El Madrid es el Madrid
El equipo de Zidane, m¨¢s maduro, expresa su superioridad sobre el Barcelona de un extremista Koeman despu¨¦s de la pol¨¦mica intervenci¨®n del VAR
Incluso vac¨ªo, el Camp Nou es el Camp Nou para el Madrid. Necesita sentir para jugar, saber que se le admira y se le odia para ganar, y en el estadio azulgrana se reconoce como equipo competitivo y poderoso, ¨²nico tambi¨¦n por el temor reverencial que provoca, vencedor despu¨¦s de la intervenci¨®n del caprichoso VAR. La aparici¨®n del videoarbitraje, que no quiso perderse un cl¨¢sico tan apetecible, mat¨® al Bar?a cuando ten¨ªa al Madrid con un pie sobre el cuello en un partido abierto y alegre, la mejor propaganda para LaLiga.
Los azulgrana encontraron en la tecnolog¨ªa el argumento para salirse del cl¨¢sico de mala manera, remitirse a los ¨¢rbitros y justificar de alguna manera una dolorosa derrota con un superior Madrid. A ojos del Bar?a, con y sin gente, el Madrid sigue siendo el Madrid, invicto en el estadio desde la llegada de Zidane.
Zizou es un cham¨¢n y, como tal, su leyenda se alimenta a partir de duelos contra rivales de la talla del Bar?a. Ya son seis encuentros sin perder, tres victorias y tres empates, los mismos cl¨¢sicos que lleva Messi sin marcar, a pesar de completar una hora de partido muy interesante, al final menos trascendente que Sergio Ramos. El capit¨¢n blanco es un jugador capital, tan influyente en su equipo como en el contrario y en el contexto de los partidos, temido y admirado como el mismo Madrid. El poder¨ªo de Ramos resplandeci¨® en un encuentro jugado a la luz del d¨ªa para que el aficionado pudiera advertir tambi¨¦n que el proyecto de Koeman es por ahora tan ambicioso como fr¨¢gil y vulnerable en una ¨¦poca tormentosa en el club por el fin de mandato de Bartomeu.
Koeman no politiquea con la alineaci¨®n ni gestiona figuras, sino que atiende a la meritocracia para acabar con el acomodo y las jerarqu¨ªas del vestuario y la err¨¢tica pol¨ªtica deportiva del presidente del Bar?a. Ning¨²n fichaje ha sido m¨¢s sospechoso que el de Griezmann ni ha habido una incorporaci¨®n mejor recibida que la de Pedri, icono del futuro con Ansu Fati y hasta cierto punto tambi¨¦n con Dest, titular por delante de Sergi Roberto. Al fin y al cabo se trata de hacer un equipo y no de repartir a los futbolistas en la cancha, una apuesta que obliga a reparar en j¨®venes ambiciosos y no en veteranos que piden jugar a la carta para justificar su cartel incluso ante t¨¦cnicos intervencionistas como Koeman. El Bar?a juega diferente con o sin Griezmann, aunque Pedri no destacara precisamente ante al Madrid.
Messi, encendido y agotado
Tambi¨¦n arriesg¨® Zidane porque necesitaba activar a un equipo desganado y derrotado por C¨¢diz y Shakhtar. Apost¨® por Asensio, un futbolista tan talentoso como discutido, y prescindi¨® de un cuarto centrocampista como Modric. Hasta la l¨ªnea de medios se descolg¨® Benzema, delicioso por su lectura del juego, inteligente para sacar de su sitio a Piqu¨¦, y filtrar los pases para la llegada de volantes poderosos como Valverde. A partir de la posesi¨®n y la calma, el Madrid sorprendi¨® al Bar?a: 0-1. La respuesta azulgrana fue tan excitante como su formaci¨®n: Messi profundiz¨® para Alba y su centro fue rematado por Ansu, a los 17 a?os el segundo goleador m¨¢s joven de un cl¨¢sico. Una jugada de manual muy conocida e igualmente efectiva en el orden dispuesto por Koeman.
Ansu jugaba de ariete en ataque y de zaguero en defensa y Messi actuaba de enganche, especialmente activo y rematador, solo reducido por Courtois. El meta le sac¨® un tiro de gol despu¨¦s de que el 10 quebrara a Ramos. Los regates del rosarino creaban situaciones de superioridad de la misma manera que los movimientos de Benzema, neutralizado por Neto, desmontaban el sistema de contenci¨®n del Barcelona en un partido divertido y agradecido para el telespectador a falta de aficionados en el Camp Nou. Acaso el Madrid era muy selectivo y el Barcelona m¨¢s continuo en sus arrebatos atacantes por la omnipresencia de Messi y Ansu Fati.
Falto de equilibrio y control, poco ortodoxo por el intercambio de posiciones, el equipo jugaba colectiva e individualmente para el 10. Ayudaban m¨¢s que jugaban Coutinho y Pedri. El plan demanda jugar a un ritmo imposible para jugadores educados en la quietud como Busquets. Los volantes han menguado y perdido peso en el Bar?a. Los madridistas eran m¨¢s y mejores en la divisoria y los azulgrana resultaban m¨¢s el¨¦ctricos en sus descargas con Messi y Fati. A cambio de jugar revolucionado, demasiado para no ser permeable y evitar las p¨¦rdidas de bal¨®n, el Barcelona ten¨ªa m¨¢s veneno que el calmo Madrid.
Los azulgrana se alimentan de la energ¨ªa de Ansu y el Madrid de la de Ramos. Nadie acompa?¨® al barcelonista en sus mejores momentos, el¨¦ctrico en el desmarque, y en cambio el partido gir¨® a favor del madridista en un penalti marcado por el capit¨¢n del Madrid. El VAR intervino despu¨¦s de un agarr¨®n de Lenglet a Ramos, posterior a un empuj¨®n del central blanco al azulgrana, y el colegiado pit¨® la pena m¨¢xima transformada ¡ªya son 25 seguidas¡ª por Sergio Ramos.
El penalti provoc¨® la dimisi¨®n azulgrana y ceg¨® a Koeman, que apuesta de forma extrema porque tiene prisa por triunfar en el Camp Nou. No funcionaron los cambios y Modric puso un precioso tercer gol para sellar el triunfo del maduro Madrid, negado antes por Neto. Al Bar?a, un equipo por hacer, le dio igual, porque el partido se hab¨ªa presentado como plataforma para el futuro y se acab¨® por mirar al pasado y a debatir sobre el dichoso VAR y el Madrid.
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