Mart¨ªnez deja paso a ¡®los Garc¨ªas¡¯
Pirri abandon¨® por sorpresa hace 40 a?os el Madrid, al que lleg¨® como ¡®amateur¡¯ y donde a¨²n es el noveno m¨¢ximo goleador del club
La temporada 1979-80 fue buena para Pirri, titular todo el curso en el Madrid. Los blancos ganaron la Liga, la Copa y fueron semifinalistas en la Copa de Europa. Fue aquel a?o del codo a codo con la Real, que solo perdi¨® un partido en todo el campeonato, el pen¨²ltimo, en Sevilla. Y el del Castilla, finalista de Copa, en la que cay¨® 6-1 ante el Madrid. Pirri recogi¨® la Copa como capit¨¢n. Ni ¨¦l ni nadie pens¨® ese d¨ªa, hace 40 a?os, que aquel ser¨ªa su ¨²ltimo partido con el Madrid.
Luis De Carlos, el presidente, le ofreci¨® renovar un a?o m¨¢s. A¨²n reg¨ªa la norma no escrita de Bernab¨¦u, por la que a partir de los 30 las renovaciones se hac¨ªan de a?o en a?o. Pirri habl¨® con Vujadin Boskov, el entrenador, para preguntarle si segu¨ªa contando con ¨¦l. Le dijo que por supuesto, que lo ve¨ªa imprescindible.
Era el Madrid de los garc¨ªas, por el n¨²mero de jugadores con ese apellido que llegaron a reunirse: Garc¨ªa Rem¨®n, P¨¦rez Garc¨ªa, Garc¨ªa Navajas, Garc¨ªa Cort¨¦s, Garc¨ªa Hern¨¢ndez¡ Garc¨ªas capitaneados por un Mart¨ªnez, el apellido de Pirri, Jos¨¦ Mart¨ªnez S¨¢nchez en el carn¨¦ de identidad.
Lo de Pirri fue un apodo que trajo ya incorporado al Real Madrid y que Bernab¨¦u trat¨®, sin ¨¦xito, de corregir. El a?o anterior, el Madrid hab¨ªa fichado a un prometedor interior del M¨¢laga, Alberto Su¨¢rez, apodado Pipi. Bernab¨¦u intent¨® que la prensa le llamara Su¨¢rez, pero era dif¨ªcil porque ya era conocido como Pipi.
Y ahora, Pirri, fruto de la evoluci¨®n Jos¨¦-Pepe-Pepirri-Pirri. As¨ª que Pipi y Pirri. Eran los a?os de las gemelas Pili y Mili, figuras de la canci¨®n y del cine, y con eso hac¨ªan burlas los atl¨¦ticos, de ah¨ª los insistentes reclamos de Bernab¨¦u a la prensa para que se les llamara por sus apellidos.
Lleg¨® al Madrid en la 64-65 a¨²n con ficha amateur, justo cuando se hab¨ªa ido Di St¨¦fano. Nacido en Ceuta, ten¨ªa un don natural para todos los deportes y lleg¨® a internacional juvenil cuando todav¨ªa viv¨ªa en la ciudad aut¨®noma. Era interior de ataque, dentro del 4-2-4 de la ¨¦poca. Pero ve¨ªa el f¨²tbol como una diversi¨®n, no pensaba en ¨¦l como medio de vida. Un poco al estilo de los sportmen ingleses del XIX. Quer¨ªa hacer Arquitectura y a tal fin se matricul¨® en Granada, sin la menor intenci¨®n de seguir jugando m¨¢s que, si acaso, en la Universidad. Un d¨ªa le encontr¨® por la calle Pepe Mill¨¢n, entrenador del Ceuta el a?o anterior, que ahora dirig¨ªa al Granada en Segunda. El equipo no iba bien. Muchos veteranos y muchas lesiones. Le convenci¨® para ir a entrenar. ¡°Y, si hace falta, puedes llenar un hueco¡¡±. M¨¢s que rellenar un hueco, acab¨® jugando 21 partidos y marcando 12 goles. Fue un impacto.
Le quiso el Espanyol, con el que firm¨® un contrato como amateur, igual que en el Granada. Pero el Espanyol rectific¨®, exigiendo contrato profesional. El padre no quiso porque eso le atar¨ªa de por vida. Entonces apareci¨® el Madrid, por el que fich¨® como amateur con cambio de residencia por estudios, como hab¨ªa hecho en el Granada y el Espanyol.
Empez¨® como suplente de los suplentes, se estren¨® a lo grande contra el Bar?a y ya nadie lo bajar¨ªa del equipo en 15 a?os
Empez¨® en los amistosos por Espa?a, con el carrito del pescado. ¡°Comenc¨¦ de suplente de los suplentes¡±. Moleiro, segundo de Miguel Mu?oz, que viajaba a cargo de este grupo, empez¨® a verle condiciones y a hablar bien de ¨¦l a este.
Debut¨® en el Bernab¨¦u contra el Racing en uno de esos amistosos entre semana contra equipos de Segunda en los que Mu?oz mezclaba suplentes, lesionados en recuperaci¨®n y alg¨²n canterano. Tras el descanso entr¨® Yanko Daucik por Moroll¨®n, pero al poco Mu?oz le sustituy¨® por un desconocido con el 16 a la espalda. El p¨²blico, escaso pero conocedor y con mucho colmillo (en plan tendido del 7 en Las Ventas), la tom¨® con el nuevo. Era sabido que Mu?oz le ten¨ªa ojeriza a Yanko. Se pens¨® que le humill¨® aposta, y eso se tradujo en pitos a ese chico orejudo y cejijunto que sacud¨ªa los hombros al correr y ped¨ªa el bal¨®n. A m¨ª me cay¨® bien, por lo injusto de la bronca y porque le vi muy activo. Al d¨ªa siguiente busqu¨¦ su nombre en el Marca y vi que se llamaba Mart¨ªnez.
No pas¨® mucho hasta que debut¨® de verdad, nada menos que ante el Bar?a, como consecuencia de una lluvia de bajas en el ataque: F¨¦lix Ruiz, Pipi Su¨¢rez y Puskas. La delantera form¨® as¨ª: Serena, Amancio, Grosso, Pirri y Gento. El Madrid gan¨® 4-1. Ya no saldr¨ªa m¨¢s del equipo. Al final de a?o, el Madrid compens¨® a Ceuta con 200.000 pesetas y le hizo ficha profesional.
La temporada siguiente apareci¨® Vel¨¢zquez y ¨¦l pas¨® a ser medio de ataque, haciendo pareja con Zoco. Hab¨ªa nacido el Madrid ye-y¨¦. Para Inglaterra 66 ya era internacional. Sigui¨® marcando muchos goles pese a su posici¨®n retrasada. Figura nacional desde muy pronto, su boda con Sonia Bruno en 1969 fue todo un suceso. En la 74-75, cuando lleg¨® Miljanic, pas¨® a ser ¡°libero corrector¡±.
¡°No jugaba exactamente de l¨ªbero al uso. Me met¨ªa junto a Benito cuando hab¨ªa que defender, pero iba a la media cuando atac¨¢bamos¡±, afirma. As¨ª pas¨® a la Selecci¨®n, de la que se despidi¨® en Argentina 78, para as¨ª jugar a¨²n, con Boskov, aquel ¨²ltimo a?o del alir¨®n ante el Athletic con gol suyo y de la Copa ante el Castilla.
Pero, de repente, recibi¨® una oferta del Puebla, en M¨¦xico. Le daban dos a?os y un dineral. Quer¨ªan, explicaron, ¡°la m¨ªstica del Real Madrid¡±. Hab¨ªa dejado Arquitectura y ahora estudiaba Medicina: ¡°Mis lesiones, el trato con los m¨¦dicos, me empujaron a eso, ya con la idea de hacer especialidad deportiva¡±, dice. Estaba en cuarto y en Puebla pod¨ªa seguir la carrera. ¡°Ten¨ªa ya 35 a?os, era el ¨²ltimo que quedaba de los ye-y¨¦s. Hab¨ªa otra generaci¨®n, los garc¨ªas, ven¨ªan los del Castilla. Pens¨¦ que lo mejor era dejar paso¡±.
Lo habl¨® con Boskov, que ya hab¨ªa vislumbrado su sucesor en Gallego, organizador y alma del Castilla, al que convertir¨ªa en un gran libero. De Carlos se mostr¨® comprensivo y cari?oso.
As¨ª se nos fue Pirri, en verano, tan discretamente como hab¨ªa llegado 15 a?os antes. Sin ruido, sin que fu¨¦ramos conscientes de que aquella final de Copa tan madridista hab¨ªa sido su ¨²ltimo partido. Dej¨® atr¨¢s 561 partidos oficiales y 170 goles. A¨²n hoy es el noveno goleador de la historia del club, pese no ser delantero.
Por supuesto, seguimos con atenci¨®n su carrera en el Puebla, donde coincidi¨® con Asensi y a partir de la segunda temporada con el realista Id¨ªgoras. All¨ª fue completando la carrera. Cuando regres¨®, le cost¨® ya poco rematarla y cumplir el plan que se hab¨ªa trazado a?os atr¨¢s: convertirse en m¨¦dico del club, del que m¨¢s adelante ser¨ªa secretario t¨¦cnico.
Hubo, eso s¨ª, ocasi¨®n de despedirle. Fue el 15 de mayo de 1981, con un estupendo homenaje que enfrent¨® al Real Madrid con la Selecci¨®n. Era el honor que merec¨ªa.
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