Aubameyang corona al Arsenal en la Copa de Inglaterra
El equipo de Arteta salva la temporada derrotando al Chelsea en la final (2-1), t¨ªtulo que le acredita para acceder a la Liga Europa
Fichado en diciembre para poner freno al desplome m¨¢s aparatoso que ha experimentado uno de los grandes clubes del f¨²tbol ingl¨¦s en la ¨²ltima d¨¦cada, Mikel Arteta apenas pudo recomponer al Arsenal en la Premier. Finaliz¨® octavo, fuera de puestos europeos por primera vez en 25 a?os, a menos que abriera la ¨²ltima de las puertas posibles hacia la Liga Europa: la puerta de la Copa. El trofeo con m¨¢s solera de la historia del f¨²tbol, y el que ha ganado m¨¢s veces, se transform¨® en la misi¨®n decisiva del Arsenal, superviviente en Wembley (2-1) antes que triunfador en una final que tuvo la magia de lo imprevisible y el oportunismo de Aubameyang.
La pompa de los rituales seculares adquirieron un tono siniestro en el vac¨ªo gigantesco de Wembley. Entonado el God Save the Queen por un coro remoto, se hizo un silencio absurdo y Arsenal se adentr¨® en el partido como el cordero en la casa de las fieras. Parec¨ªa un equipo desvalido. Superado en el medio y en las ¨¢reas por un Chelsea que sumaba futbolistas con m¨¢s oficio en zonas sensibles. Mount, Jorginho y Kovacic se entendieron mejor en el mediocampo que Ceballos y el inefable Xhaka, apenas dos hombres para repartirse la pradera con la espor¨¢dica colaboraci¨®n de Lacazette. El delantero franc¨¦s ejerce de medio postizo: por m¨¢s que intenta volantear, siempre sentir¨¢ la llamada del ¨¢rea rival con m¨¢s fuerza que la llamada de la administraci¨®n. Por ah¨ª puso el bast¨®n el Chelsea en la primera jugada. Fue un robo de Mount, que se aprovech¨® de la dispersi¨®n invencible de Xhaka y asisti¨® a Pulisic para el remate. Emiliano Mart¨ªnez sac¨® la primera de dos manos salvadoras.
El portero argentino no pudo hacer nada cuando un pase filtrado de Jorginho a Pulisic volvi¨® a pillar la espalda de Xhaka y Ceballos minutos m¨¢s tarde. La defensa se expuso a la presi¨®n fallida, Pulisic se la dio a Mount, Mount a Giroud, y el armario franc¨¦s enga?¨® al central que lo marcaba con un taconazo de seda para Pulisic. Con una finta y un tiro fino, el extremo de Pennsilvania se convirti¨® en el primer estadounidense que marcaba en una final de Copa.
Dominado el partido desde el posicionamiento, controlado el bal¨®n y conseguida la ventaja en el marcador, a la media hora el Chelsea parec¨ªa el due?o de la situaci¨®n. Entonces comenzaron a precipitarse los accidentes. Fue con una jugada ensayada m¨¢s vieja que el f¨²tbol. Un bal¨®n largo del defensa zurdo, Tierney, para que corriera el delantero por la misma banda. Aubameyang arrastr¨® a su marca hacia el medio y se desmarc¨® de improviso hacia la porter¨ªa exprimiendo la fibra r¨¢pida. Azpilicueta, que se vio superado, ech¨® mano al recurso. Intent¨® manotearlo antes de que pisara el ¨¢rea. Aubameyang cay¨® dentro y el ¨¢rbitro pit¨® penalti. El propio Aubameyang ejecut¨® el 1-1.
La deriva accidental del Chelsea se confirm¨® cuando Azpilicueta pidi¨® el cambio por rotura fibrilar. El gran capit¨¢n se march¨® del campo llorando, consciente del peligro al que dejaba expuesto a su equipo. En su lugar entr¨® Christensen, un zaguero en el que Lampard no acaba de confiar, repentinamente obligado a hacerse cargo de la cobertura.
La segunda mitad prolong¨® la agon¨ªa imprevista del Chelsea con la lesi¨®n de Pulisic. El americano avanzaba en carrera con el bal¨®n controlado y se dispon¨ªa a rematar cuando sinti¨® que se le abr¨ªa la parte posterior del muslo. La t¨ªpica rotura del velocista. El hombre cay¨® rendido pidiendo el cambio. Entr¨® Pedro.
Aturdido por el golpe, el Chelsea perdi¨® el hilo de un partido que el Arsenal comenz¨® a dominar por bravura m¨¢s que por clase. Dirigido por un Ceballos empe?ado en ponerse a la altura de s¨ª mismo, el equipo del norte de Londres comenz¨®, m¨¢s que a sintonizar, a desencajar a su oponente. El duelo estaba entrecortado cuando rompi¨® con una acci¨®n fulgurante. Bellerin se meti¨® por dentro y se at¨® la pelota a la punta de la bota para dejar clavado a Zouma y abrir la defensa en canal. Christiensen, que sali¨® tarde, se llev¨® un sopapo. P¨¦p¨¦ cogi¨® la pelota y se la dio a Aubameyang, que amag¨® con la buena y meti¨® la cuchara con la mala, artista en la definici¨®n mano mano con Caballero.
La expulsi¨®n de Kovacic acab¨® por sacar al Chelsea del partido. La Copa fue para el Arsenal, el m¨¢s resistente de los finalistas, y el m¨¢s afortunado, agarrado con fe a la ¨²ltima instancia para enmendar una temporada penosa con el m¨¢s legendario de los trofeos. La Copa que ha conquistado ya 14 veces, m¨¢s que nadie en la historia m¨¢s larga del f¨²tbol.
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