El ni?o ¡°bajito¡± que cubre al despistado Diakhaby

Mouctar Diakhaby atraviesa una aguda crisis de confianza. M¨¢s que un central de presente, el franc¨¦s lo es de futuro tras dos temporadas en el club. Correcto el curso anterior y desdichado este, ha involucionado tras la salida de Marcelino. V¨ªctima de las expectativas, Diakhaby todav¨ªa es incapaz de asumir responsabilidades hu¨¦rfano de Garay o de Gabriel Paulista, los mariscales defensivos. Autor de tres penaltis en los dos ¨²ltimos partidos, dos ante el Atalanta y uno ante el Levante, el joven de 23 a?os ha emborronado el porvenir que le auguraban los ojeadores internacionales.

Las calamidades de Diakhaby aumentan el di¨¢metro del cr¨¢ter que el equipo tiene en el eje de la defensa. Garay est¨¢ lesionado y en rebeld¨ªa, mientras Mangala, que no escapa a sus reiterados contratiempos f¨ªsicos, es invisible para Celades. Los problemas se agravaron la semana pasada cuando Paulista se lesion¨® en Paterna, lo que le ha dejado fuera de la lista para hoy ante el Madrid.

La ca¨®tica planificaci¨®n en esa zona y la renqueante econom¨ªa del club dejan la defensa ante el Real Madrid en manos de un central a¨²n muy verde. Hay otras opciones, como retrasar a Coquelin o alinear a Mangala, un tiro al aire, pero la m¨¢s s¨®lida es el joven Hugo Guillam¨®n, que debut¨® en Anoeta en febrero.

Campe¨®n de Europa sub-19 en Portugal junto a Ferran Torres, Guillam¨®n (San Sebasti¨¢n, 20 a?os) acaba contrato a final de temporada, pero el club no ha mostrado a¨²n demasiado inter¨¦s en retenerlo. La oferta de renovaci¨®n, que parece puro compromiso, se produjo hace un par de meses. Floja econ¨®micamente y decepcionante en el apartado deportivo, a Guillam¨®n no se le ofreci¨® ficha del primer equipo ni presencia diaria en los entrenamientos con los mayores. ?l quiere renovar, pero el club siempre ha mostrado pereza para abordar su caso.

La historia de Guillam¨®n tiene un matiz llamativo. Hace unos a?os, todav¨ªa en pleno proceso de desarrollo f¨ªsico, le hicieron una radiograf¨ªa en una mano para medirle los huesos de la mu?eca y conocer qu¨¦ altura alcanzar¨ªa cuando dejara de crecer. Con esta prueba los endocrinos determinan la madurez del sistema esquel¨¦tico de un ni?o. Se suele hacer con una radiograf¨ªa de la mano, generalmente la izquierda, desde la mu?eca hasta los dedos. La radiograf¨ªa se compara con im¨¢genes de unas tablas del desarrollo ¨®seo est¨¢ndar.

La prueba predijo que Guillam¨®n estar¨ªa dentro del percentil medio-inferior, y los t¨¦cnicos de la ciudad deportiva lo descartaron para el futuro del primer equipo. Guillam¨®n mide 1,77, pero lleva colgada la etiqueta de ¡°es bajito para ser central¡±, de ah¨ª que la direcci¨®n deportiva (primero en manos de Jorge L¨®pez y ahora de C¨¦sar S¨¢nchez) no haya considerado en serio su renovaci¨®n. Los mismos t¨¦cnicos lo tildaron de ¡°poco agresivo¡± para esa demarcaci¨®n.

Sucede que hoy, desde su casi metro ochenta, Guillam¨®n mostr¨® ante el Levante lo que otro joven, Diakhaby, pese a su 1,92, no es capaz de ejecutar: temple, liderazgo, anticipaci¨®n, madurez y salida de bal¨®n. Si repite ante Benzema, le sacar¨¢ los colores a m¨¢s de un t¨¦cnico de Paterna.