Muchos lobos y poco f¨²tbol
La Roja, en un partido muy rocoso y poco cosm¨¦tico, solo agitado por alg¨²n aceler¨®n de Adama, vence a una cruda Suiza con un gol de Oyarzabal tras una pifia del portero visitante
Una rocosa Suiza tuvo en vilo a Espa?a. No porque el equipo helv¨¦tico se afanara frente a De Gea, sino por su constante tratamiento de choque. Suficiente para que la Roja ofreciera una versi¨®n nada fluida, m¨¢s bien aparatosa. El ¨²nico alivio lleg¨® por una jaimitada de Sommer, el meta visitante, que agradeci¨® Oyarzabal. La machaconer¨ªa del ardoroso conjunto suizo propici¨® un partido ¨¢rido, nada recreativo. Pero v¨¢lido para que la Espa?a de Luis Enrique siga al frente del grupo en esta Liga de Naciones.
No fue un encuentro para el archivo del tesoro del f¨²tbol. Result¨® un partido intrincado para Espa?a. F¨²tbol de lobos. En Valdebebas mord¨ªan todos, cada cual breaba de lo lindo a su presa. Ni un cent¨ªmetro para nadie. Ni siquiera para los porteros, m¨¢s acosados por sus colegas que por los adversarios. F¨²tbol vanguardista, dicen. Pocos guardametas est¨¢n ya exentos del tiqui-taca.
Ya no articulan el juego los Beckenbauer, Koeman o Fernando Hierro de turno. Hoy son los metas, a los que enchironan en el zulo del ¨¢rea peque?a mientras los rivales hostigan y hostigan a los posibles receptores. Insisti¨® Suiza en coger vuelo raso desde Sommer. Y, aunque en menor medida, tambi¨¦n la Roja se puso a los pies de De Gea.
Convertido el medio campo en un simple apeadero, el encuentro discurr¨ªa en las ¨¢reas, pero no por el hechizo de las delanteras, sino por la obstinaci¨®n, sobre todo suiza, de poner en jaque a su portero y tres centrales. El juego en largo se ha convertido en una profanaci¨®n. Como Sommer no es Beckenbauer, tan apretado estaba el hombre que quiso fluir con Xhaka. El capit¨¢n suizo resbal¨®, Merino lleg¨® al quite y Oyarzabal emboc¨®.
No remiti¨® Suiza, que mantuvo intacto su proyecto, incluida la misma presi¨®n sobre los saques de De Gea cuando tuvo oportunidad. Eso s¨ª, el portero del United fue m¨¢s exigido con las manos. Minutos antes del gol local, un desajuste de la zaga de Luis Enrique deriv¨® en un remate de Benito al que respondi¨® de maravilla el arquero espa?ol.
En medio de un choque selv¨¢tico, con las dos selecciones predispuestas para una presi¨®n jabata, la Roja no daba con los extremos. Tampoco con los laterales. Gay¨¢-Ansu y Navas-Ferran quedaron encapotados por la gregaria y bien adiestrada defensa visitante, con tres centrales y auxilios permanentes de los volantes. Antes de cerrar el primer acto, la ¨²nica huella salvo el gol. Un centro de Navas lo cabece¨® Ferran sin mucha oposici¨®n, pero se interpuso Sommer. En un equipo sin un nueve natural, Luis Enrique ya hab¨ªa permutado al jugador del City y Oyarzabal. El primero cerr¨® el primer tiempo como ariete y el vasco como extremo por la derecha.
El partido siempre fue m¨¢s pedregoso que cosm¨¦tico. S¨®lo aireado con la entrada de Adama, ese futbolista con el forro f¨ªsico de un zaguero de los All-Blacks. El chico, relevo del enjaulado Ansu Fati, tard¨® un segundo en abrir gas y dejar en el retrovisor a un pu?ado de suizos. No tiene piernas; tiene turbos. Es at¨®mico en todo. M¨¢s que regatear, cita a sus alguaciles a una carrera imposible. Sobrado de f¨ªsico, descomunal, a¨²n tiene que adecuar su herc¨²leo cuerpo a las distintas lecturas del juego. No todo son acelerones. Pero con 24 a?os tiene recorrido para el aprendizaje.
M¨¢s all¨¢ de los sprints de ese palad¨ªn que es Adama, el duelo nunca cogi¨® altura. A Espa?a, siempre, todo se le hizo engorroso, con trabas y m¨¢s trabas, con el Di St¨¦fano convertido en un campo de minas. No es Suiza un equipo versallesco, ni mucho menos. Pero s¨ª es una selecci¨®n resistente en la que nadie se siente rebajado de servicio.
Gran Busquets
Desde aquel inicial remate de Benito no volvi¨® a cruzarse con De Gea, pero tampoco hizo concesiones a una Roja obligada al tajo y m¨¢s tajo. Con Merino y Busquets ¡ªa sus 32 a?os, el ¨²nico que tuvo faena completa en Lisboa y en Madrid¡ª dale que dale, Espa?a, siempre en alerta, no puso en riesgo la d¨¢diva de Sommer a Oyarzabal.
Luis Enrique, adem¨¢s del envite con Adama, reforz¨® el eje con Canales por Dani Olmo, que es m¨¢s un jugador de ataque que un interior geom¨¦trico, y recurri¨® a un ariete m¨¢s puro como Gerard Moreno. No encontr¨® tregua hasta el final de un partido sin m¨¢s encanto para los locales que los tres puntos, un par de carreras del nuclear Adama, la extraordinaria vivacidad de Busquets y una buena parada de De Gea. Hay partidos gripados, por virtudes ajenas o defectos propios, en los que solo cabe competir con la mand¨ªbula prieta. Fue el caso de esta Roja.
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