Schumacher y los humanos
La historia de Michael Schumacher no es solo la del ¨ªdolo alcanzado por la desgracia, ni una mera f¨¢bula de superaci¨®n, sino la b¨²squeda real de esperanza para los dem¨¢s
El pasado domingo se cumplieron seis a?os del terrible accidente de Michael Schumacher en la estaci¨®n alpina de Meribel, una de esas desgracias que, metidos a expertos de lo ajeno, todos convenimos a posteriori en que se podr¨ªa haber evitado. ¡°Primero todo fue dram¨¢tico, despu¨¦s todo fue confuso, luego todo fue secreto y al final todo fue silencio¡±, escribir¨ªa sobre aquello Juan Tall¨®n en esta misma cabecera. Se volv¨ªa a hablar del siete veces campe¨®n del mundo porque uno de sus hijos, Mick, acababa de proclamarse campe¨®n de la F¨®rmula 3 europea, y la actualidad invitaba a los ejercicios de memoria: as¨ª fue como ca¨ªmos en la cuenta de que, el ¨ªdolo deportivo al que legiones de aficionados idolatraron como a un dios, se hab¨ªa convertido en algo parecido a un fantasma.
Desde entonces, y cada cierto tiempo, nos encontramos con alg¨²n eco informativo sobre su estado de salud que no siempre ayuda a comprender lo que realmente sucede. El sensacionalismo tambi¨¦n se alimenta de los buenos deseos del espectador y en no pocas ocasiones hemos querido creer que todo qued¨® en un mal sue?o. Los titulares nos hablan de tratamientos experimentales con c¨¦lulas madre, de recuperaci¨®n de la consciencia, de vida familiar, y nuestra buena fe se ocupa de poner el resto. Queremos creer y creemos que Schumacher ha salido del coma, que reconoce a los suyos, que ve la televisi¨®n y disfruta con las evoluciones de sus hijos, pero lo cierto es que no sabemos nada con certeza, tan solo nos limitamos a interpretar los mensajes -a menudo contradictorios- que nos llegan. El ¨²ltimo de ellos lo lanzaba su mujer hace unos d¨ªas, a trav¨¦s de una p¨¢gina web creada por un grupo de aficionados bajo el nombre de Keep Fighting Michael. ¡°Las grandes cosas empiezan siempre con peque?os pasos. Muchas part¨ªculas peque?as pueden formar un gran mosaico¡±, dec¨ªa Corinna en su enigm¨¢tico mensaje.
De ser cierto lo que insin¨²a la esposa del piloto, podr¨ªamos encontrarnos ante uno de esos milagros navide?os que tanto gustan paladear al espectador. No ser¨ªa el primero en estos a?os de tant¨ªsimas noticias y tan poca informaci¨®n, por otro lado. Cuando se cumplieron dos a?os del accidente, una revista alemana anunci¨® que Schumacher volv¨ªa a caminar y no fuimos pocos los que nos alegramos sinceramente por ello, e incluso brindamos a su salud en las pantagru¨¦licas comidas familiares. Luego supimos que la realidad estaba muy lejos del titular y, como en el cuento de Pedro y el lobo, comenzamos a poner en duda cualquier noticia que invitara al optimismo como un simple mecanismo de protecci¨®n sentimental.
Y es que, en el fondo, la historia de Michael Schumacher no es solo la del ¨ªdolo alcanzado por la desgracia, ni una mera f¨¢bula de superaci¨®n, sino la b¨²squeda real de esperanza para los dem¨¢s, para todos aquellos que, de un modo u otro, se ven arrollados por la vida y necesitan de cualquier clavo al que aferrarse, de alg¨²n hecho excepcional en el que creer. Objetivamente, todos deseamos lo mejor para Schumi. Subjetivamente, es en nosotros mismos en quienes estamos pensando. Y est¨¢ bien que as¨ª sea, porque si en algo emparentamos los aficionados con nuestros ¨ªdolos es en que todos somos, feliz o infelizmente, humanos.
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