El otro pelot¨®n del Tour

Es un tirillas, se llama Boris y vive en Grenoble, no llega a 30 a?os y, como forma parte del pelot¨®n del Tour de Francia, podr¨ªa pasar por uno de los 172 ciclistas que lo sobreviven. Atiende r¨¢pido al mediod¨ªa en Sisteron ¡ª¡±perd¨®n, tengo que comer y echarme la siesta, no tengo tiempo¡±, previene¡ª y cuenta que es su primer Tour, que est¨¢ emocionado, que todo el mundo le hab¨ªa dicho lo especial que era participar en la grande boucle. Su equipaci¨®n es un pantal¨®n corto y una camiseta blanca con el anagrama de una empresa, XPO Logistics. Pero no, no es su patrocinador, es su empleador, la compa?¨ªa que le da trabajo, porque Boris no es un ciclista, y ni siquiera le interesa qui¨¦n gana o mira la tele por curiosidad.

Boris es conductor de cami¨®n de vallas y otras estructuras pesad¨ªsimas, uno m¨¢s del pelot¨®n de 67 que duermen mientras los ciclistas pedalean y, cuando los ciclistas se retiran a descansar a sus hoteles, ocupan las mismas carreteras manejando con habilidad y precisi¨®n 55 monstruos de 40 toneladas. ¡°Me gustar¨ªa subir puertos, y sobre todo bajarlos, con el cami¨®n, pero me encargo de transportar el material para montar las estructuras de 25 kil¨®metros¡±, dice Boris, y acelera para dormir en una hamaca a la sombra del cami¨®n, que es la costumbre del Tour los d¨ªas de calor. Y, como los ciclistas debutantes, sorprendidos por la intensidad del Tour, a?ade: ¡°Trabajamos las horas reglamentadas pero se hace duro. De todas maneras, yo voy con un veterano en el cami¨®n y me estoy haciendo al ritmo¡±. Y desde la plataforma central de XPO Connect se sabe en todo momento d¨®nde est¨¢ cada cami¨®n y todos sus movimientos.

El Tour, m¨¢s que bicicletas, est¨¢ hecho de veh¨ªculos de dos y cuatro y muchas m¨¢s ruedas y ruidosos motores que asaltan de madrugada tranquilos pueblos, adormilados, silenciosos, los invaden y los hacen suyos en cuesti¨®n de horas. Conquistas rel¨¢mpago, de ej¨¦rcito pac¨ªfico que establece su campamento, sus cocinas que organizan restaurantes de campa?a, sus camiones ducha-servicio higi¨¦nico, sus caravanas para dormir, sus servicios de orden, su cuerpo de ingenieros que organizan salidas y llegadas, y a las pocas horas se van y dejan solo el recuerdo de su ruido y, construido como una casa de mu?ecas, el escenario de los sue?os de los aficionados. Gendarmes (el cuerpo similar a la Guardia Civil) en moto y en coche, antidisturbios que ocupan una treintena de furgonetas, grandes triales para el podio y estudios de televisi¨®n m¨®viles, centenares de coches de periodistas y medios informativos varios, y, sobre ellos, los tr¨¢ileres de XPO convierten las autopistas, carreteras comarcales y hasta los caminos de cabra empinados que a veces pasan por puertos de monta?a, en una caravana constante de veh¨ªculos, a los que se suman los autobuses y los coches de los propios equipos y los veh¨ªculos de fantas¨ªa de la caravana publicitaria, m¨¢s llamativa e impregnadora del territorio incluso que el propio pelot¨®n en bicicleta. M¨¢s de 3.000 personas se mueven diariamente de pueblo en pueblo simult¨¢nea y constantemente, y, sin tensiones excesivas, todos conviven amigablemente: cada uno sabe lo que tiene que hacer y c¨®mo. Entre los 55 camiones recorrer¨¢n este septiembre en Francia unos 252.000 kil¨®metros, transportando 420 toneladas de material.

¡°Todos los conductores son empleados de XPO y veteranos del Tour, un evento que es nuestro orgullo¡±, explica el espa?ol Luis G¨®mez, director general para Europa de la compa?¨ªa de log¨ªstica norteamericana que celebra su 40? aniversario como transportista del Tour. ¡°Todos los conductores quieren repetir. Tienen la sensaci¨®n de pertenecer al gran pelot¨®n del Tour, que es un premio para ellos, incluso en este a?o de la pandemia. Transportamos un 20% m¨¢s de vallas porque el Tour ha aumentado las barreras para mantener la distancia entre espectadores y ciclistas y hasta tenemos organizados simulacros de transporte por si se producen cambios s¨²bitos de recorrido por el avance de la covid-19¡±.

¡°El gran pelot¨®n del Tour somos una familia¡±, dice J¨¦r?me, un conductor de 46 a?os con cuatro Tours a sus espaldas y a quien le encanta manejar su monstruo por los puertos de los Pirineos, y dormir en la cabina del cami¨®n en campo abierto y las comidas de campa?a: ¡°Me gusta por sentirme en familia y por el sentido de aventura¡±.