Garuba y Aloc¨¦n derriban la puerta
A veces puede ser m¨¢s f¨¢cil llegar al primer equipo que permanecer mucho tiempo en la ¨¦lite de la especialidad
"?Saca a los j¨®venes de una vez!¡±. Era el incesante grito de un abonado del Estudiantes de esos de toda la vida. Los j¨®venes iban cambiando, y el grito en el viejo Palacio de Deportes no dejaba de o¨ªrse. Renovarse o morir ¡ªdicen¡ª, algo que al deporte y al deportista profesional no necesita que se lo expliquen demasiado. Pero esos j¨®venes, tan atractivos siempre para el gran p¨²blico, tampoco deber¨ªan desatender otra cosa cr¨ªtica en los inicios de sus carreras; a veces puede ser m¨¢s f¨¢cil llegar al primer equipo que permanecer mucho tiempo en la ¨¦lite de la especialidad.
Sirva este pre¨¢mbulo para centrarnos en algunas joyas de la corona de nuestro baloncesto del futuro. La irrupci¨®n de Usman Garuba (Madrid, 2002) y de Carlos Aloc¨¦n (Zaragoza, 2000) no ha necesitado de ning¨²n aficionado grit¨®n presionando desde la grada; sus entrenadores les est¨¢n dando minutos, y ellos est¨¢n respondiendo. Pablo Laso tiene problemas en su rotaci¨®n de hombres interiores en este inicio de temporada (Felipe Reyes y Salah Mejri est¨¢n lesionados y Thompkins sigue fuera de forma), y la opci¨®n de Garuba le parece un buen remedio; ¡°qu¨¦ voy a decir yo; sus estad¨ªsticas dicen que ha jugado de cojones¡±, manifest¨® tras la victoria del viernes pasado frente al Alba Berl¨ªn. En Aloc¨¦n tiene Porfi Fisac a su base titular en cinco de los siete partidos que ha disputado Casademont Zaragoza en ACB hasta el momento, con un solo encuentro perdido en lo que va de temporada, y todav¨ªa invictos en la llamada Champions Fiba.
Las incipientes biograf¨ªas deportivas de Garuba y Aloc¨¦n nos permiten, una vez m¨¢s, pregonar desde este humilde rinc¨®n las virtudes del pa¨ªs que nos acoge a todos. Resulta que los padres de Usman llegaron a Espa?a desde Nigeria a finales de los noventa, buscando lo mejor para su familia. Carlos, sin embargo, es hijo de Alberto Aloc¨¦n, jugador profesional en los ochenta. Sus diferentes historias, por tanto, representan lo mejor de la epigen¨¦tica en el deporte; la posibilidad de que en el ambiente adecuado se expresen unas condiciones naturales privilegiadas.
Centr¨¢ndonos en las virtudes de ambos dentro de la pista, nos damos cuenta de c¨®mo pinta el baloncesto del futuro. Un juego que eliminar¨¢ de su pizarra las posiciones fijas. Ya apenas se juega de base, alero o p¨ªvot. A nivel profesional ser¨¢n aquellos jugadores m¨¢s dotados f¨ªsica y mentalmente los que reciban una primera oportunidad, con la condici¨®n m¨ªnima del metro noventa, y alg¨²n Campazzo suelto, como un bello lince ib¨¦rico siempre a punto de ser atropellado en la autopista.
Defin¨ªa Ortega y Gasset la juventud como el momento en el que empiezas a ver la cara de las cosas. Los padres, los entrenadores y el pa¨ªs han dado un primer gran impulso a su carrera. Pero le garantizo que, como sigan tirando durante mucho tiempo 10 triples y metiendo apenas tres (Carlos); o anotando menos de cuatro de cada 10 tiros libres (Usman), ya pueden ser altos, r¨¢pidos, espa?oles y listos que pocos entrenadores profesionales tendr¨¢n eso que dice Laso para mantenerlos m¨¢s tiempo en la cancha que en el banquillo. Una vez obtenida la venia del aficionado medio, les toca pedir urgentemente las llaves del pabell¨®n. La juventud puede ser tambi¨¦n un problema que se acabe solucionando con mucho entrenamiento.
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