La ingeniera de aviones que vuela lejos en el f¨²tbol
La mundialista Celia Jim¨¦nez, primera espa?ola en jugar en Australia aprovechando su par¨®n en la liga de EE UU, debuta con un gol, elegido el mejor de la jornada, y entra en el once ideal


¡°A veces me pregunto por qu¨¦ no puedo dejar de pensar. Pero luego digo: no. Toda la vida he estado volcada en estudiar, viajar y jugar al f¨²tbol, nunca hab¨ªa tenido la oportunidad de pararme a pensar, a contemplar las cosas, y me he dado cuenta de que una de mis pasiones es aprender¡±. Por los m¨¢rgenes del discurso siempre pol¨ªtico y diplom¨¢tico de Celia Jim¨¦nez (Alcaudete, Ja¨¦n, 24 a?os) se escapa alguna reflexi¨®n diferente, con la intensidad propia de una joven que avanza y descubre; lo normal, en cualquier caso, en una jugadora con un curr¨ªculum muy dif¨ªcil de ver en un vestuario, ya sea femenino o masculino. Es ingeniera aeron¨¢utica ¨C¡°no paran de preguntarme c¨®mo vuela un avi¨®n¡±, se r¨ªe-, le gustan los libros de psicolog¨ªa aplicada y acaba de empezar un m¨¢ster online en business y administraci¨®n. ¡°Durante el Mundial, en la selecci¨®n, siempre est¨¢bamos analizando con Andrea Falc¨®n y Mariana [Caldentey] las personalidades de la gente, c¨®mo somos y las tendencias de cada uno¡±, explica sin dar m¨¢s detalles, siempre correcta.
Con las botas puestas tambi¨¦n tiene una hoja de servicios singular. Fue la primera espa?ola en ser elegida en el draft de la liga estadounidense, en 2018; y ahora se ha convertido en la primera espa?ola en disputar el torneo australiano, con el Perth Glory. Deb¨ªa haber empezado hace tres semanas, pero problemas con el visado retrasaron su entrada en el pa¨ªs debido a la rigurosa normativa. Se refugi¨® en su pueblo, entrenando, hasta que tuvo los papeles en regla para viajar a las ant¨ªpodas.
Lleg¨® hace diez d¨ªas y se estren¨® a lo grande este pasado fin de semana: con un gol, elegido el mejor de la jornada, y en el once ideal pese a ser alineada como centrocampista por la izquierda aunque ella se suele desenvolver m¨¢s por la derecha. El inmejorable debut no evit¨®, no obstante, la derrota de su equipo contra el Newcastle Jets (1-2).
Terminado el curso en EE UU, donde juega en el mismo conjunto (Seattle Reign) que la ¡°inconformista¡± Megan Rapinoe, la ¨²ltima ganadora del Bal¨®n de Oro y l¨¢tigo de Donald Trump por su defensa de las minor¨ªas, Celia Jim¨¦nez decidi¨® que no era el momento de descansar, sino de seguir jugando al f¨²tbol. ¡°La liga australiana se disputa entre noviembre y febrero, justo cuando se detiene la americana. Est¨¢ preparada para que se puedan enlazar las dos, con pocos equipos (ocho). La mayor¨ªa de las futbolistas de Estados Unidos quieren ir all¨ª, pero hay un cupo limitado de extranjeras, as¨ª que es bastante complicado conseguir uno, casi un premio. A m¨ª me contactaron un poco antes de los playoffs y no pod¨ªa dejar pasar la oportunidad¡±, contaba antes de viajar a Ocean¨ªa.
Esta temporada pasada fue su primera como profesional, un estatus que ya no quiere abandonar. ¡°Me ha permitido cuidar m¨¢s los horarios de dormir y la dieta. La de Australia tambi¨¦n es una liga profesional, con un salario m¨ªnimo [que prefiere no detallar] y el nivel es bastante alto¡±, se?ala la mundialista en 2015 y 2019 (no ha vuelto a la selecci¨®n desde la Copa del Mundo del pasado verano). Antes, hab¨ªa estado cuatro a?os en el f¨²tbol universitario norteamericano, al que acudi¨® como una forma de compatibilizar deporte y una carrera tan exigente como la Ingenier¨ªa Aeron¨¢utica, una posibilidad que Espa?a no le ofrec¨ªa (pertenec¨ªa en ese momento al Sevilla).
A casi 15.000 kil¨®metros de distancia, su apoyo a las futbolistas de Primera en su lucha por un convenio colectivo es claro. ¡°Mis compa?eras est¨¢n siendo valientes peleando por sus derechos. Si queremos que el f¨²tbol femenino siga creciendo, necesitamos campos naturales y estadios con ciertos requisitos. Es el momento que estamos viviendo en la sociedad en general. En el pasado nos plante¨¢bamos si una mujer pod¨ªa votar o ser abogada. Eso ya es historia, pero los cambios as¨ª exigen un proceso¡±, concluye.
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