Nadie quiere ser Mascherano
Hoy no punt¨²a decir que quieres ser un trabajador como El Jefecito, que se retira; la moda es presumir de ser un virtuoso como Piqu¨¦
Hace tiempo que el Bar?a busca un central y no lo encuentra, a la espera de que regrese Eric Garc¨ªa del Manchester City. La pareja Piqu¨¦-Lenglet funciona como titular sin m¨¢s presi¨®n que la de Araujo. A pesar de que ya renunci¨® a la selecci¨®n, al catal¨¢n le convendr¨ªa descansar en alg¨²n partido y al franc¨¦s seguramente le ir¨ªa bien que le apretaran un poco m¨¢s, siempre muy aplicado y acad¨¦mico y a menudo tambi¨¦n tan discreto que cuando deja de serlo le descubre el Var y le expulsan o le pitan un penalti por agarrar de la camiseta a Sergio Ramos.
Lenglet no se acerca todav¨ªa a la mejor versi¨®n de Umtiti, castigado por las lesiones, y le faltan partidos para poder ser un buen complemento de Piqu¨¦, indiscutible a sus 33 a?os, aunque cada vez se siente m¨¢s exigido y expuesto, nada que ver con los tiempos en que form¨® t¨¢ndem con Carles Puyol. El d¨²o Piqu¨¦-Puyol triunf¨® porque se complementaba muy bien y porque el capit¨¢n marcaba la l¨ªnea dentro y fuera del campo, pendiente del vestuario y capitalizador del gas sentimental del Camp Nou.
No es f¨¢cil dar con el mejor compa?ero para Piqu¨¦ desde la retirada de Puyol. No consiste simplemente en encontrar una pieza de recambio, como si se tratara de un futbol¨ªn, t¨¢ctica que ha fracasado muchas veces, especialmente en el caso Neymar. La cuesti¨®n es que se entienda con Piqu¨¦ y adem¨¢s comprenda el juego del Bar?a. Muchas veces no alcanza con ser un central natural contrastado, sino que el jugador se debe adaptar a las circunstancias y renunciar incluso a su puesto preferido, como le pas¨® a Javier Mascherano.
El Jefecito ha anunciado que lo deja despu¨¦s de una carrera llena de ¨¦xitos que pasa por el Camp Nou. El argentino era un volante central, como se dice en Argentina, un 5, que jug¨® de defensa central en el Barcelona. ¡°Llegu¨¦ para cumplir un sue?o y ha llegado el momento de despertar; ha durado m¨¢s de lo que pude imaginar¡±, afirm¨® en su despedida azulgrana despu¨¦s de siete a?os y medio y 18 t¨ªtulos en el Barcelona. Mascherano fue muy querido en River, Corinthians, West Ham, Liverpool, Estudiantes y Argentina.
Hay una jugada muy conocida que define su f¨²tbol y su estancia en el Camp Nou. Ocurri¨® en aquel partido de octavos de final de la Champions 2010-2011 contra el Arsenal cuando le quit¨® la pelota de los pies a Nicklas Bendtner en el momento en que el dan¨¦s estaba a punto de rematar ante Vald¨¦s despu¨¦s de una asistencia de Jack Wilshere. El argentino evit¨® entonces la eliminaci¨®n del Barcelona, que acabar¨ªa siendo campe¨®n en Wembley. El jugador se dej¨® la pierna en un tackle, recurso muy ingl¨¦s, signo de distinci¨®n de Mascherano.
Alcanza con repasar la acci¨®n y contemplar su cara para darse cuenta del esfuerzo y del riesgo que corri¨® a t¨ªtulo individual en favor del bien colectivo; as¨ª se explican algunas declaraciones que hizo despu¨¦s para explicar c¨®mo viv¨ªa el f¨²tbol. ¡°Yo lo sufro, no lo disfruto; durante 90 minutos hay un sufrimiento por la necesidad de estar concentrado, por no equivocarme, por estar al tanto de mis obligaciones y las de mis compa?eros. No encuentro sentido a lo que se llama disfrutar; yo disfruto entren¨¢ndome, aprendiendo, y no en los minutos que estoy en el campo¡±, afirm¨® Mascherano a Panenka.
Humilde, sacrificado y de car¨¢cter firme, ha sido un jugador profesional y comprometido con su club; ejemplar por su dedicaci¨®n y referente para sus compa?eros de equipo; competitivo y honesto en la cancha, bien valorado por el aficionado porque sab¨ªa que no presum¨ªa de nada sino que intentaba disimular cualquier carencia. ¡°Si no hubiera comenzado a jugar de central, seguramente mi paso por el Bar?a habr¨ªa durado poco¡±, confes¨®, consciente de que la demarcaci¨®n de mediocentro que tanto le gustaba estaba hecha a la medida de Sergio Busquets.
Busquets y Mascherano podr¨ªan haber jugado juntos ahora y formar el doble pivote que dispone Koeman. No es posible porque el argentino ha cumplido 36 a?os y ha decidido colgar las botas. No quiere enga?ar a nadie y menos enga?arse a s¨ª mismo, una actitud que le honra en un momento en que muchos j¨®venes aspiran a ser figuras y jugar a la carta, como si los equipos se dise?aran de acuerdo a sus gustos, nada que ver con Mascherano. Decir que quieres ser un trabajador como El Jefecito hoy no punt¨²a; lo que cuenta es decir que eres un virtuoso con el talento de Piqu¨¦.
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