Firmino arrebata el liderato al Tottenham en el ¨²ltimo minuto
El Liverpool vuelve a encaramarse a lo m¨¢s alto de la Premier tras derrotar al equipo de Mourinho en un partido que solo se le complic¨® con un sorprendente contragolpe lanzado por Lloris y Lo Celso
El Tottenham de Mourinho no consigui¨® defender el liderato en Anfield. Resisti¨® hasta el minuto 90, que no es poco, frente al mejor embate que ha ofrecido el Liverpool en lo que va de temporada. El 1-1 parec¨ªa inevitable cuando Firmino enga?¨® a Alderweireld y cabece¨® el 2-1 a la salida de un c¨®rner que premi¨® los m¨¦ritos locales. El Liverpool sumaba 10 tiros a puerta contra dos de su rival y hab¨ªa dominado todos los departamentos de un duelo tan vibrante que por momentos record¨® a los viejos tiempos libres de coronavirus.
A la media hora de partido el Liverpool hab¨ªa alcanzado esa iluminaci¨®n que le hace volar. Despu¨¦s de un oto?o destemplado, animados por los primeros 2.000 aficionados que Anfield acog¨ªa tras la pandemia, los jugadores recuperaban el esp¨ªritu colectivista. El gol de Salah, tras una jugada que implic¨® a Man¨¦ y a Firmino como organizadores, y a Jones como agitador, se antojaba el pr¨®logo de una demolici¨®n.
Sin que sus espor¨¢dicos despliegues le dieron ninguna ventaja, el Tottenham retroced¨ªa en busca de la seguridad de la cueva. Harry Kane permanec¨ªa aislado entre Henderson y Fabinho mientras sus diez compa?eros resist¨ªan formados en bloque bajo cuando, tras un ataque del Liverpool, se produjo una de esas situaciones inesperadas que transforman toda la realidad.
Term¨®metro de su equipo, Hugo Lloris contemplaba el paisaje con su habitual ojo cl¨ªnico. El portero capit¨¢n del Tottenham hab¨ªa firmado una gran parada en pleno asedio: un disparo de Firmino, raso, cruzado. La noche se le hac¨ªa larga siguiendo las idas y venidas de Salah, Man¨¦, Curtis Jones, Firmino y Wijnaldun, incansables en sus maniobras de entrada y salida de la zona que vigilaban los centrales, donde Dyer y Alderweireld viv¨ªan al l¨ªmite, exigidos por las apariciones de gente que no se esperaban. Hasta que de pronto, pasada la media hora, advirti¨® algo. Quiz¨¢s su instinto le dijo que los rivales bajaban la tensi¨®n, de tan c¨®modamente dominadores que se sent¨ªan. Entonces amag¨® que sacaba en largo y en lugar de patear la pelota la cogi¨® con la mano y se la dio a Lo Celso. Situado por Mourinho como pivote junto a Hojberg, para que oficiara de lanzador, el argentino interpret¨® la se?al a la primera.
Mal cubierto por Jones y Firmino, Lo Celso se gir¨® y alcanz¨® el c¨ªrculo central arrastrando a medio Liverpool en desorden. De repente, aquello era un contragolpe. El momento de Haung-min Son. Feliz de la falta de decisi¨®n de sus adversarios en la presi¨®n, y emparejado con el canterano Rhys Williams, un central de 19 a?os que empez¨® la temporada jugando en un equipo amateur, el coreano bail¨® en la l¨ªnea del fuera de juego antes de recibir el regalo de Lo Celso. Su definici¨®n al primer palo ¡ªcon un amague sublime al segundo¡ª fue el primer disparo del Tottenham. Fue un canto al mourinhismo. Y fue gol.
El equipo de Klopp volvi¨® del descanso aturdido y estuvo a punto de encajar el segundo en otro contragolpe. Tirado a la izquierda, Bergwijn hizo mella en el biso?o Williams. En otra salida en largo de Lloris que peinaron sucesivamente Kane y Son, Bergwijn se qued¨® mano a mano con Alisson. Su tiro se estrell¨® en el larguero.
Mourinho: ¡°Le dije a Klopp que hoy perdi¨® el mejor¡±
¡°Ni el 1-1 nos habr¨ªa dejado con buen sabor de boca¡±, lament¨® Mourinho, tras el encuentro; ¡°por las ocasiones que tuvimos, en los momentos en los que las tuvimos, debimos matar el partido. Los tres puntos estuvieron ah¨ª. Mano a mano con Alisson. Pero estoy contento con nuestro enfoque. Le dije a Klopp que hoy perdi¨® el mejor equipo y no estuvo de acuerdo, pero esa es su opini¨®n. Si me hubiera comportado como ¨¦l se comport¨® en la banda, a m¨ª me expulsaban¡±.
Si Mourinho prepar¨® al Tottenham para duplicar marcas y escalonar defensas en bloque bajo, en lo que le qued¨® al partido redobl¨® su intenci¨®n. Sobre el b¨²nker fabric¨® otro b¨²nker. Donde estaba el extremo Bergwijn puso al lateral Reguil¨®n; donde Lo Celso arriesgaba alg¨²n pase instal¨® al s¨®lido Sissoko; donde hab¨ªa corrido alegre Son, siu¨® a Dele Alli. Y en esas andaba el Tottenham, puro cemento, puro repliegue, puro liderazgo defendido a base de cerrar filas, cuando todo se desplom¨® en la ¨²nica situaci¨®n del juego en la que el Liverpool no goza de ventajas especiales. El bal¨®n parado. El c¨®rner. Alderweireld contra Firmino. La pelota que vuela, el brasile?o que amaga que va, que viene, y el marcador que pierde un metro en la duda. Firmino lo aprovech¨® para elevarse y cabecear con rabia. Como quien castiga. Al rival y tambi¨¦n a su entrenador, a Klopp, por haberle puesto a prueba con ese tal Jota.
¡°?Claro que el Tottenham tuvo sus ocasiones!¡±, dijo Klopp; ¡°pero alrededor de esas situaciones aisladas nuestro control del partido fue total. Por la calidad de los pases, por la presi¨®n, por la concentraci¨®n, por el esfuerzo... No tengo ninguna duda de que merecimos ganar. Hicimos un buen partido contra un monstruo del contragolpe¡±.
El 1-1 del Tottenham puso a prueba el car¨¢cter del Liverpool cuando todo parec¨ªa pintado para la fiesta en Anfield. El 2-1 del ¨²ltimo minuto reivindic¨® al campe¨®n y tambi¨¦n a Bobby Firmino, delantero altruista, contradicci¨®n en los t¨¦rminos, goleador justiciero antes que calculador, responsable este mi¨¦rcoles de devolver al Liverpool a la cabeza de la clasificaci¨®n de la Premier.
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