Roland Garros no es Roland Garros
La mudanza del torneo al fr¨ªo oto?o de Par¨ªs, unida a la repercusi¨®n de la climatolog¨ªa en el juego, las restricciones sanitarias y la presencia m¨ªnima de aficionados desvirt¨²an al prestigioso grande franc¨¦s
A las nueve de la ma?ana, no hay embudos en el distrito XVI de Par¨ªs. Tampoco colas. La llovizna cala lentamente los abrigos y la humedad traicionera va abri¨¦ndose paso hacia los huesos. Las casta?as caen a plomo de la arboleda y los vecinos de Boulogne-Billancourt, una hermosa zona residencial salpicada de peque?as villas al suroeste de la ciudad, disfrutan de la paz que les arrebata durante tres semanas la versi¨®n primaveral de Roland Garros. Todo es diferente. Es, pero no lo es. El oto?o abraza con fuerza al torneo parisino, desnaturalizado por las circunstancias. Ya no huele a gofre porque han desaparecido los carros. Tambi¨¦n los sombreros. Y la gente. La tierra batida absorbe y se transforma en un barrizal. Los aplausos han volado.
¡°No vamos a enga?arnos. Es triste ver un torneo en estas condiciones, sin poder movernos, con los entrenadores y los fisios sin poder entrar en el vestuario¡ Es una sensaci¨®n m¨¢s triste de lo habitual, pero al final el momento lo requiere porque hay mucha gente del mundo que est¨¢ pas¨¢ndolo muy mal y nosotros lo ¨²nico que podemos hacer es dar las gracias por el esfuerzo que se est¨¢ haciendo para que podamos estar aqu¨ª¡±, contesta el d¨ªa anterior Rafael Nadal cuando se le pregunta sobre la fr¨ªa realidad de este presente coronav¨ªrico y extra?o. En su Par¨ªs se juega y se compite, los cuadros avanzan. Pero Roland Garros, definitivamente, no es hoy Roland Garros.
De la climatolog¨ªa a las bolas, todo ha cambiado. Tanto que la jornada previa se cierra cuando el reloj ya alcanza la madrugada, por primera vez en la historia del grande franc¨¦s. Peloteaban pasadas las doce de la noche Clara Burel y Arantxa Rus pese a que todav¨ªa no se ha establecido la sesi¨®n nocturna, fil¨®n econ¨®mico del que sacan partido Australia o Nueva York, y que aplicar¨¢ en cuanto pueda Roland Garros. En Par¨ªs, la jornada nunca se iba m¨¢s all¨¢ de las nueve y media o cuando lo dictara la luz natural, pero los nuevos focos instalados en la Philippe Chatrier y otras once pistas del recinto prolongan el programa de forma significativa.
¡°No voy a decir que es otro torneo, pero desde luego s¨ª es muy diferente¡±, precisa Garbi?e Muguruza, alojada en el hotel Pullman Tour Eiffel, el que acoge a los 60 mejores del cuadro masculino y el femenino. El resto de tenistas, siguiendo los par¨¢metros de la burbuja planteada por la organizaci¨®n, se alojan en otro situado a menos de un kil¨®metro. ¡°Es dif¨ªcil y muy aburrido. Estamos a 100 metros de la Torre Eiffel y de otros lugares incre¨ªbles, y no poder salir ni siquiera a caminar¡ En todo caso, entendemos que son las condiciones necesarias ahora mismo. Desde el US Open y Roma ya sab¨ªamos c¨®mo iba a ser esto¡±, a?ade el argentino Diego Schwartzman.
¡°?Estar la pr¨®xima temporada as¨ª? Ser¨ªa muy duro un a?o entero encerrados. Al final, lo que nos da vida es viajar y conocer sitios, pero obviamente no est¨¢ en mi mano y lo que me queda es agachar la cabeza y respetar las normas¡±, a?ade el malague?o Alejandro Davidovich.
¡°No lo lleva mal Garbi?e, porque al final ha ido acostumbr¨¢ndose¡±, transmite su entorno, pero s¨ª Serena Williams, que en Nueva York pudo alquilar un domicilio privado y estos d¨ªas no puede disfrutar de su ¡°segunda casa¡±, adquirida hace unos a?os. ¡°Todo esto es muy raro. Supongo que es una obligaci¨®n¡±, dice contrariada. Resignado, el supersticioso Nadal no puede seguir con sus rutinas sagradas en la capital francesa. Adi¨®s a la calidez de su hotel tradicional, en la Rue Jean Goujon, y a las cenas en el Caf¨¦ de la Paix o L¡¯Avenue. Al menos, le queda el consuelo de poder seguir duch¨¢ndose en la misma ducha (la ¨²ltima a la derecha en el vestuario) y empleando la taquilla 159.
El balear est¨¢ acompa?ado de su t¨¦cnico, Carlos Moy¨¤, y su preparador f¨ªsico, Rafael Maym¨°. Como el resto, solo puede acceder al complejo el d¨ªa de partido y debe pasar controles sanitarios cada cuatro d¨ªas. Tambi¨¦n se han trasladado su agente, Carlos Costa, y su responsable de comunicaci¨®n, Benito P¨¦rez-Barbadillo, pero en ning¨²n caso pueden tener ning¨²n contacto con el jugador, ya que solo se permiten tres miembros por equipo en la burbuja. Para ejercitarse a diario, los tenistas recurren a un club situado a medio kil¨®metro, el Jean Bouin, y a diferencia de otras ocasiones se les fue a buscar a todos los participantes al aeropuerto, no solo a las figuras.
El ?rea de Jugadores ha sido separada en dos zonas, en consonancia con la divisi¨®n en el alojamiento, y no hay contacto alguno con los periodistas; la interacci¨®n en las ruedas de prensa es telem¨¢tica pese a que la distancia f¨ªsica sea de unos pocos metros. Una cristalera hace de frontera. La cifra de acreditaciones se ha reducido de manera dr¨¢stica, de las 900 habituales a 150, y mientras antes era una misi¨®n m¨¢s que complicada desplazarse de un lado a otro del complejo durante una jornada de partidos por las multitudes, ahora no hay obst¨¢culo porque el aforo se ha reducido a los 1.000 espectadores diarios (se pretend¨ªan 20.000 al principio). Cifra que, a tenor de lo visto en las gradas, no se alcanza.
Despu¨¦s de nueve ediciones, el torneo ha decidido sustituir las pelotas (de la francesa Babolat a la norteamericana Wilson), m¨¢s pesadas y que con las bajas temperaturas a¨²n botan menos. ¡°No se las dar¨ªa a un perro para que las masticara¡±, protest¨® el ingl¨¦s Daniel Evans. Hay debate, porque la meteorolog¨ªa condiciona el juego y tambi¨¦n ha producido ruido el episodio de Fernando Verdasco, al que se le ha impedido competir al haber dado positivo en la primera prueba y no aceptar la organizaci¨®n las pruebas negativas que present¨® el madrile?o despu¨¦s. Interpondr¨¢ una demanda.
¡°Yo estoy siguiendo las mismas instrucciones que todo el mundo. Tenemos que seguir las reglas y aqu¨ª, en Francia, son las que son. Son bastante estrictas, pero supongo que deben ser as¨ª¡±, apunta Novak Djokovic mientras sigue desarroll¨¢ndose el torneo en un contexto trist¨®n. As¨ª transcurre este Roland Garros que quiere, pero que desgraciadamente no lo es.
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