El Valladolid se salva con un gol de casualidad
El tanto de Joaqu¨ªn a falta de cuatro minutos mete en un l¨ªo al Alav¨¦s y deja tocado a Asier Garitano
A veces se producen sucesos extraordinarios, pero si alguien esperaba alguno en Pucela, enseguida perdi¨® cualquier esperanza. No fue el caso, porque gan¨® el Valladolid, pero fue de casualidad, aunque eso le elimina los problemas y le traspasa la tembladera al Alav¨¦s. En Zorrilla no se produjeron hechos relevantes, ni nadie los esperaba. Ni a uno ni a otro les conven¨ªa que lo que estaban perpetrando sobre el c¨¦sped se convirtiera en una fiesta del f¨²tbol, en un canto al deporte. Era mejor para los dos equipos que la situaci¨®n no se desmandara, que el trote se convirtiera en galope, que el tamborileo mon¨®tono se transformara en batucada carnavalera. El Alav¨¦s prefer¨ªa no despertar al cocodrilo del Pisuerga y el Valladolid estaba a gusto con la siesta vitoriana.
Mientras ca¨ªa el sol castellano en Pucela y se tostaban los futbolistas, vuelta y vuelta, sobre el c¨¦sped, el futbol no aparec¨ªa por ning¨²n lado. El bal¨®n, como tiene forma esf¨¦rica, atend¨ªa las leyes f¨ªsicas y rodaba sobre la superficie lisa, as¨ª que pasaba de pie a pie, de un equipo a otro, sin m¨¢s criterio. De vez en cuando volaba, si el golpeo lo propiciaba, y ascend¨ªa hacia el aire c¨¢lido hasta que la ley de la gravedad lo hac¨ªa bajar. Los bol¨ªgrafos de los periodistas, como si no tuvieran tinta, dejaban la libreta en blanco, aunque s¨ª ten¨ªan y estaban deseando dedicarse a lo suyo, que es escribir, pero no encontraban ocasi¨®n salvo cuando a alguno de los entrenadores se le ocurr¨ªa hacer alg¨²n cambio.
Ese ardor guerrero que se les supone a los futbolistas, como el valor a los soldados de reemplazo cuando hab¨ªa mili, no apareci¨® por ning¨²n lugar, como si unos y otros temieran despertar la ambici¨®n del rival. Ni una sola acci¨®n destacada en la primera mitad. Los guardametas sacaban de puerta, pero no ten¨ªan necesidad de ejercer su oficio, porque los delanteros tampoco practicaban el suyo. En la segunda parte, s¨®lo un remate de cabeza de Unal, reci¨¦n ingresado, tal vez sin contagiarse todav¨ªa de la din¨¢mica general, anim¨® el cotarro.
Pero una cosa es la desgana y otra, muy diferente, desaprovechar las ocasiones regaladas, y Joaqu¨ªn no lo hizo, en el minuto 86, cuando, por casualidad, le cay¨® la pelota al pie despu¨¦s de una falta mal sacada por su equipo. Dispar¨® con su pierna mala y marc¨® el gol que salva de cualquier problema a su equipo y mete en un l¨ªo muy gordo al Alav¨¦s.
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