El tenis femenino, la ruleta que no para

El carrusel contin¨²a en Par¨ªs, donde la ruleta gira y gira, y contin¨²a girando. No hay torneo sin volantazo ni sorpresa, y este Roland Garros sit¨²a de repente en el escaparate del tenis femenino a Iga Swiatek, una polaca de 19 a?os que se mueve y expresa con toda naturalidad y que as¨ª, jugando como si no pasara nada, se ha plantado en la final del grande franc¨¦s. ?Polonia? S¨ª, Polonia se hace un hueco y su pa¨ªs celebra: hac¨ªa 81 a?os, desde que Jadwiga Jedrzejowska lo consiguiera en la edici¨®n de 1939, otros tiempos y otro tenis, que la naci¨®n centroeuropea no colocaba a una de sus representantes a la puerta del t¨ªtulo.

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¡°Esto es una aut¨¦ntica locura. Simplemente, he cre¨ªdo en m¨ª misma¡±, dice la chica cuando se le plantea c¨®mo demonios ha conseguido ha conseguido ir deshaci¨¦ndose de un exigente ramillete de rivales, primero Vondrousova y luego Hsieh, Bouchard, Halep, Trevisan y este jueves Nadia Podoroska: 6-2 y 6-1, en 1h 10m. Argentina, claro, llora. ¡°No jugu¨¦ mi mejor partido, pero por fin estoy disfrutando con mi vida y soy feliz¡±, expresa la de Rosario, que hace un a?o y medio lleg¨® a Alicante con una mano delante y otra detr¨¢s, pr¨¢cticamente de la nada en esto del tenis, y estos d¨ªas ha agitado Roland Garros.

M¨¢s all¨¢ del desenlace del pulso entre ambas, su sola presencia vuelve a subrayar el vaiv¨¦n permanente del circuito femenino, en el que conforme ha ido decayendo la soberan¨ªa de Serena Williams no hay una sola jugadora que d¨¦ el paso adelante de forma clara. Van y vienen las ganadoras, un d¨ªa arriba y otro abajo, con lo refrescante que conlleva y lo confuso tambi¨¦n: es imposible hacer un pron¨®stico. Frente al estatismo impuesto con pu?o de hierro por Federer, Nadal y Djokovic entre los hombres ¡ªentre los tres se han adjudicado la friolera de 56 majors de los 67 celebrados desde que el suizo ganase por primera vez, en Wimbledon 2003¡ª, la WTA ha propuesto diez nuevas campeonas en los 18 ¨²ltimos Grand Slams.

En Roland Garros, sin ir m¨¢s lejos, hay que retroceder al periodo entre 2012 y 2015 para dar con dos gobernantas firmes, con Serena y Maria Sharapova reparti¨¦ndose a partes iguales esos cuatro t¨ªtulos. Despu¨¦s, triunfaron sobre la arena parisina Garbi?e Muguruza, Jelena Ostapenko, Simona Halep y Ashleigh Barty. Una irrupci¨®n sorprendente la de esta ¨²ltima el a?o pasado, no tanto por su envergadura como tenista como porque hasta entonces la arcilla se le hac¨ªa un elemento sumamente extra?o.

Ahora, de repente, no solo aparece en el primer plano Swiatek ¡ªla 54? del ranking, pero completamente desconocida para el gran p¨²blico¡ª, sino que irrumpe otra jugadora que no hab¨ªa dejado hasta ahora el m¨¢s m¨ªnimo rastro sobre la arena. S¨ª en el cemento de Australia, donde Sofia Kenin (6-4 y 7-5 a Petra Kvitova) volvi¨® a volatilizar todos los vaticinios, pero nunca en un terreno que se le resiste sobremanera a las nuevas hornadas del tenis estadounidense.

¡°?Estudiar? ?Creen que podr¨ªa estar estudiando mientras voy a jugar la final de un Grand Slam?¡±, bromea Swiatek, que compite con raci¨®n doble porque tambi¨¦n jugar¨¢ hoy las semifinales de dobles. ¡°No quiero pensar, simplemente disfruto. Todo esto parece irreal¡­¡±, dice la polaca sin haber cedido un solo set, ¨²nicamente 23 juegos en su trazado.

S¨ª, Polonia. De repente.