Ashleigh Barty: el gran cheque, para una mujer
La australiana, de 23 a?os, conquista el Masters femenino e ingresa 3,9 millones de euros, el premio m¨¢s elevado de la historia del tenis, despu¨¦s de d¨¦cadas de lucha y reivindicaciones de las jugadoras


Su nombre es Ashleigh Barty. Es australiana, tiene 23 a?os y juega al tenis como los ¨¢ngeles, muy alejada de la tendencia fision¨®mica y de juego que preside el circuito femenino en los ¨²ltimos a?os, en los que han ido imponi¨¦ndose las pegadoras de m¨¢s de 180 cent¨ªmetros. Ella alcanza el 1,66, pero probablemente sea m¨¢s inteligente que ninguna en la pista. Su capacidad para interpretar cada punto y situaci¨®n es asombrosa. Este a?o ha sido el de su eclosi¨®n. Gan¨® su primer grande, en Roland Garros, y ya se desempe?a como la n¨²mero uno del mundo. Es una jugadora fant¨¢stica, con un largo recorrido por delante, pero m¨¢s all¨¢ del mundillo de la raqueta apenas se le conoce. Sin embargo, Barty es el presente y tal vez sea el futuro. Y desde este domingo, tiene 4,4 millones de d¨®lares (3,9 de euros) m¨¢s en su cuenta bancaria.
Una cifra que va mucho m¨¢s all¨¢ de la cifra. Barty, nacida en la costa este australiana, Ipswich, venci¨® a la ucraniana Elina Svitolina (6-4 y 6-3) en la final de la Copa de Maestras disputada en Shenzhen (China) y se adjudic¨® el cheque m¨¢s elevado de la historia de su deporte. Nunca antes un tenista, ni hombre ni mujer, se hab¨ªa embolsado un premio de tanta magnitud. Subraya el hecho una larga lucha que viene de lejos y que remite a pioneras como la estadounidense Billie Jean King, icono feminista en el circuito, la mujer que encabez¨® el levantamiento de las jugadoras en 1970, cuando se profesionaliz¨® el tenis.
Entonces, el promotor Jack Kramer propuls¨® los Pacific-Southwest Championship en California, proponiendo una bolsa econ¨®mica de 12.500 d¨®lares para los hombres y 1.500 para las mujeres. Nueve jugadoras, con Gladys Heldman y ella al frente, y bajo el riesgo de no poder competir en los Grand Slams, replicaron con la organizaci¨®n del Virginia Slims Invitational, donde jugar¨ªan por la simb¨®lica cantidad de un d¨®lar. Ah¨ª naci¨® la resistencia. Despu¨¦s vino la expulsi¨®n de ambas y la firme disidencia; tambi¨¦n La Batalla de los sexos ¨Cla hist¨®rica exhibici¨®n entre King y el campe¨®n retirado Bobby Briggs, de 55 a?os, llevada al cine hace dos a?os¨C y luego a?os y a?os de reivindicaciones para lograr la igualdad salarial.
En 2007 se produjo otro punto de giro en la lucha. Ese a?o Wimbledon, el grande brit¨¢nico y seguramente el torneo con mayor proyecci¨®n internacional, decidi¨® equiparar la recompensa para hombres y mujeres despu¨¦s de a?os de reticencias y negativas. Sigui¨® as¨ª la estela de los otros tres Grand Slams. Este a?o, el Open de Australia concedi¨® 3,6 millones de euros al ganador masculino y otros tantos a la femenina; Roland Garros premi¨® con 2,3 a ambos; Wimbledon fij¨® el bot¨ªn en 2,6; y el US Open de Nueva York en 3,4 millones.
¡°Estoy haciendo muchas compras on line en Shenzhen¡±, bromeaba Barty durante la ceremonia, en la que la australiana ¨Cla primera jugadora de su nacionalidad que gana el Masters desde que lo hiciera Evonne Goolagong, en 1976¨C tambi¨¦n hizo un gui?o en clave animalista. ¡°Hoy es un d¨ªa muy especial para la RSPCA [Sociedad Real para la Prevenci¨®n de la Crueldad con los Animales]. He hecho algunas compras porque s¨¦ que necesitan cosas para los perros y gatos, y todo lo que hay en el refugio¡±, expuso Barty, que compet¨ªa por primera vez en la cita maestra y suma siete trofeos en su carrera, cuatro este a?o: Miami, Birmingham, Roland Garros y el Masters.
Lo hizo Barty, sin perfil medi¨¢tico y con una rocambolesca historia a sus espaldas, puesto que hace solo cinco a?os estuvo muy cerca de renunciar a la raqueta y apostar por el cr¨ªquet. Hace dos no figuraba ni entre las 200 mejores del circuito y este curso comenz¨® en el 15? pelda?o del ranking, cerr¨¢ndolo en la cima. Ahora, su foto en Shenzhen expresa la paridad actual en el tenis, uno de los deportes en los que la brecha entre hombres y mujeres es menor. El gordo no es para Roger Federer ni Rafael Nadal, sino para ella.
Va por Heldman, por King. Y por tantas otras hero¨ªnas.
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