El Madrid pasa el trago
El conjunto blanco gana a un bravo Unionistas con un gol de Bale, lesionado y que no lo celebr¨®, y dos de Brahim en un campo entregado que vive una fiesta hist¨®rica
Aunque normalmente las colas tienden al desastre en los grandes acontecimientos, la interminable hilera de aficionados del Unionistas de Salamanca que se arremolin¨® alrededor del Estadio Helm¨¢ntico que da acceso a Las Pistas horas antes del comienzo del encuentro ante el Madrid guard¨® su sitio. Aunque hab¨ªa alg¨²n temeroso al tiempo, progresivamente la serpiente humana fue adornando el interior de las instalaciones, como en una especie de invasi¨®n coral. ¡°?D¨®nde est¨¢ el alcalde? ?El alcalde d¨®nde est¨¢?¡±, coreaban algunos de los primeros hinchas en entrar, en referencia a las presiones recibidas por el m¨¢ximo mandatario de la ciudad para que el encuentro se celebrase en el Helm¨¢ntico, con cuatro veces m¨¢s aforo (17.000 por 4.000 asientos) y a escasos 50 metros. La fiesta tuvo lugar en Las Pistas, y ah¨ª el Madrid, salvo el susto del moment¨¢neo empate, solvent¨® la encrucijada con un gol del misterioso Bale (que no celebr¨®) y dos de Brahim.
Ser¨ªa por las circunstancias que rodeaban al partido, ese regreso a los or¨ªgenes del f¨²tbol m¨¢s b¨¢sico y aut¨¦ntico, que Zinedine Zidane no quiso experimentar demasiado y entreg¨® la batuta del equipo a la mayor¨ªa de los fijos disponibles. Al margen de la presencia de Areola en la porter¨ªa, la entrada de jugadores como James, Bale, Nacho y Vinicius, con cartel de titularizables en un pasado no muy lejano, desenmascar¨® el temor a un encuentro tan at¨ªpico que pudiera contagiar incluso al desenlace.
Bien es cierto que para jugar al f¨²tbol tan solo hacen falta un bal¨®n y dos porter¨ªas. Sin embargo, para sobrevivir en condiciones adversas son necesarias muchas cosas que se alejan del glamour y apelan al sentimiento. Sali¨® decidido el Madrid a resolver la papeleta en los primeros asaltos, como si no quisiera que su rival encontrase la fe con el paso de los minutos. Bien ordenado, el Unionistas resisti¨® con cierta solera los primeros compases, las primeras carreras, esas que sirven para llenar la hucha de la confianza. Sin embargo, en un mal despeje de cabeza dentro del ¨¢rea peque?a, el bal¨®n cay¨® sobre la bota derecha de Bale y su disparo de volea se col¨® junto al palo izquierdo de Brais Pereiro. El gal¨¦s, ap¨¢tico, ni lo celebr¨®. M¨¢s bien dibuj¨® un gesto de pesar.
Si antes de que Melero L¨®pez se?alara el comienzo del partido desde los altavoces de Las Pistas sonaba Ska-P y su ic¨®nico Vals del obrero ¡ªcon m¨¢s volumen cuando el Madrid salt¨® a calentar¡ª, durante todo el encuentro, a excepci¨®n del minuto 23, momento en el que se core¨® a voz en grito el himno de la extinta UD Salamanca, la afici¨®n charra crey¨® que se pod¨ªa. La rabia del t¨¦cnico local Jabi Luaces, cuando los centros de G¨®ngora no encontraban la cabeza de Garrido, insuflaban aire a David. Aunque Goliat, vestido de verde, con un juego ordenado y ning¨²n ¨¢nimo de tropezar, hilaba pases y m¨¢s pases y buscaba una y otra vez a Bale. Con ayuda de James, que estrell¨® el bal¨®n en el larguero tras una buena jugada personal, el Madrid intimidaba a su manera al Unionistas, que pese a todo no le perd¨ªa la cara al partido.
La recompensa del empate
El mazo del Madrid este curso sigue alejado de la contundencia, por lo que a pesar de su prestancia y oficio de equipo grande, su falta de gol sigue dando oportunidades a cualquiera que se niegue a agachar la cabeza. No lo hizo el equipo salmantino, ni su hinchada, que llen¨® el est¨®mago con empanada en el descanso, y aclar¨® la voz con agua para seguir acompa?ando a su equipo en esta traves¨ªa del desierto en la que se hab¨ªa convertido el partido.
No temi¨® a su destino el Unionistas, tratando de tutear al rival m¨¢s grande que haya pasado por su casa, con la cabeza alta y el coraz¨®n en la boca. Y esa osad¨ªa tuvo su recompensa en forma de gol, con una jugada de enorme habilidad de ?lvaro Romero. El menudo jugador de Unionistas (mide tan solo 147 cent¨ªmetros), recogi¨® un mal despeje de Marcelo y tras cambiar de direcci¨®n con dos movimientos de cintura envi¨® el bal¨®n al fondo de la porter¨ªa de Areola. Esa afrenta calent¨® el cuerpo del Madrid, que reaccion¨® gracias de nuevo a un afortunado tanto, esta vez de Brahim, en quien confi¨® Zidane tras semanas de ostracismo. En el tiempo de descuento redonde¨® su reaparici¨®n con un segundo tanto de un disparo raso. Para entonces Bale hab¨ªa sido sustituido, de nuevo con problemas f¨ªsicos.
¡°?Muy bien chavales! ?Hemos plantado cara!¡±. El agradecimiento del p¨²blico a sus jugadores una vez terminado el duelo fue como esa caricia que alivia pero no consuela. Ellos tambi¨¦n creyeron que el reto era salvable, pero aunque la derrota fue el resultado de su esfuerzo, nadie les quitar¨¢ nunca el m¨¦rito de haber conversado en el mismo tono con el Madrid en Las Pistas.
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