Hay noches en las que el Baskonia no est¨¢ para nada, ni para nadie. Hace una semana, frente al Barcelona, al equipo vitoriano le sal¨ªa todo; en el tiro y en defensa, y en ocasiones as¨ª, cuando antes Dusko Ivanovic hubiera optado por la ira, despu¨¦s de ver el percal, ha elegido la templanza. Resulta conmovedor observar al veterano t¨¦cnico montenegrino explicarse en los tiempos muertos, con una inequ¨ªvoca vocaci¨®n did¨¢ctica, como si en los minutos vertiginosos de la competici¨®n, le interesara m¨¢s su labor para los pr¨®ximos meses que el cortoplacismo.
Mientras, Obradovic enrojec¨ªa en el banquillo del Fenerbah?e como si fuera a estallar de un momento a otro, a pesar de que su equipo lo hac¨ªa bastante bien, pese a que su temporada tampoco sea como para organizar una demostraci¨®n de fuegos artificiales.
BASKONIA, 65-FENERBAH?E, 79
Baskonia: Henry (6), Janing (3), Shields (3), Shengelia (21), Eric (4) ¨Cquinteto inicial¨C Sergi Garc¨ªa (0), Fall (18), Stauskas (9), Polonara (1).
Fenerbah?e: Westermann (21), De Colo (11), Kalinic (4), Williams (16), Thomas (3) ¨Cquinteto inicial¨C Nunnally (0), Mahmutoglu (9), Muhammed (4), Datome (9), Lauvergne (2).
Parciales: 11-20, 17-22, 17-20, 20-17.
?rbitros: Boltauzer, Paternico y Mantyla.
Fernando Buesa Arena de Vitoria, 10.613 espectadores.
Son dos formas de ver las cosas. La exigencia de Obradovic frente a la aparente resignaci¨®n de Ivanovic, mientras segu¨ªan cayendo los puntos en la canasta del Baskonia y se suced¨ªan los errores. Uno tras otro: pasos, l¨ªneas pisadas por falta de concentraci¨®n, p¨¦rdidas de bal¨®n absurdas (18), tiros sin criterio, decisiones inexplicables. Todo mal, vuelta al pasado. El Baskonia que se qued¨® el domingo fuera de la Copa del Rey por segunda vez en los ¨²ltimos 23 a?os y empieza a sufrir el v¨¦rtigo de su mala temporada, regresa a la depresi¨®n en la Euroliga.
Tres triples seguidos de Leo Westermann, nada m¨¢s comenzar el partido, para poner un 3-12 en el marcador, fueron el principio del fin baskonista. El franc¨¦s llevaba cuatro lanzamientos de tres anotados hasta el partido de Vitoria; consigui¨® otros siete en el Buesa, toda una revelaci¨®n como triplista, tal vez porque se encontr¨® a gusto, siempre solo, sin presi¨®n a la hora de ensayar el tiro. Como Ali Muhammed, antes llamado Bobby Dixon, el jugador que naci¨® debajo de una escalera y que asisti¨® al funeral de su hermano, tiroteado, mientras observaba a su madre delante del f¨¦retro, esposada. Hab¨ªa salido de la c¨¢rcel solo para velar al chico. Muhammed dirigi¨® a su equipo sin trabas, reparti¨® juego, disfrut¨® como un juvenil.
Atascados en defensa, gripados en ataque, los vitorianos jugaban siempre un par de pasos por detr¨¢s del Fenerbah?e, sin conseguir coger el rebufo turco. Con Vildoza en el dique seco, los bases disponibles, Henry y Sergi Garc¨ªa, se aturullaban en la conducci¨®n de un equipo que jugaba a tirones, con frenazos continuos. Todo fue un desastre, otro m¨¢s.
Segu¨ªa Obradovic cambiando de color como un sem¨¢foro; continuaba Ivanovic con su ejercicio de contenci¨®n, pero el partido no modificaba su signo. Nada funcion¨®, ni en posiciones claras de tiro, ni en las entradas a canasta de los hombres fundamentales. Shengelia quiso mantener el tipo todo el tiempo que pudo, pero se encontraba demasiado solo, sin ayudas, sin esperanza.
El ¨²ltimo arre¨®n, a falta de ocho minutos, se zanj¨® con otro triple de Westermann. Se hab¨ªa acercado el Baskonia a once puntos, y tuvo la ocasi¨®n para estrechar el margen, pero los errores le devolvieron a la casilla de salida, a la realidad de la Euroliga. Ivanovic hier¨¢tico, miraba y pensaba; Obradovic enrojec¨ªa y le tiraba pescozones a Muhammed, sentado en el banquillo, por cualquier error m¨ªnimo de sus compa?eros. Gan¨® el Fenerbah?e y el Baskonia no est¨¢ para nada ni para nadie. Solo Fall y Shengelia dieron la cara.
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