Dos mundos en Guadalajara
La venezolana Yulimar Rojas, la mejor triplista del mundo, y Ana Peleteiro, campeona espa?ola, trabajan con Pedroso para hacer su mejor salto en Doha
Iv¨¢n Pedroso es muy callado, y cuando se le pregunta que por qu¨¦ no habla, que por qu¨¦ es tan callado, responde precisando, ¡°no soy callado, soy reservado¡±. Y no puede evitar torcer el gesto cuando escucha, ah¨ª al lado, a Yulimar Rojas convertida en un torrente de palabras incesante, incansable. ¡°Tendremos que trabajar esto un poco tambi¨¦n¡±, dice Pedroso, que no aprecia que en v¨ªsperas de un Mundial, su pupila, la perla venezolana del triple salto mundial, se sienta tan optimista y dicharachera, y hable de ganar y ganar y de todos sus sue?os en alto, como si ya estuvieran ah¨ª, f¨¢ciles. Pese a gestos y muecas, Pedroso entiende que la exuberancia es hija de la buena forma, que a un atleta que entra en estado de gracia no tiene sentido contradecirle. Mejor as¨ª, de todas maneras, que el a?o pasado, cuando Rojas hablaba menos, no re¨ªa ni bailaba, y apenas saltaba.
Han terminado ya las fiestas de Guadalajara, en las que tanto disfrut¨® Rojas, ganando peluches y bailando salsa y a Juan Luis Guerra, siempre bailando, en las casetas, y el grupo de saltadores que entrena Pedroso ha podido volver a sus lugares habituales y, mientras un trabajador con un ruidoso tractor, esparce semilla nueva sobre el c¨¦sped destrozado del estadio despu¨¦s de los d¨ªas de conciertos, la triplista instala en una banda y da volumen m¨¢ximo altavoz JBL (bluetooth al tel¨¦fono) que imita los radiocasetes gigantes callejeros, el Bronx, con su mango, y al hombro por los parques.
La fiesta vuelve al estadio. Suena a tope el reguet¨®n de J. Balvin que ensordece a Iv¨¢n y hace que las caderas de Yulimar, inquieta, se disparen, y r¨ªtmicas, flexibles como juncos, y tan finas, en los descansos entre ejercicio y ejercicio de transferencia de fuerza, pruebas de step sobre una plancha. ¡°Necesito m¨²sica para entrenarme¡±, dice Rojas, alt¨ªsima, piernas largu¨ªsimas, 23 a?os, mejor marca mundial del a?o de triple salto (15,41m) desde un concurso hace unas semanas en And¨²jar (Ja¨¦n), segunda marca de la historia, a nueve cent¨ªmetros del r¨¦cord mundial de la ucrania Inessa Kravets (15,50m, 1995). ¡°Busqu¨¦ mucho tiempo un altavoz as¨ª de grande por Espa?a pero al final lo traje de Miami¡±, y pronuncia mayami la gran favorita de triple del Mundial que ma?ana (15.40) comienza con la calificaci¨®n.?
Son las dos de la tarde. Ana Peleteiro, que se entrena tambi¨¦n con Pedroso, no ha aparecido por la pista. ¡°Se entrena por la tarde, el horario de Doha¡±, dice Pedroso, el reservado. ¡°Pero no quiero que hable con la prensa. Tiene que concentrarse en lo que tiene delante. No quiero que se disperse. Quiero que solo piense en su trabajo. No le vendr¨ªa bien ahora que le llegaran periodistas habl¨¢ndole de r¨¦cords y medallas, carg¨¢ndola de presi¨®n. No me gusta que distraigan a mis atletas¡±.?
Peleteiro, de 23 a?os, es la gran estrella del atletismo espa?ol, una bestia de la competici¨®n, el modelo que le gusta a Pedroso, uno que diferencia a los atletas seg¨²n su ¡°hambre¡±, su deseo de ganar, y ha afilado a¨²n m¨¢s el instinto depredador de la gallega. A la plusmarquista espa?ola de la especialidad le distingue una caracter¨ªstica ¨²nica: ha conseguido todas sus mejores marcas en competiciones, nunca en m¨ªtines. Y no ha fallado en ninguna de sus ¨²ltimas grandes citas. Lo ha hecho antes de Pedroso, en 2012, cuando gan¨® el Mundial juvenil (14,17m), y despu¨¦s de que empezara a entrenar con el cubano, cuando despu¨¦s del purgatorio de la adolescencia resucit¨® para el atletismo en el Mundial de Londres 2017 (termin¨® s¨¦ptima con 14,23m), y sigui¨® con el bronce en el Mundial indoor de Birmingham 18 (14,40m), el nacional de Getafe (14,55m) hasta alcanzar su tope, por ahora, con el oro en el Europeo en pista cubierta de Glasgow, en marzo pasado, en el que, por fin, bati¨® el r¨¦cord de Espa?a (14,73m).
Estando en Doha, Peleteiro ha hablado el m¨ªnimo necesario. Seria, muy fuerte, muy musculada, ausentes ya de su rostro las se?ales de la adolescencia, los mofletillos, hasta la sonrisa. La seriedad de la madurez. Quiz¨¢s el cansancio. ¡°Se me ha hecho muy larga la temporada, ya estamos en octubre¡±, dijo la gallega al llegar a Doha la atleta, a quien le afect¨® tremendamente el fallecimiento de su abuela en junio pasado. ¡°Desde hace un mes arrastro molestias en el isquio, pero no estamos seguros de que sea f¨ªsico, quiz¨¢s sea nervioso o, quiz¨¢s, se?ales de acumulaci¨®n de trabajo, de que llevo tres a?os muy duros de entrenamientos y competiciones¡±.
Cuando termina sus ¨²ltimos ejercicios en Guadalajara, Yulimar deja de bailar y empieza a hablar, y empieza hablando de Pedroso, con quien, dice, ¡°la qu¨ªmica y la f¨ªsica son perfectas¡±. ¡°Tengo que ganar este Mundial, si no, Iv¨¢n me mirar¨¢ mal porque he roto su racha invicta [como atleta, entre 1993 y 2001, el campe¨®n ol¨ªmpico de longitud en Sidney 2000, gan¨® nueve Mundiales entre aire libre y pista cubierta], y, claro, no me podr¨ªa confirmar con este, que ser¨ªa mi cuarto Mundial, sino que deber¨ªa seguir hasta superarle. Y mi otro sue?o no es batir el r¨¦cord del mundo, sino ser la primera de la historia que pase de los 16 metros, que me dice Iv¨¢n que valgo. As¨ª que ¨¦l va a tener que seguir puliendo este diamante¡±.
Pedroso lo oye y tuerce el gesto otra vez. ¡°Yo le he dicho que mire sus n¨²meros en las tres partes del salto [hop, step, jump] y sume. La clave es el segundo, el paso, que tiene que ser muy largo pero no tanto que frene en exceso la velocidad de batida para el tercero, en el que es capaz de llegar a seis metros. Se trata de buscar siempre el equilibrio¡±, explica. ¡°El a?o pasado, por sus diferentes problemas, no pudimos trabajarlo, y a¨²n nos queda afinar bastante. Ser¨¢ la tarea de cara a los Juegos de Tokio¡±.
Rojas es una aparici¨®n tan feliz, tan aparentemente despreocupada, infantil, que cuesta trabajo imaginarla entronizada como mejor atleta del mundo en Doha, la reina de los Mundiales que podr¨ªa ser si batiera el r¨¦cord de Kravets. Es un pensamiento que da v¨¦rtigo.
¡°?V¨¦rtigo?¡±, pregunta Pedroso, que no entiende la preocupaci¨®n. ¡°Si es para eso para lo que trabajamos. ?C¨®mo nos va a dar miedo llegar?¡±
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