Muerte en el vel¨®dromo
En 1958, el ciclista Andr¨¦ Darrigade choc¨® contra un empleado que invadi¨® la pista del Parque de los Pr¨ªncipes, y que falleci¨® d¨ªas despu¨¦s
Abarrotadas las gradas del Parque de los Pr¨ªncipes, la multitud espera a los ciclistas, que se van a disputar la gloria del triunfo en la ¨²ltima etapa. Es 1958. No existen pantallas gigantes por las que presenciar los kil¨®metros finales, ni indicaciones de por d¨®nde circula el pelot¨®n. Ni siquiera hay manera de intuir lo que sucede en los ¨²ltimos instantes a trav¨¦s del rumor que llega de fuera, porque el murmullo de las gradas llenas lo impide. No se sabe si los corredores circulan ya en los ¨²ltimos kil¨®metros a trav¨¦s de la avenida de V¨ªctor Hugo, o est¨¢n a punto de enfilar la Rue de Par¨ªs.
Por si acaso, Constant Wouters, el secretario general del vel¨®dromo del Parque de los Pr¨ªncipes, ha bajado a la pelouse del recinto y se encarga de ordenar a los fot¨®grafos de prensa que se agolpan en la esquina m¨¢s cercana al vomitorio por donde entrar¨¢n los corredores a toda velocidad. Est¨¢ tan enfrascado en su tarea que apenas es consciente de que el pelot¨®n ya est¨¢ ah¨ª, en los ¨²ltimos metros antes de girar a la derecha y enfilar a la pista de cemento del vel¨®dromo.
Cegados moment¨¢neamente por el paso de la oscuridad del t¨²nel de acceso a la claridad del estadio, los hombres de la cabeza del pelot¨®n permiten que uno de ello, Andr¨¦ Darrigade, experto en esas llegadas, se adelante unos metros y pase por delante del lugar en el que Wouters sigue poniendo orden entre los reporteros gr¨¢ficos.
Ha sido un buen Tour para Darrigade. Se visti¨® de amarillo el primer d¨ªa, en la etapa entre Bruselas y Gante. Fue un estreno internacional, en B¨¦lgica. Luego se despidi¨® del maillot de l¨ªder, pero lo recuper¨®, por las bonificaciones, en la novena etapa y lo sigui¨® portando cuatro d¨ªas m¨¢s. Su victoria en Saint Nazaire le permiti¨® volver al primer puesto hasta llegar a Pau. Luego empezaron los Pirineos, territorio de escaladores. Pudo ese ¨²ltimo d¨ªa sentir el orgullo de sus paisanos al verle vestir de amarillo. La etapa hab¨ªa salido de Dax, su ciudad natal.
El trabajo pas¨® a otros ciclistas, y a¨²n as¨ª, todav¨ªa pudo ganar dos etapas m¨¢s, sumar cuatro triunfos, y convertirse en el candidato n¨²mero uno a ganar en Par¨ªs.
Despu¨¦s de ponerse en cabeza, Darrigade se sit¨²a en la zona alta del peralte. Aprieta la pedalada en la pen¨²ltima curva, y se lanza en picado hacia abajo, para coger la cuerda, como hac¨ªa en sus tiempos de pistard en el Vel d?Hiv, el recinto de recuerdo oprobioso para la capital, en el que se hacin¨® a los jud¨ªos de Par¨ªs antes de enviarlos a los campos de concentraci¨®n.
Darrigade, pegado casi al c¨¦sped, tiene ventaja. En ese momento, despistado, despu¨¦s de bregar con los fot¨®grafos, Constant Wouters, da un paso atr¨¢s, sin mirar la carrera, entra en la pista y Darrigade, que no puede esquivarlo, sin capacidad de maniobra, choca con ¨¦l. El golpe es brutal. Ciclista y bicicleta saltan por los aires, el infortunado Wouters, tambi¨¦n. Ambos quedan inconscientes. A Darrigade se lo llevan en camilla, pero pocos minutos despu¨¦s, todav¨ªa aturdido, regresa y da una vuelta de honor al circuito, aclamado por la multitud que poco antes hab¨ªa chillado horrorizada. El secretario del vel¨®dromo es trasladado al hospital Boucicant, a tres kil¨®metros de all¨ª, con varias fracturas de cr¨¢neo. Once d¨ªas despu¨¦s, el 1 de agosto, despu¨¦s de dos intervenciones quir¨²rgicas y una leve mejor¨ªa, recae y fallece a los 62 a?os.
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