El club de los defensas goleadores
Pirri, Nadal y Miguel ?ngel Ruiz analizan la relaci¨®n del zaguero con el ataque tras el r¨¦cord anotador de Ramos
A Sergio Ramos siempre se le emparent¨® con Jos¨¦ Mart¨ªnez, Pirri, como el ¨²ltimo eslab¨®n de una cadena de capitanes del Madrid con esp¨ªritu indomable. Pero hay otro hilo m¨¢s terrenal que les une: ambos pertenecen al club de los defensas goleadores, donde figuran s¨ªmbolos como Ronald Koeman, Daniel Passarella y Paul Breitner. Cada uno a su manera, alguno de ellos con pasado como delantero, acumularon decenas de dianas y en varios casos llegaron a convertirse en los segundos m¨¢ximos anotadores de sus equipos tras el ariete de turno. Es lo que le ocurri¨® esta temporada al capit¨¢n blanco, cuyos 11 tantos en Liga escoltaron a Benzema de camino al t¨ªtulo, r¨¦cord de este siglo al superar los 10 de la 2005-06 de Mariano Pern¨ªa, ex del Getafe y luego del Atl¨¦tico y la selecci¨®n.
¡°Ahora hay m¨¢s libertad para atacar¡±, advierte Pirri, que 40 a?os despu¨¦s de irse del Madrid (1964-80) sigue siendo el noveno m¨¢ximo goleador blanco gracias a sus 172 dianas, m¨¢s otras 16 con Espa?a, unas cifras a¨²n lejanas para Ramos (121). ¡°A m¨ª siempre me dejaron subir, pero no a todos se lo permit¨ªan. En mi ¨¦poca, muchas veces los entrenadores obligaban a otros compa?eros solo a defender y a incorporarse lo menos posible¡±, explica. ?l, en realidad, era un delantero que nunca ejerci¨® de tal en el Bernab¨¦u por la competencia que se encontr¨® ¡ªGento y Amancio, para empezar¡ª y que fue empujado hacia atr¨¢s para acabar de l¨ªbero por decisi¨®n del t¨¦cnico Miljan Miljanic, un visionario.
Eso no fue un problema, no obstante, para sumar sin parar. ¡°Yo atacaba m¨¢s en acciones de juego que Sergio y tambi¨¦n remataba bien de cabeza, aunque ¨¦l es m¨¢s alto [1,84 frente a 1,76] y m¨¢s fuerte. Tiene un gran salto de cuello, parecido al de Santillana. Un ejemplo para todos los que quieran aprender a ir bien por arriba¡±, comenta. Y, como el sevillano, tambi¨¦n termin¨® tirando los penaltis.
¡°Si yo sub¨ªa m¨¢s¡±, puntualiza, ¡°es porque otros, como Del Bosque, Stielike o Quique Wolff, se sacrificaban y me hac¨ªan la cobertura¡±. Pero, en general, no hab¨ªa barra libre para incorporarse al ataque y, a su juicio, una de las razones era la condici¨®n f¨ªsica. ¡°A un defensa antiguo le obligaban a atacar mucho y se notaba porque su preparaci¨®n no era tan buena como ahora. Cuando empec¨¦ no hab¨ªa alimentaci¨®n deportiva, ni m¨¦dicos especializados ni preparadores f¨ªsicos. Para jugar nos daban consom¨¦, carne y pescado¡±, recuerda.
De una generaci¨®n posterior fue el atl¨¦tico Miguel ?ngel Ruiz, autor de 25 tantos en su 10 campa?as en el Calder¨®n (1977-87) m¨¢s tres en el M¨¢laga (1987-90). ?l no cree que en la actualidad haya m¨¢s defensas goleadores; simplemente, se conoce m¨¢s por la estad¨ªstica y se ve m¨¢s por la televisi¨®n. S¨ª percibe, sin embargo, un cambio importante en el tipo de zagueros. ¡°Participan m¨¢s en la salida de bal¨®n y en la transici¨®n ofensiva. Los entrenamientos se dirigen a que todos tengan un buen manejo de bal¨®n¡±. Y eso ha dado lugar a que el juego a¨¦reo ya no sea el monocultivo de los hombres de atr¨¢s, como fue su caso. ¡°De todos los que met¨ª, solo hice dos con el pie. El resto, de cabeza, como Arteche, mi compa?ero en la defensa, que marc¨® unos cuantos [28 en 11 campa?as]¡±.
Ambos son todav¨ªa la pareja de la retaguardia m¨¢s goleadora de la historia del Atl¨¦tico en Liga, con 35 dianas, pese a que ninguno tiraba los penaltis. No obstante, nunca se sintieron especiales por ello, asegura. ¡°Era una herramienta m¨¢s, en el resto de equipos hab¨ªa otros como nosotros¡±.
¡°Con Ramos me veo reflejado en la iniciativa y en la capacidad para anticiparse. ?l sabe moverse en esas d¨¦cimas de segundo previas al remate¡±, comenta Ruiz no sin cierto reparo por la comparaci¨®n. ?l y Arteche estuvieron a las ¨®rdenes de Luis Aragon¨¦s, de quien habla con aut¨¦ntica devoci¨®n. ¡°Nos dec¨ªa que primero ¨¦ramos defensas, pero que hab¨ªa momentos en los que deb¨ªamos comportarnos como unos delanteros m¨¢s. Sobre todo, en las faltas y los c¨®rners¡±, apunta.
De su quinta, el gran referente fue el argentino Daniel Passarella, m¨¢s de 170 goles con River Plate, Fiorentina, Inter y la selecci¨®n. En las fotos de grupo posaba de puntillas para aparentar m¨¢s que su 1,76m de altura, aunque con el bal¨®n en juego los cazaba a pares por el aire. Y con la pelota en el piso, lo mismo la romp¨ªa que la golpeaba suave con la zurda por encima de la barrera. Un tipo peculiar, apodado El Kaiser, que no transigi¨® con cualquier corte de pelo de sus futbolistas en su etapa de entrenador.
Y, por encima de todos, Ronald Koeman, el gran s¨ªmbolo de esta estirpe: 201 dianas en su carrera de clubes (Groningen, Ajax, PSV, Barcelona y Feyenoord) m¨¢s otros 14 con Holanda. Los 67 en sus seis temporadas como azulgrana le convirtieron durante un cuarto de siglo en el defensa m¨¢s anotador de la historia de la Liga, hasta que Sergio Ramos le arrebat¨® el trono (72; ¨¦l en 18 cursos en Primera). ¡°Ten¨ªa una gran facilidad de golpeo y en los entrenamientos a veces se quedaba a ensayar. Era un especialista en faltas y penaltis¡±, recuerda Miguel ?ngel Nadal, compa?ero suyo en el aquel Dream Team que mont¨® Johan Cruyff a principios de los noventa, donde el balear tambi¨¦n aport¨® sus goles pese a ir retrasando la posici¨®n (41 en toda su carrera). ¡°Cruyff casi nos hablaba m¨¢s de la parte ofensiva que defensiva. Pero bueno, cuando tienes grandes jugadores arriba, tu trabajo atr¨¢s es centrarte en los posibles contragolpes¡±, indica.
A Tint¨ªn se le ca¨ªan de los bolsillos con esa diestra que era un martillo, producto tambi¨¦n de muchas horas de pr¨¢ctica, como ¨¦l confes¨®. Al igual que el capit¨¢n blanco este curso, fue el segundo pichichi del equipo en la 91-92 con 16 tantos, 11 de ellos de penalti, solo uno menos que Hristo Stoichkov y tres m¨¢s que Michael Laudrup. Esto en el torneo dom¨¦stico, porque en la final de la Copa de Europa un zapatazo en la pr¨®rroga contra la Sampdoria en 1992 entroniz¨® a ese equipo que cambi¨® la historia del club.
¡°M¨¢s all¨¢ de tu ubicaci¨®n en el campo, est¨¢ la ambici¨®n por hacer goles. Aunque, en ocasiones, tambi¨¦n hay que frenarse en ir al ataque; no es malo. Roberto Carlos, por ejemplo, no sub¨ªa siempre lo mismo¡±, comenta Nadal. ?l, como Miguel ?ngel Ruiz, cree que el gran cambio fue la mentalidad. ¡°Hoy vemos jugadores muy creativos atr¨¢s. Antes hab¨ªa futbolistas que ahora dif¨ªcilmente jugar¨ªan. Se ha cambiado para bien y el defensa ya no solo defiende. En otras ¨¦pocas, mandaban el bal¨®n fuera del campo y les aplaud¨ªan¡±, concluye.
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