Ibrahimovic entra en la pesadilla
El sueco debuta con empate a cero ante la Sampdoria en el ca¨®tico Milan de Elliott, el primer fondo buitre de Wall Street que se hace con el control de un gran club de f¨²tbol
El regreso de Zlatan Ibrahimovic a San Siro en la jornada de la Epifan¨ªa a?adi¨® tanta emoci¨®n como incertidumbre al caldero burbujeante en el que se ha convertido el Milan. Los hinchas recibieron al nuevo fichaje con una pancarta colosal: ¡°Bentornato Ibra¡±. La multitud, que abarrot¨® el grader¨ªo para recibir a la Sampdoria, expres¨® su anhelo ante la promesa de restituci¨®n m¨¢gica que supone el fichaje del futbolista sueco en edad de jubilarse. El ambiente era fant¨¢stico. No tard¨® en manifestarse, sin embargo, la penosa realidad org¨¢nica, sellada en el marcador al cabo de 90 minutos entre pitos y reproches: Milan, 12? clasificado, 0; Sampdoria, 16? clasificado, 0.
Ibrahimovic tiene 38 a?os. Hace una d¨¦cada, en 2011, levant¨® el ¨²ltimo scudetto que lucen las vitrinas del Milan. Despu¨¦s, el jugador se march¨® al PSG a lo que entonces pareci¨® un retiro dorado mientras el club lombardo inici¨® un imparable declive. Su presencia en el campo de juego este lunes anim¨® a los seguidores a intuir que la fuerza del pasado equival¨ªa a la fuerza del presente. Pero Ibrahimovic, con toda su energ¨ªa contagiosa y sus toques de genio incomparable, no puso t¨¦rmino a la senda de descr¨¦dito que recorre al club.
El partido multiplic¨® las inc¨®gnitas que gravitan sobre el Milan. Como equipo, es un misterio de mediocridad: Ibrahimovic, semiretirado, es de lejos el m¨¢s competente del cuadro. Como proyecto empresarial, el que durante dos d¨¦cadas fue el club m¨¢s innovador del f¨²tbol europeo, modelo de riqueza y de ¨¦xito, se ha transformado en un laboratorio destinado a la experimentaci¨®n. Desde 2018, es el primer gigante del f¨²tbol mundial gestionado seg¨²n los principios m¨¢s extremos de la explotaci¨®n de activos financieros. Su propietario es Elliott Management, el fondo buitre m¨¢s famoso de Wall Street.
El enredo fue vertiginoso desde que Silvio Berlusconi, tres veces presidente de la Rep¨²blica, vendi¨® el club al enigm¨¢tico Li Yonghong, por 740 millones de euros. Corr¨ªa el a?o 2017. Para financiar la operaci¨®n, el empresario chino pidi¨® un cr¨¦dito de 300 millones a Elliott, la compa?¨ªa estadounidense de gesti¨®n de inversiones, uno de los mayores acreedores mundiales de bonos de deuda de empresas y pa¨ªses en bancarrota en lo que va de siglo. En 2018, sucedi¨® lo que Elliott hab¨ªa calculado, seg¨²n Financial Times: el plan de Li Yonghong de reflotar al Milan con una estrategia de marketing basada en una supuesta base social de fan¨¢ticos chinos result¨® inviable. La necesidad de hacer frente a intereses de un 11% anual deriv¨® en la insolvencia, y el Milan acab¨® en manos de Elliott por un coste total de 400 millones. Apenas la mitad del valor de tasaci¨®n por el que lo vendi¨® Berlusconi unos meses antes.
Maldini, director deportivo
La idea fue de Gordon, hijo de Paul Singer, due?o y fundador de Elliott. En lugar de venderlo barato, el empresario integr¨® al club en su patrimonio convencido de que contaba con herramientas para hacer lo que hasta ahora nadie hab¨ªa conseguido en la industria financiera: desentra?ar el arcano que hace del f¨²tbol un negocio demasiado vol¨¢til para asegurar grandes retornos. Seducido por las nuevas tecnolog¨ªas y el empleo de datos a gran escala, Elliott concibi¨® un plan para comprar jugadores j¨®venes, revalorizarlos y venderlos, en un c¨ªrculo virtuoso ideal cuyo ¨²nico fin ser¨ªa el enriquecimiento geom¨¦trico del Milan y la obtenci¨®n de beneficios.
En este punto Singer discrep¨® de Paolo Maldini, su reci¨¦n nombrado director deportivo. ¡°Todo lo que no sea volver a la Champions antes de cinco a?os ser¨¢ un fracaso absoluto¡±, ponder¨® Maldini, que subray¨® la necesidad de contratar futbolistas expertos, adem¨¢s de j¨®venes consagrados por el algoritmo de los analistas matem¨¢ticos. ¡°Ning¨²n equipo formado ¨ªntegramente por j¨®venes gan¨® nunca ni una Champions ni un scudetto¡±, insisti¨® el t¨¦cnico.
La plantilla m¨¢s joven de Italia
El Milan comenz¨® la temporada con la plantilla m¨¢s joven de la Serie A y las cosas comenzaron a torcerse. El 29 de septiembre, tras la derrota ante la Fiorentina (1-3), la grada de San Siro clam¨® contra Elliott en un prolongado c¨¢ntico: ¡°?Estos propietarios no nos merecen!¡±. El pasado 17 de diciembre, despu¨¦s de sufrir una de las humillaciones m¨¢s duras que recuerda la afici¨®n, el 5-0 en B¨¦rgamo, el due?o de Elliott resolvi¨® trascender su l¨®gica econ¨®mica para internarse en la madeja de la m¨ªstica. El fichaje de Ibrahimovic, arrancado de su retiro en Los Angeles Galaxy por tres millones de d¨®lares hasta el final de temporada con opci¨®n a una m¨¢s, se parece a una respuesta populista contra la crisis.
Dec¨ªa a comienzo de temporada Ivan Gazidis, el director general implantado por Elliott, que para conducir al Milan no necesitaba exprimirse los sesos: ¡°Para m¨ª este negocio no es un desaf¨ªo intelectual. Esto es un desaf¨ªo emocional. B¨¢sicamente hablamos de un grupo de veintea?eros millonarios pateando un trozo de cuero contra una red¡±.
Hasta hace unos meses, el Milan era un experimento de Wall Street. Ahora se parece a una pesadilla. Zlatan Ibrahimovic es el cham¨¢n elegido para resolverla.
UN HIST?RICO EN HORAS BAJAS
Con siete Copas de Europa, el club italiano es el segundo m¨¢s laureado en la m¨¢xima competici¨®n continental. La ¨²ltima la gan¨® en 2007.
Tres Intercontinentales y un Mundial de Clubes. Conquist¨® el mundo en 1969, 1989, 1990 y 2007.
En Italia, 18 scudetti. Igualado con el Inter, solo les supera la Juventus, con 35 t¨ªtulos de la liga italiana.
Ocho Balones de Oro. Lo han ganado con la el¨¢stica rossonera Rivera, Gullit, Van Basten (3), Weah, Shevchenko y Kak¨¢, este ¨²ltimo en 2007.
La decadencia de los ¨²ltimos a?os. Gan¨® la ¨²ltima liga en 2011 y en las seis ¨²ltimas temporadas no ha pasado del quinto puesto.
El martirio de Suso: de ¨ªdolo a pitado
Jos¨¦ Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez, conocido como Suso, fue el ¨²nico jugador que no aplaudi¨® a la afici¨®n de San Siro cuando la megafon¨ªa hizo sonar el himno del Milan momentos antes del partido que lo enfrent¨® a la Sampdoria. Fue como si el espa?ol barruntara que le esperaba un calvario de 90 minutos. Acert¨® de pleno.
Hasta el verano pasado, Suso fue uno de los jugadores con m¨¢s proyecci¨®n del Milan. A los 26 a?os, el zurdo de C¨¢diz, querido por la hinchada y respetado por sus colegas, disfrutaba de la condici¨®n de v¨¦rtice de casi todas las figuras creativas del equipo. Con la profunda degradaci¨®n del juego del Milan ning¨²n jugador se ha salvado de cometer imprecisiones de todo tipo. Quiz¨¢s las m¨¢s visibles han sido las de Suso. Jugar a banda cambiada por la derecha no le ayud¨® ayer, cuando se qued¨® mano a mano con Audero, el portero visitante, y se dej¨® birlar la pelota por Colley, el central. Fue severamente pitado desde los cuatro costados del estadio.
Stefano Pioli, el entrenador, declar¨® esta semana en La Gazzetta dello Sport que era un decidido seguidor de los m¨¦todos de Pep Guardiola. Dijo que su meta era que el Milan dominara los partidos presionando en campo contrario, manejando la pelota y generando ocasiones de gol a discreci¨®n. "No me interesa la posesi¨®n sino los remates", apunt¨®. Lo que se ve sobre el campo cada jornada dista mucho de este modelo. Frente a la Sampdoria, como frente al Atalanta, el Milan lo libr¨® casi todo al juego en largo. Desde el portero hasta los centrales, pasando por el mediocentro, se empe?aron en buscar a Ibrahimovic para que peinara los pelotazos. Ibrahimovic respondi¨® perfectamente. Los que no aparecieron fueron sus compa?eros, casi siempre fuera de sitio, y casi siempre errados.
Suso tuvo ocasi¨®n de resolver hasta tres jugadas desde la banda derecha en la segunda parte, pero sus centros y sus pases acabaron en la tribuna. La hinchada decidi¨® culparle por unanimidad. Arreciaron los pitos ante el gesto aturdido del andaluz, que se mord¨ªa los dedos de rabia. Atento al martirio de su compa?ero, Ibrahimovic no dej¨® de animarle con aplausos y con gestos a la grada pidiendo clemencia.
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