El primer gol de Iago Aspas en el campeonato castiga a un Athletic chato
El Celta sufre para encontrar la profundidad en un partido bajo su control, pero en el que tarda en concretar su dominio ante un rival que apenas suma un punto de los ¨²ltimos nueve en liza
Miraba para la clasificaci¨®n y se ve¨ªa en descenso el Celta, apurado porque no llevaba hora y cuarto ante la puerta y no encontraba la llave, gustoso en el manejo de la pelota, m¨¢s que aseado, solvente para superar la presi¨®n del rival, pero tambi¨¦n carente de profundidad. Sin pegada, el Celta sufre. Lleg¨® a su partido contra el Athletic no s¨®lo en la zona roja de la tabla sino en el farolillo rojo en el escalaf¨®n de remates de las cinco grandes ligas europeas. Pecado para un equipo que suele tener m¨¢s tiempo que sus rivales el bal¨®n en los pies. Pero marc¨® Iago Aspas, se estren¨® en la Liga, mostr¨® orgulloso a la grada la cruz de Santiago que lleva en el pecho antes de que se le encogiese porque el linier hab¨ªa levantado el bander¨ªn. Lo arregl¨® el videoarbitraje. As¨ª que el Celta festej¨® el gol del triunfo dos veces. No merec¨ªa menos ni la ocasi¨®n ni la necesidad.
La derrota (1-0) le duele al Athletic, que tras ponerse l¨ªder en la quinta jornada apenas sum¨® un punto de los nueve por los que compiti¨® durante la ¨²ltima semana. El carrusel futbolero se detiene ante los n¨²meros: aquel exuberante equipo de hace quince d¨ªas est¨¢ hoy tan s¨®lo tres puntos por encima del rival que no acaba de arrancar. Ese es el Celta, que tiene varios problemas por resolver. El de la verticalidad se evidenci¨® en el que se movi¨®, un partido m¨¢s, como si atacase una defensa de balonmano. Va y viene el Celta, busca y no encuentra porque tampoco logra hacerlo desde la amplitud. Junta pases, trazan magn¨ªficas paredes y combinaciones los dotados centrocampistas celestes, anuncian fuegos artificiales, pero todo queda en bombas de palenque.
La fiesta tard¨® en desatarse en Bala¨ªdos y bien pudo llegar antes del primer minuto cuando Denis Su¨¢rez sac¨® un centro que Aspas remat¨® cerca del palo. El Athletic amag¨® con revolverse y obligar a su rival a cuidar las espaldas. Queda la duda de que hubiera conseguido si hubiese porfiado en esa labor. Pero tampoco asust¨® el equipo de Garitano, f¨¦rreo, pero sin chicha, flaco de imaginaci¨®n.
Se cerr¨® por dentro el Athletic y por ah¨ª le pareci¨® suficiente para madurar el partido y quien sabe si llamar a la audacia en la recta final. Apenas alg¨²n amago de Muniain o un par de asomos de Ra¨²l Garc¨ªa, un remate de Sancet ya mediada la segunda parte y muy poquito de Williams. Le movieron el bal¨®n y lo movieron al Athletic, al que le falt¨® aliento y seguramente talento para imponerse. Pero con tres cuartos de partido cumplidos ten¨ªa al Celta a tiro, desesperados como estaban los vigueses por su car¨¢cter romo, por tanta pintura que no cuajaba. Y cundi¨® el sopor en Bala¨ªdos porque el partido empez¨® a invitar a la siesta.
Hasta que lleg¨® el gol que todo lo cambia. La delgada l¨ªnea entre el fracaso y el triunfo, aquello que cambia, o al menos matiza, las valoraciones. Nada es previsible en el f¨²tbol y menos que el Celta, tan chato en el juego a¨¦reo fuese a tocar dos veces de cabeza un saque de esquina en el ¨¢rea de una defensa como la del Athletic. Prolong¨® Santi Mina y remat¨® Iago Aspas, que se lanz¨® a por aquel bal¨®n como si fuese el ¨²ltimo de su vida. El VAR lo rubric¨®. I?aki Williams, un delantero, se hab¨ªa quedado enganchado y su tal¨®n validada la posici¨®n del genio de Moa?a.
Con poco m¨¢s de un cuarto de hora por jugar no hubo apenas respuesta del Athletic. No tembl¨® el Celta atr¨¢s, lo que no deja de ser tambi¨¦n una buena noticia para un equipo que necesitaba afianzarse en la faceta defensiva. Se fue sin encajar gol, con los tres puntos y la sensaci¨®n de que ha ganado tiempo mientras encuentra como resolver cuestiones que no debe dejar sin responder.
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