¡°?C¨®mo puede prescribir el dolor?¡±
¡°Abusaron de m¨ª cuando era una ni?a, pero yo en ese momento no lo viv¨ª como un abuso. Lo estoy viviendo ahora cuando mi cuerpo sabe que lo puede sostener¡±, relata a EL PA?S una de las v¨ªctimas de Carlos Franch, el exentrenador de Betx¨¬ condenado a 15 a?os y medio de c¨¢rcel
- ?Por qu¨¦ fue usted a denunciar en 2017?
- Esa pregunta se?ora letrada no se la puedo permitir, no se est¨¢n juzgando los hechos cometidos con ella.
- Es la motivaci¨®n de c¨®mo se sent¨ªa.
- No; no. Ya les he dicho que cualquier pregunta relacionada con hechos delictivos que no son juzgados, no se las puedo permitir.
- ?Est¨¢ siguiendo tratamiento psicol¨®gico desde 2017?
- Esa pregunta la declaro impertinente. No estamos juzgando el tratamiento, ni las secuelas.
- ?Respecto a los masajes, recuerda si¡?
- Se?ora fiscal, esas preguntas no guardan relaci¨®n con los hechos, tengo que declararlas impertinentes.
El que declara impertinentes las preguntas de la fiscal y de la acusaci¨®n particular es Esteban Solaz, el magistrado ponente que tiene que dictar sentencia sobre los abusos sexuales que cometi¨®, seg¨²n consta en 12 denuncias, Carlos Franch (63 a?os), exentrenador del Club Gymn¨¤stic de Betx¨ª. El juicio qued¨® visto para sentencia el pasado d¨ªa 18 y este lunes ha salido la sentencia por la que se le condena a 15 a?os y seis meses de c¨¢rcel por abusos sexuales continuados a tres menores (hubo nueve denuncias m¨¢s, pero sus casos han prescrito). La sentencia es la n¨²mero 370 de la Secci¨®n Primera de la Audiencia Provincial de Castell¨®n dictada por el presidente Solaz y las magistradas Raquel Alc¨¢cer y Aurora De Diego. La fiscal hab¨ªa pedido 22 a?os y seis meses para el que durante 31 a?os fue entrenador y conserje de las instalaciones del club en el peque?o pueblo de 5.700 habitantes de la provincia de Castell¨®n.
La que no pudo contestar a esas preguntas es Beatriz (nombre ficticio) que ha cumplido ya 35 a?os. Han transcurrido m¨¢s de 20 desde que sufri¨® abusos sexuales por parte de Franch (por aquel entonces era menor) y tres desde que los denunciara a la Guardia Civil. Los hechos han prescrito; pero su denuncia, la segunda que lleg¨® al cuartel de Betx¨ª, hizo que la Guardia Civil abriera una investigaci¨®n en mayo de 2017.
Una llamada advirti¨® a Beatriz de que hab¨ªa rumores sobre una denuncia a Franch; su reacci¨®n fue correr al cuartel a contar lo que hab¨ªa sufrido 20 a?os antes. Gracias a esas dos denuncias y a las diez que llegar¨ªan despu¨¦s, Franch acab¨® en el banquillo de los acusados. 12 son las gimnastas que le denunciaron. Seg¨²n la fiscal y el magistrado que ha dictado la sentencia, el modus operandi era el mismo: vali¨¦ndose de su prestigio de entrenador, el acusado ¡°someti¨® a las menores a un tipo de masajes para satisfacer su instinto sexual y sus deseos libidinosos¡±. En tres casos los delitos no han prescrito; en nueve s¨ª. ¡°Es en ese momento cuando sientes el dolor, el dolor de verdad. S¨ª, yo en el pasado hab¨ªa d¨ªas que en los entrenamientos sent¨ªa miedo, me preguntaba si era normal lo que estaba pasando. Pero lo vives como una nube, como algo difuminado, porque eres una ni?a. El dolor lo sientes ahora. Ahora que eres adulta es cuando tomas conciencia de todo esto. Y dices: ?y este dolor? ?Est¨¢ prescrito? ?C¨®mo puede prescribir el dolor? ?Y no, el dolor no prescribe¡±, se desahoga Beatriz en una larga charla sentada en la terraza de una cafeter¨ªa un d¨ªa despu¨¦s de que el juicio quedara visto para sentencia.
Es una de las siete testigos que declar¨® en el juicio oral y que tuvo que escuchar hasta en seis ocasiones, durante los 20 minutos que dur¨® su comparecencia, que las preguntas no eran pertinentes y, por lo tanto, no admit¨ªan respuesta. En el juicio a Miguel ?ngel Mill¨¢n (el entrenador de atletismo condenado a 15 a?os de prisi¨®n por abusar sexualmente de sus atletas) s¨ª se escuch¨® a los atletas pese a que los delitos estuvieran prescritos. En la sala de Castell¨®n, no. ¡°Me siento como suspendida, que todo ha quedado a medias¡±, cuenta Beatriz.
¡°Viv¨ª con alegr¨ªa la v¨ªspera del juicio. Me dec¨ªa: ¡®por fin, despu¨¦s de tres a?os y medio esperando, por fin ha llegado el momento. Despu¨¦s de declarar estuve llorando tres d¨ªas. En ese momento es cuando identifiqu¨¦ todo con la prescripci¨®n. Tengo claro que somos testigos y nuestros hechos son un apoyo, pero siento que se deshumaniza totalmente la figura de la testigo. No se nos ve como v¨ªctimas y duele tanto¡¡±, relata. El magistrado Esteban Solaz s¨ª reflej¨®, sin embargo, en la sentencia, la importancia que hab¨ªan tenido las distintas declaraciones de las testigos (y cit¨® el nombre de las nueve cuyos casos hab¨ªan prescrito) porque ¡°coinciden en detalles y elementos comunes a todas ellas que muestran el modus operandi desarrollado por Carlos a lo largo del tiempo y refuerzan la credibilidad de los testimonios prestados por las TP CS 4/17, 5/17 y 9/17 [testigos protegidos]¡±.
¡°Me preguntaron por fechas, datos. Se trataba simplemente de verlo de forma humana, no de un protocolo que hay que seguir y como esto no entra dentro de ese protocolo, lo dejo ah¨ª. Somos personas que hemos sufrido abusos, los hemos denunciado y estamos ah¨ª. Y no es f¨¢cil denunciarlos, ni entender que lo que has sufrido son abusos. ??ramos ni?as! Con las otras compa?eras con las que he hablado ninguna lo viv¨ªa como un abuso. Como tu cuerpo no puede aceptarlo, niegas que ha pasado; es un mecanismo de defensa. Decides quedarte con lo bueno de la gimnasia y tapas lo malo. Lo dejas ah¨ª sellado con lo m¨¢s fuerte. Lo negu¨¦ hasta que mi cuerpo decidi¨® que pod¨ªa sobrellevarlo¡±, prosigue.
Gloria Viseras, que denunci¨® al seleccionador Jes¨²s Carballo en 2012 (ten¨ªa por entonces 47 a?os) por haber abusado de ella cuando era menor (de los 12 a los 15), siempre cuenta que a ella nunca la escuch¨® un juez en un tribunal. S¨®lo la polic¨ªa a la que acudi¨® a denunciar los hechos. Como hab¨ªan prescrito, no hubo juicio. Es m¨¢s, finalmente tuvo que declarar ante un juez pero como acusada de da?ar, presuntamente, el honor de Carballo.
Para las v¨ªctimas es importante verbalizar sus vivencias porque, despu¨¦s de haber cargado con el silencio y el sentimiento de culpa durante a?os, sienten que contarlo ante un tribunal les ayuda a poner punto y final al infierno que han vivido. ¡°El juez no me va a sanar; lo tengo que hacer yo sola y es lo que estoy haciendo con la terapia. Los hechos han prescrito y s¨¦ que funciona as¨ª, pero es importante escucharnos y escuchar la vivencia del presente. Si lo relatas en un tribunal, sientes que t¨² tambi¨¦n est¨¢s ah¨ª y que se ha hecho justicia tambi¨¦n con nosotras¡±, explica Beatriz. Asegura que decidi¨® denunciar ¡°movida por un impulso visceral¡± porque ¡°no pod¨ªa permitir que a ninguna ni?a m¨¢s le pasara lo que a ella¡±.
Cuenta Lucia Osborne (exgimnasta de la selecci¨®n australiana que sufri¨® abusos) en su libro Elijo a Elena que en el equipo le inculcaban ¡°la importancia de evitar la debilidad ante todo¡±. Beatriz recuerda algo parecido de su ¨¦poca en el club Gymn¨¤stic en el que estuvo desde los cinco hasta los 17 a?os. ¡°Sientes que nunca haces lo suficiente, la autoexigencia es desmesurada: siempre piensas que pod¨ªas haberlo hecho mejor. De alguna forma es anularte por completo. Yo recuerdo vivir esa etapa como una aut¨®mata: ni sent¨ªa, ni padec¨ªa. Recuerdo que ¨¦l [Carlos Franch] estaba empe?ado en que se ten¨ªa que sonre¨ªr en los ejercicios de suelo. ?Sonre¨ªr? Lo que ten¨ªa que hacer era sentir y disfrutar. C¨®mo ¨¦l no consegu¨ªa eso, lo que quer¨ªa era que se viera. Me castigaba por no sonre¨ªr. Eras una m¨¢quina: ahora tienes que sonre¨ªr; te duele, pues no te puede doler. Hoy no tienes un buen d¨ªa, pues me da igual, no puedes permitirte tener un mal d¨ªa. Tienes que entrenar para ganar, para ser la mejor... Entras en ese bucle y no sales¡±, relata.
¡°Te hace tener un prop¨®sito en la vida tan claro y tan simple como el de entrenar para ganar y te agarras a eso. Y el agarrarse a eso conlleva el depender de esa persona [el entrenador], el aguantar lo que sea y estar con esa focalizaci¨®n. Dependes de ¨¦l para todo: ¨¦l lo sab¨ªa y jugaba con eso¡±, prosigue.
Con la nueva Ley Org¨¢nica de Protecci¨®n Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia aprobada el pasado mes de junio, se extiende el tiempo de prescripci¨®n de los delitos de abusos sexuales a menores: el plazo se contar¨¢ a partir de que la v¨ªctima haya cumplido los 30 a?os. ¡°Es algo muy, muy importante. Abusaron de m¨ª cuando era una ni?a, pero yo en ese momento no lo viv¨ª como un abuso. Lo estoy viviendo ahora cuando mi cuerpo sabe que lo puede sostener¡±, concluye Beatriz que admira y agradece la ¡°valent¨ªa¡± de las ni?as de Betx¨ª siguientes a su generaci¨®n que denunciaron cuando todav¨ªa eran menores.
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