Camastros para todos
La etapa marat¨®n mezcla a los pilotos en carpas con literas y les obliga a ponerse el traje de mec¨¢nico
En Shubaytah, en medio de la nada, en pleno desierto de Rub Al Jali, junto a la base militar saud¨ª que controla la frontera con Emiratos ?rabes, los organizadores del Dakar han levantado un ambicioso campamento. Es mucho m¨¢s peque?o que el habitual, que sigue montado en Haradh, pero no le falta de nada. Hay comedor, ba?os, duchas y carpas enormes repletas de camastros y literas. Est¨¢n todos por estrenar. Hay hasta almohadas para todos, un lujazo en el Dakar. Las camas, como la comida caliente ¡ªque no falte la pasta, con salsa de tomate o pesto, como cada d¨ªa¡ª, esperan la llegada de los competidores, que disputan una etapa marat¨®n y, por eso, han dejado a sus equipos y asistencias en el vivac de Haradh.
Termina la especial y empiezan a llegar las motos, las m¨¢s madrugadoras. Desfilan los pilotos y, tras el control oportuno, el parque cerrado se va llenando de motos y quads. Solo ah¨ª dentro est¨¢ permitido hacer reparaciones y dejar la moto lista para el d¨ªa siguiente. En una zona m¨¢s a la izquierda, quedan aparcados los coches, que aparecen a cuentagotas y, despu¨¦s de repostar, se resguardan tambi¨¦n en su propio parque cerrado. Cosas de la etapa marat¨®n, en la que solo est¨¢ permitida la ayuda entre participantes.
El vivac en Shubaytah invita al recogimiento y a la confraternizaci¨®n. Los pilotos se duchan y comen, y no por ese orden. Cada uno empieza por lo que m¨¢s necesita. Hacen sobremesa y corrillos en el comedor. Laia Sanz analiza la etapa y se echa unas risas con Nasser Al Attiyah, mientras otros, como Joan Barreda, aparecen desnortados despu¨¦s de una merecida siesta. Se buscan una buena cama o se la reserva alg¨²n amigo, como hizo Cristina Guti¨¦rrez, que le guard¨® catre a M¨®nica Plaza en la carpa especialmente reservada para las mujeres. Daba igual ser comisaria, que periodista, que piloto. En Arabia Saud¨ª las mujeres ten¨ªan que dormir todas juntas. Y bien separadas del resto. ¡°As¨ª nos contaremos nuestras cositas¡±, re¨ªa Plaza, que lleg¨® al vivac cuando ya se hab¨ªa ido el sol despu¨¦s de una jornada dura en que tuvieron que cambiar la caja de cambios de su coche. ¡°Pero estamos aqu¨ª¡±, afirm¨® entusiasta.
Lo mismo pensaban ayer Nani Roma o Fernando Alonso. El catal¨¢n tambi¨¦n rompi¨® la caja de cambios de su Borgward y tambi¨¦n lleg¨® ca¨ªda la noche. ?l y su copiloto, Dani Oliveras, tuvieron que mancharse las manos para dejar el coche apunto y cumplir el objetivo: estar dentro de dos d¨ªas en el podio de Qiddiyah. Dijo Alonso desde el primer d¨ªa que esa era tambi¨¦n su meta y la de su copiloto, Marc Coma, pero ayer salieron a ganar la etapa y pagaron cara la apuesta.
A su llegada al vivac todav¨ªa quedaba trabajo que hacer. Por eso, cuando arranc¨® la reuni¨®n de cada d¨ªa, esta vez a las siete de la tarde, con el comedor a rebosar, ellos segu¨ªan estudiando los bajos de su Toyota. Ellos y los tres miembros del cami¨®n con el dorsal 550, que parec¨ªan saber mejor qu¨¦ hacer con las herramientas y c¨®mo dejar niquelada la rueda y la direcci¨®n del veh¨ªculo. Visto el panorama, poner un parabrisas nuevo ¡ªel suyo revent¨® tras dos vueltas de campana¡ª parec¨ªa la m¨¢s sencilla de las reparaciones.
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