨® a incomodarse ante el tedio. El primer pagano: Vinicius. Desde el regreso de Zidane, el chico ha perdido vivacidad. Aquel extremo regateador y punzante ¡ªcasi mesi¨¢nico en la zozobra del curso anterior¡ª era hoy un jugador confuso, obcecado. As¨ª era hasta que pasada la media hora el f¨²tbol le hizo un gui?o. El brasile?o caz¨® un remate combado desde el ¨¢ngulo izquierdo del ataque blanco, Ra¨²l Navas meti¨® la puntera y el bal¨®n sobrevol¨® a Rub¨¦n. Vinicius rompi¨® a llorar. Una rehabilitaci¨®n instant¨¢nea por la v¨ªa que m¨¢s le ha penalizado desde su irrupci¨®n en el Real: el gol, con el que no flirtea.
Osasuna not¨® la sacudida de Vinicius. El duelo se le encapot¨® durante un tramo. El tanto dio otra vidilla al Madrid. Lucas y Vinicius advirtieron los enredos de Estupi?¨¢n, y Valverde, tan silencioso en todo, incluso para lo bueno, dio un paso al frente. Lo not¨® el equipo de Zidane, por fin con la percha de un centrocampista.
Osasuna no dio con la r¨¦plica, ni siquiera cuando Arrasate ech¨® el lazo de Roberto Torres y ?vila. Para entonces, el Madrid ya ten¨ªa horizontes para correr. Ya no sent¨ªa a un rival tan selv¨¢tico. Lucas, tras un robo, cit¨® a Jovic con el gol, un pulso con Rub¨¦n ganado por el balc¨¢nico. El VAR lo invalid¨® por fuera de juego. Como mucho un dedo gordo de Jovic.
Con el partido a campo abierto, Zidane puso en el escaparate por primera vez a Rodrygo en un simb¨®lico cambio con Vinicius, dos apuestas del club por la juvenil veta brasile?a. Ni en el mejor de sus mejores sue?os. Rodrygo hizo bingo en la primera pelota que toc¨® como madridista adulto. Enfil¨® en carrera a un adversario, le anud¨® la cintura y estamp¨® el bal¨®n en la red. Vinicius y Rodrygo, Rodrygo y Vinicius. Ahora habr¨¢ que medir si solo fue un d¨ªa de cometas fugaces.
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