Mads Pedersen se lleva el arco¨ªris de la nueva prole
El dan¨¦s, de 23 a?os, reemplaza a Valverde, que se retir¨®, como campe¨®n del mundo tras seis horas y media de carrera bajo una lluvia incesante
La fortaleza mental es el secreto de Mads Pedersen, el fen¨®meno dan¨¦s de 23 a?os, que le regal¨® a su pa¨ªs el primer maillot arco¨ªris de su historia como campe¨®n del mundo. Hacen falta unas piernas poderosas y una mentalidad de hierro para sobreponerse a los elementos; a seis horas y media de lluvia incesante, al fr¨ªo y la tentaci¨®n de bajarse de la bicicleta, e incluso de abandonar el ciclismo despu¨¦s de un d¨ªa as¨ª, en el que s¨®lo acabaron 46 ciclistas de 197 participantes.
Pero mientras los dem¨¢s claudicaron, Pedersen no lo hizo. Fortaleza mental. No en vano las carreras que m¨¢s le gustan son la Par¨ªs-Roubaix y el Tour de Flandes, donde la voluntad se afloja mientras la bicicleta se bambolea y vibra sobre los adoquines. ¡°Hay que estar muy fuerte para eso¡±, dijo, otro de los componentes de la ilustre generaci¨®n de ciclistas j¨®venes que empiezan a desplazar a los veteranos.
Todo se desencaden¨® unos minutos antes, cuando a Mathieu Van der Poel, el nieto de Raymond Poulidor, que consigui¨® tres medallas de bronce en los mundiales de los a?os sesenta del siglo pasado, se le vino el cielo encima y se le cay¨® el sistema operativo, y a Davide Cassani, el seleccionador italiano, se le abri¨® un abanico de posibilidades. La defecci¨®n del holand¨¦s fue brutal. Formaba parte del grupo de hierro que se iba a disputar el jersey arco¨ªris. Medio kil¨®metro antes hab¨ªa escuchado el agradable sonido de la campana que anunciaba que a aquel recorrido infernal apenas le quedaba una vuelta m¨¢s. Y Van del Poel estaba en todas las quinielas. Pero de repente se desenchuf¨®. Sin que nadie atacara, se qued¨® sin fuerzas a 12 kil¨®metros de la llegada. Un metro, dos, un centenar, subiendo pi?ones, bajando plato para suavizar el pedaleo, pero ya no hab¨ªa esperanza. Le adelant¨® el pelot¨®n que llegaba por detr¨¢s. Se acab¨®. Perdi¨® once minutos en doce kil¨®metros.
Y entonces suspir¨® Italia, con dos ciclistas en el grupo de cuatro: Moscon y Trentin. Dos balas en la rec¨¢mara, junto al suizo Kung y el dan¨¦s Pedersen, cuatro titanes en el ¨²ltimo esfuerzo. Pero en Oaks Bates, la ¨²ltima tachuela, desfalleci¨® tambi¨¦n Moscon, que perdi¨® unos metros definitivos. Mateo Trentin se quedaba solo, sin alternativa, y aunque supiera que ten¨ªa la medalla asegurada, se puso nervioso en los ¨²ltimos metros. Sufr¨ªa por la responsabilidad y los calambres. Lanz¨® el esprint, que en otras condiciones se hubiera podido calificar como seco, aunque bajo la lluvia sonara a burla, demasiado pronto. Le fallaron las fuerzas y le adelant¨® Pedersen. El suizo Kung ya sab¨ªa que el bronce era un premio para ¨¦l y ni siquiera disput¨® las otras dos medallas.
No fue el d¨ªa de Valverde, que vio desde el hotel c¨®mo Pedersen recib¨ªa el maillot que ¨¦l llev¨® durante un a?o, pero en realidad no era el d¨ªa de nadie, ni de los aficionados que aguantaban a pie firme bajo la lluvia, que a veces era menos intensa, por ser optimistas, pero que todo el d¨ªa golpe¨® machacona al pelot¨®n en su infierno particular por las carreteras de Yorkshire, que no llegaron a adentrarse por el parque natural del condado para evitar males mayores.
Una tortura
Se sacud¨ªan las mangas los ciclistas, convertidas en esponjas, como en un exorcismo, para quitarse el agua de encima; algunos se desembarazaban de los botines; todos sufr¨ªan en el ej¨¦rcito negro, ¨Cel color de los chubasqueros¨C, que circulaba sin poder evitar el remoj¨®n y la tortura durante casi seis horas y media que parecieron seis semanas.
Para cuando Valverde decidi¨® que no merec¨ªa la pena seguir, el pelot¨®n ya hab¨ªa perdido a m¨¢s de medio centenar de ciclistas, entre ellos a algunos ilustres. A Gilbert, que sufri¨® una ca¨ªda en Pairlament Street, ya dentro del circuito, antes del primer paso por meta. Ten¨ªa esperanzas y las perdi¨® de golpe. Le acompa?¨® en la desgracia el prometedor Evenepoel, que acudi¨® en su ayuda. Se quedaron los dos descolgados y doloridos. Roglic, que hab¨ªa tenido el valor, o la inconsciente osad¨ªa de meterse en la primera escapada, junto a Carapaz y Quintana, ¨Ctres ganadores de grandes vueltas¨C, tambi¨¦n se escap¨® al box de su equipo en cuanto encontr¨® un hueco en las vallas, agotado y helado. En Espa?a hab¨ªa sido Garc¨ªa Cortina el primer damnificado, con problemas estomacales. Luego Valverde, y tras ¨¦l un rosario de ciclistas sin esperanza, con el objetivo desenfocado.
En la selecci¨®n espa?ola s¨®lo los hermanos Izagirre dieron la cara cuando vieron que nada m¨¢s ten¨ªan que hacer. Ion intent¨® enlazar en los ¨²ltimos kil¨®metros con los escapados que se iban a disputar las medallas, pero finalmente el hilo se rompi¨® y se resign¨® a mantenerse en el pelot¨®n. Acab¨® decimosexto. Su hermano Gorka fue noveno. En un d¨ªa trist¨®n, Harrogate coron¨® a un nuevo campe¨®n del mundo, Mads Pedersen, otro ejemplo de la nueva generaci¨®n de ciclistas que vienen, y que en 2019 han eclosionado en el pelot¨®n.
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