Los atletas que aran el campo y cr¨ªan cerdos
El mediofondista Jes¨²s G¨®mez y el maratoniano Dani Mateo pasan el confinamiento trabajando en los duros paisajes de Burgos y Soria
Cuando empiezan a hablarles de la Espa?a vaciada, Jes¨²s G¨®mez y Daniel Mateo desconectan porque se esperan simplemente una serie de t¨®picos y unas apalabras de compasi¨®n, como si nadie entendiera que ellos, dos de los mejores atletas de Espa?a, viven en el coraz¨®n de la Espa?a vaciada y se sienten privilegiados por ello porque all¨ª -en Castellanos de Castro, un pueblo de Burgos de no m¨¢s de 60 habitantes, vida dura y secano, y en Almaz¨¢n, Soria, que en comparaci¨®n con los peque?os pueblos que lo rodean, las naves de cerdos de La Milana, la planta de purines, parece Nueva York y no pasa de 6.000 habitantes¡ª saben que pueden llevar una vida m¨¢s plena que si vivieran en la ciudad, como tantos vecinos que emigraron y contemplan el confinamiento desde ventanucos a patios de luces o balcones a calles muertas, y dan zancadas mec¨¢nicas sobre tapices con motor ruidoso y mon¨®tono, y por las noches pierden los ojos ante la pantalla del Fortnite.
Ellos, adem¨¢s, trabajan, y ven c¨®mo el campo cambia de color cada d¨ªa, el trigo ya est¨¢ verde y las amapolas no se resignan a no dejar sus manchas rojas, y la primavera cada d¨ªa es un sonido, y una luz. Para ellos, la vida es m¨¢s que atletismo.
¡°En el pueblo siempre se me han hecho m¨¢s cortos los d¨ªas, desde ni?o, nunca he tenido tiempo de aburrirme, se me pasan que ni me entero¡±, dice Jes¨²s G¨®mez, el mejor atleta espa?ol de 1.500m el a?o pasado y lo que ha competido este, ¡°as¨ª que cuando el Gobierno decret¨® el confinamiento no pens¨¦ en irme a Burgos, donde entreno habitualmente, sino que me qued¨¦ en el pueblo, Castellanos de Castro, y aqu¨ª estoy, con mi padre y con mi abuelo, que tiene 99 a?os, y todos estamos perfectos. Aqu¨ª me evado, no aguantar¨ªa estar encerrado en una ciudad¡±.
Sin pandemia de coronavirus, G¨®mez, medallista de bronce en el Europeo indoor de 2019, habr¨ªa concluido su invierno plet¨®rico de pista cubierta (corri¨® en 3m 36,68s, octava mejor marca mundial del a?o) posiblemente con una medalla en el Mundial en pista cubierta de Nank¨ªn (China), suspendido, y ahora estar¨ªa empezando a preparar un verano en el que le esperaban con los brazos abiertos los Juegos de Tokio, para los que est¨¢ clasificado por r¨¢nking, y, en agosto, los Europeos al aire libre de Par¨ªs¡ ¡°Habr¨ªa sido mi gran a?o¡±, dice G¨®mez, que cumplir¨¢ 29 a?os el 24 de abril, en confinamiento familiar, y que muestra la dureza mental, la paciencia, la esperanza y la capacidad de sacrificio, las capacidades m¨ªnimas necesarias para vivir de la tierra tan avara de la estepa burgalesa, ¨¢spera, seca, sometida a la naturaleza extrema, no en la pista de atletismo sino levant¨¢ndose con el sol que nace en primavera, preparando el desayuno para la familia y, luego, con su padre, dejando al abuelo en casa, marchando en el tractor hacia las tierras, hacia el secano de trigo Canad¨¢, el trigo duro de para macarrones y espaguetis, y las leguminosas, la lenteja, el garbanzo negro¡ En las carreteras, la guardia civil controla que los que salen con el tractor tienen, en efecto, algo que hacer, y no salen solo a pasear, a perderse por el campo. ¡°La semana pasada terminamos de abonar con nitratos y minerales, y ahora vamos a empezar con los herbicidas. Volvemos a casa y hago la comida para los tres, y por la tarde hago algo de ejercicio, sin pensar en que no hay competici¨®n ni nada. Me lo tomo como unas vacaciones¡±.
Se lo toma como se tom¨® el no ser seleccionado para los Europeos de 2018, y se fue al pueblo a manejar la cosechadora y recoger la cosecha porque el trigo ya estaba bien amarillo, la paja seca y el grano gordo. ¡°Y, seguramente, el agosto que viene, aqu¨ª estar¨¦. As¨ª somos, como la naturaleza¡¡±, dice. ¡°No pasa nada por retrasar todo un a?o. Lo que he plantado en m¨ª este invierno me vendr¨¢ bien para estar m¨¢s fuerte a¨²n el a?o pr¨®ximo, y los Juegos que retrasaron ah¨ª seguir¨¢n estando, esper¨¢ndome. Y llegar¨¦ m¨¢s fuerte a¨²n¡±.
El padre de Daniel Mateo, que lleva las tierras de secano de la familia, el cereal, no ha podido a¨²n abonarlas porque ha llovido mucho estos d¨ªas por los p¨¢ramos de Soria. La explotaci¨®n de ganado la llevan los hijos. Daniel Mateo tambi¨¦n se acuesta con las gallinas y se levanta con el sol, y a las ocho ya est¨¢ en las naves de cerdos de las empresas que levant¨® con su hermano Sergio, Gesti¨®n Agropecuaria Soriana y Fagrin en La Milana. ¡°Tenemos una nave con lechones de hasta seis kilos y otra con cerdos de engorde, para carne¡±, explica Daniel, que tambi¨¦n es maratoniano y en el Mundial de Doha, aquel en el que todos se desmayaban por el calor de medianoche, la humedad y la contaminaci¨®n, termin¨® d¨¦cimo, y se gan¨® una plaza para los Juegos Ol¨ªmpicos, que se le han retrasado un a?o, y el derecho a que la federaci¨®n le preste un tapiz del gimnasio GoFit para que se entrene en su casa. Lo tiene instalado en una habitaci¨®n del piso en el que est¨¢ con sus padres, un tercero en un bloque de Almaz¨¢n, y en ¨¦l se ejercita por las tardes. ¡°Termino el trabajo a la una, como, siesta y tapiz, pero tampoco muy fuerte, lo justo para mantenerme sano y saludable, y un poco fino. Y no vuelvo a salir de casa. No hay que hacerlo¡±.
En Soria capital, en las residencias de ancianos, ha pegado fuerte el coronavirus y Daniel Mateo, de 30 a?os, se entristece cuando lo cuenta. Quiere a su tierra y le duele. ¡°Esta tierra, el paisaje, todo es maravilloso. Estoy superfeliz aqu¨ª, y estamos a hora y media de Madrid, que tenemos buenas carreteras, ?eh? Pero hay que quedarse aqu¨ª, hay mucho que aportar, tenemos que crear trabajo y oportunidades para todos¡±, dice, y explica c¨®mo funciona tambi¨¦n la solidaridad, c¨®mo unos ganaderos se hacen cargo de la gesti¨®n de las granjas de los que est¨¢n enfermos, c¨®mo se tienen que unir todos para negociar de t¨² a t¨² el precio de la carne con mataderos y f¨¢bricas de chorizos, pelear por las subvenciones, abaratar los piensos¡ ¡°Quiz¨¢s yo lo vea al rev¨¦s que los dem¨¢s, pero el futuro est¨¢ aqu¨ª. Aqu¨ª se est¨¢ mucho mejor. Somos afortunados¡±.
Como Jes¨²s G¨®mez, Mateo habla del campo, de lo verde que est¨¢, de las nubes que ampl¨ªan el horizonte, del paisaje duro de su tierra. Es otro duro, un maratoniano que no sufre pensando en el retraso de los Juegos, que sabe que ya llegar¨¢n cuando tengan que llegar, y, como mucho, busca recordar su gran momento, sus zapatillas rosas y su victoria sobre todas las dificultades, repasando, buscando seis meses despu¨¦s el v¨ªdeo del marat¨®n de Doha, a medianoche.
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