La Liga de Bale, Zidane y Benzema
El Madrid se proclamar¨¢ campe¨®n de Liga sin haber logrado la excelencia en ning¨²n momento: su gran m¨¦rito reside en la porf¨ªa
Si nada se tuerce a ¨²ltima hora, el Real Madrid ganar¨¢ est¨¢ Liga con uno de los jugadores mejor pagados del mundo dando espect¨¢culo desde la grada. Seguramente no es lo que la afici¨®n merengue esperaba de Gareth Bale cuando aterriz¨® en la capital del reino, la estrella m¨¢s rutilante de la Premier League y el fichaje m¨¢s codiciado por una parte importante de la aristocracia europea. Pero el f¨²tbol, como la vida, te va llevando un poco por donde quiere. A Bale, apodado El Expreso de Cardiff por razones obvias, lo zarande¨® entre las apariciones rutilantes y el desencanto m¨¢s absoluto hasta que termin¨® por depositarlo en un contenedor de reciclaje, como una vulgar c¨¢psula de caf¨¦. Sus ¨²ltimas im¨¢genes, apoltronado y desinhibido como pocas veces lo hab¨ªamos visto antes, cierran una etapa en la que el Madrid se pareci¨® demasiado al propio Bale: esfuerzos contados, zarpazos demoledores y demasiadas renuncias tempranas.
El equipo que esta noche se alzar¨¢ con el t¨ªtulo de Liga, a poco que se ci?a al guion previsto, es otra cosa. Sin haber logrado la excelencia en ning¨²n momento de la temporada -o concedamos que s¨ª lo hizo en un pu?ado muy contado de partidos- su gran m¨¦rito reside en la porf¨ªa, en no abandonar los deberes dom¨¦sticos antes de tiempo y limitarse a colocar sus manzanas en la cesta europea, como ven¨ªa siendo habitual en ¨¦l los ¨²ltimos a?os. Atendiendo a lo conseguido, tampoco se puede decir que le haya ido mal pero hab¨ªa algo de antinatural en ver al Madrid entregando la cuchara en enero, cuando no en diciembre, a manos de un Barcelona al que le bastaba con esgrimir la regularidad de Messi para ventilar al m¨¢ximo rival en primavera. Se empe?¨® Zidane en que el suyo ten¨ªa que ser un equipo competitivo nueve meses al a?o y al final parece que lo ha conseguido. Para ello tuvo que marcharse, algo inusual en un club donde lo normal es que te echen, y aquella advertencia parece haber calado en un n¨²cleo duro del vestuario que ya no tiene ning¨²n inter¨¦s en volver a perderlo. Ese esp¨ªritu renovado, esa lealtad incondicional, la representa, mejor que nadie, el futbolista m¨¢s importante del Real Madrid a lo largo de todo el curso: el otrora discutido Karim Benzema.
Mucho ha llovido desde que Jose Mourinho dijese aquello de ¡°si no tienes perro para ir a cazar y tienes un gato, vas con ¨¦l porque solo no puedes ir¡±. El franc¨¦s lo entendi¨® como una falta de respeto pero, en realidad, era algo que iba mucho m¨¢s all¨¢ de eso: era una condena en toda regla, un ne¨®n parpadeante sobre su cabeza cada vez que vest¨ªa la camiseta del Madrid. El p¨²blico le cogi¨® la matr¨ªcula y sus propios aficionados lo apodaron Benzemalo sin necesidad de estrujarse demasiado la cabeza, total para qu¨¦. Con Zidane de vuelta y en ausencia de Cristiano, Benzema se ha transfigurado en un cacique dentro del campo, algo inesperado incluso para aquellos que siempre creyeron en su calidad soberana. Lo agradece toda esa camada de nuevos cachorros que afilan los dientes a su sombra, un entrenador que lo entiende mejor que nadie y una afici¨®n que podr¨¢ celebrar la Liga del modo en que Bale, Zidane y Benzema, seguramente, hubieran deseado: sin hacer nada del otro mundo aunque, visto lo visto, pueda parecer lo contrario.
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