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El Villarreal, con dos goles al l¨ªmite, gana en Anoeta
La Real, que fue mejor en la primera parte, se rindi¨® al trazo fino de Cazorla en la segunda
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Gan¨® el Villarreal? este domingo 1-2 y algo tuvo que ver en ello la aparici¨®n de Santi Cazorla, que sigue dando lecciones por los campos de LaLiga. La Real volvi¨® a ir de m¨¢s a menos. Ilusion¨® al principio, arroll¨® por momentos y se hundi¨® al final. En Anoeta se esperaba un partido de trazo fino, de letra caligr¨¢fica, escrito sobre papel de calidad con pulso firme, porque los dos equipos que se enfrentaban, Real y Villarreal, est¨¢n educados para ello, son buenos amanuenses, protegen la pelota con delicadeza como los frailes de los monasterios medievales los c¨®dices que ilustraban.
As¨ª fue. Ninguno de los dos equipos quer¨ªa echar un borr¨®n a su reputaci¨®n. Ambos jugaron con la elegancia que se esperaba, pero con la intensidad que convierte en apasionante un partido de f¨²tbol equilibrado.
Golpe¨® la Real primero. Cristian Portugu¨¦s, que ejerce de extremo por la derecha, fue el primero en avisar, con un disparo que salv¨® Asenjo. Portu es un jugador imprescindible para la Real Sociedad; parece que lleva a?os jugando de txuriurdin. Como si se hubiera criado tomando el sol en los suaves veranos de la playa de la Concha o trotando como un potrillo en los campos de entrenamiento de Zubieta.
No resulta extra?o. Cuando despuntaba en el Girona tambi¨¦n parec¨ªa moverse en su h¨¢bitat natural, como si el equipo jugara para ¨¦l, cuando en realidad es ¨¦l quien juega para el equipo. Ataca la Real y siempre est¨¢ Portu donde debe estar. Lo sabe Oyarzabal, lo sabe Odegaard. En la banda derecha hay un aliado siempre disponible, para un roto y un descosido, muchas veces indetectable para los defensas rivales.
De Portu sali¨® el pase del gol de Willian Jos¨¦. Odegaard recibi¨® en su posici¨®n de mariscal de campo, y sin mirar, porque sab¨ªa lo que se iba a encontrar, la abri¨® a la derecha para que el imprescindible Portu se la pusiera a Willian Jos¨¦, que empuj¨® la pelota a la red y se llev¨® los parabienes de la grada. Apret¨® entonces el Villarreal, tocado en su orgullo, y asust¨®, pero sin rematar. La Real encontraba espacios y pudo marcar Odegaard despu¨¦s de una galopada, pero seg¨²n pasaban los minutos, el equipo de Imanol decay¨®, como si empezara a aburrirse de escribir con buena letra.
Lo detect¨® el submarino amarillo, que empez¨® a encontrar grietas en la estructura realista, adelant¨® l¨ªneas en la segunda parte y encontr¨® premio en una jugada al l¨ªmite en la que Chukwueze arranc¨® hacia el ¨¢rea y fue derribado por Zubeldia. Fue penalti, pero el VAR revis¨® la arrancada del delantero. Descartado el fuera de juego, Manu Trigueros enga?¨® a Remiro para empatar el partido.
Poco despu¨¦s apareci¨® por el campo Santi Cazorla, otro imprescindible, incombustible adem¨¢s, que comenz¨® a dar lecciones de caligraf¨ªa en cada pelota que llegaba a sus pies. En el minuto 72 se encontr¨® con un pase de Mario Gaspar, mir¨® a la porter¨ªa, dispar¨® y la coloc¨® all¨¢ donde no pod¨ªa llegar el guardameta realista. No celebr¨® el gol; se pensaba en fuera de juego, tambi¨¦n el juez de l¨ªnea que levant¨® el bander¨ªn. Sin embargo, otra vez el VAR fue implacable con la Real, de nuevo sali¨® cruz. El Villarreal festej¨® el gol tres minutos m¨¢s tarde, el que les daba la victoria, porque la Real, ofuscada, no supo qu¨¦ m¨¢s hacer para salvar al menos un punto.
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