La Real Sociedad remonta y goza ante un Betis apagado
El equipo de Imanol Alguacil se enmienda tras su derrota en casa la jornada anterior y se eleva hasta la cuarta plaza de la clasificaci¨®n mientras los verdiblancos caen al descenso
En una Liga en la que los grandes sufren antes incluso de que las exigencias medren en el resto de competiciones llega la Real Sociedad para aportar salsilla. Lo hace con el condimento del buen f¨²tbol y el acostumbrado y contundente men¨² del Cant¨¢brico. Lejos de los debates y el relumbr¨®n, Imanol Alguacil, un t¨¦cnico de la casa con ¨²nica experiencia intramuros ha tejido un equipo con alma que juega, y mucho, al f¨²tbol. La Real es una gozada. Es variada, divertida, repleta de registros y sobre todo de descaro y juventud. No parece que est¨¦ en el l¨ªmite y est¨¢ muy arriba, cuarta en la tabla. Ah¨ª llega tras enmendar su ¨²ltimo tropiezo en casa contra el Getafe y remontarle (3-1) un gol tempranero al Betis, que busca y no encuentra. No hace tanto el equipo ten¨ªa un plan, pero la grada no empatizaba con el entrenador. Ahora o no hay planos o no los interpretan bien porque el equipo apenas suma dos triunfos en nueve jornadas y, sobre todo, fuera de casa no carbura y ya est¨¢ en puestos de descenso, con peor diferencia de goles que el Celta.
Y eso que entr¨® de pie el Betis en el partido, codicioso en la presi¨®n y acertado en un dos contra dos en el que Joaqu¨ªn y Barrag¨¢n encontraron oro en la banda derecha. El lateral entr¨® hasta la cocina y all¨ª le ech¨® pimienta al guiso que preparaba la Real, un centro al coraz¨®n del ¨¢rea que remat¨® Loren a la red. El linier levant¨® el bander¨ªn, pero el cartab¨®n tecnol¨®gico le dio validez al gol.
Si alguien vio entonces a la Real en la lona debi¨® de ser un r¨¢pido golpe de vista. Sac¨® de centro y sigui¨® a lo suyo, a juntar pases y a propiciar pasos atr¨¢s del rival, que vir¨® a perseguidor. Todo ese traj¨ªn lo desarroll¨® el equipo donostiarra bajo una incesante lluvia que ti?¨® de ¨¦pica el esfuerzo. Nada que le importunase, por otra parte. Odeegard tom¨® la batuta, se junt¨® con su mejor socio, Oyarzabal. Zald¨²a y Monreal le dieron al equipo amplitud y profundidad por los flancos. Merino capitane¨® las operaciones desde la medular como escoba que recog¨ªa los restos de la presi¨®n. El Betis se desti?¨®. 24 minutos despu¨¦s de cantar gol ya estaba perdiendo. Se emboc¨® primero un gol en propia puerta, firmado por Javi Garc¨ªa, tras un barullo en el ¨¢rea que alert¨® de cierta falta de contundencia que luego se concret¨® en otras acciones decisivas. La Real sac¨® el colmillo. La celebraci¨®n de sus goles advierte sobre el pelaje de un equipo que se relaciona con los partidos desde la pasi¨®n, atento a detalles como lo estuvo Oyarzabal para convertir un inocuo saque de banda en un mano a mano de Portu contra el meta Joel.
Marc¨® Willian Jos¨¦ antes del descanso y lo hizo Portu tras el receso. Lo hicieron con golpeos rotundos ante un p¨²blico enardecido, tantos a?os alejado del c¨¦sped. Ahora Anoeta es una bombonera, nunca ser¨¢ Atocha porque tampoco 2019 es 1980, pero interviene en el partido, se acopla al ritmo alto del equipo. El Betis no pudo con tanto ardor y luci¨® durante tantos minutos tan apagado que hasta pareci¨® ajeno a lo que all¨ª suced¨ªa. Hasta la recta final del partido se dej¨® ver de manera epis¨®dica, nunca desde el talento colectivo, s¨ª desde el individual, como en un centro de Joaqu¨ªn que se envenen¨® al larguero. O el arre¨®n de Tello que volvi¨® a mandar la pelota al travesa?o en una doble carambola en la que el bal¨®n entre media bot¨® en la l¨ªnea.
No le sobraba mucho a la Real, que si bajaba revoluciones entendi¨® que se pod¨ªa ver en problemas. El Betis se revolvi¨® cuando las piernas pesaban a unos y otros. Se aboc¨® al ida y vuelta para encontrar una reparaci¨®n. La Real se defendi¨® con la pelota en los pies, o sea, con grandeza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.