Los futbolistas contra el racismo
Me alegro de la iniciativa del PSG y el Estambul porque siento que hace mucho que los jugadores han olvidado esa capacidad de cambiar las cosas si est¨¢n unidos
Una hora antes del partido entre PSG y Estambul Besaksehir debat¨ªamos en el estudio de Telefoot sobre las diferentes opciones del equipo parisino (las crisis no tienen fronteras), sobre el sistema que Tuchel propon¨ªa para esa cita que consider¨¢bamos definitiva para la clasificaci¨®n para octavos del equipo de Neymar y Mbapp¨¦. Hubo un momento en el que nos pusimos tan trascendentes que nuestro presentador, Thibaut Le Rol, rebaj¨® la discusi¨®n para decirnos que el PSG ten¨ªa todos los elementos para clasificarse, ese martes, s¨ª o s¨ª. Y a nuestra parte del cerebro futbolero le sali¨® un razonamiento de esos que dicen que en el f¨²tbol no hay nada escrito y que todo puede pasar. Todo.
Bueno, matizando el todo, hoy en d¨ªa todo lo que la covid nos deja como controlable, pero una vez que los equipos se presentaban sanos en el Parque de los Pr¨ªncipes, ese todo parec¨ªa absoluto. Como imagino que ustedes ya saben lo que sucedi¨® a partir del minuto 14 de partido y sus consecuencias, ya que estas noticias trascienden a lo deportivo, lo resumo en que la contienda qued¨® suspendida a causa de las palabras de supuesto car¨¢cter racista con las que el cuarto ¨¢rbitro describi¨® a Pierre Web¨®, ayudante del entrenador turco. Perm¨ªtanme un par de reflexiones sobre el asunto, una vez que el revuelo ya ha pasado y nos preparamos para el fin de semana (y las Navidades) y lo del martes, como todo lo que es ya pasado, parece tiempo consumido.
Mi primera cuesti¨®n es sobre la fuerza de los jugadores cuando act¨²an juntos y unidos por una causa. Porque el partido no fue suspendido por la UEFA, ni, evidentemente, por los ¨¢rbitros que tendr¨ªan esa potestad si esas actitudes racistas vinieran, por ejemplo, de las gradas. No, el encuentro se suspendi¨® porque los jugadores de ambos equipos decidieron que no se segu¨ªa jugando porque lo que es intolerable es que sea alguien vestido con el escudo de la UEFA quien sea el origen del altercado y es inadmisible que quien debe impartir justicia se convierte en la causa de todos los demonios. Tal vez por eso, uno hubiera esperado que fuera la propia UEFA, reconociendo su parte de responsabilidad, quien hubiera parado el partido y tomado cartas en el asunto desde el minuto uno del altercado para liderar la cuesti¨®n. Pero no, fueron los actores quien lo hicieron y me alegro. Me alegro porque siento que hace mucho que los jugadores han olvidado esa capacidad de cambiar las cosas si est¨¢n unidos.
Mi segunda reflexi¨®n se sustancia en una pregunta: ?Qu¨¦ hubiera pasado si el idioma del cuarteto arbitral hubiera sido menos comprensible, menos entendible que el m¨¢s f¨¢cil rumano de ra¨ªz latina? Imaginemos esa misma definici¨®n del cuarto ¨¢rbitro pero pronunciada en uno de esos idiomas que nos parecen ininteligibles y que, salvo enorme causalidad, hubiera pasado desapercibido a Web¨® y resto de la delegaci¨®n turca. ?Tiene que ver el desprecio y el insulto con que lo podamos, o no, entender? Siempre recuerdo esos ambientes futboleros que describimos como maravillosos, esas gradas cantando y animando en una lengua desconocida en la que, esa es mi experiencia, nunca sabremos si eran canciones de apoyo o las viejas canciones guerreras de la intimidaci¨®n.
Para acabar con mi reflexi¨®n, me pregunto sobre qu¨¦ hubiera pasado si, antes de que el de tr¨¢fico emocional se hubiera derramado, el se?or Coltescu se hubiera acercado al se?or Web¨®, le hubiera tendido la mano y reconociendo su error, le hubiera pedido disculpas. Y ya puestos, me cuestiono sobre si el se?or Coltescu, un hombre an¨®nimo hasta el martes a las 21.15, puede acabar siendo un ejemplo e instrumento para que todos aprendamos de su perplejidad ante lo que estaba pasando, ante lo que hab¨ªa provocado sus palabras que ¨¦l defin¨ªa como normales, o si, simplemente, nos vamos a quedar con sancionarlo, apartarlo, ocultarlo bajo la alfombra y aqu¨ª no habr¨¢ pasado nada.
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