El equipo dej¨® de sostener al club
La sensaci¨®n es que se ha agotado el modelo que ha regido a la instituci¨®n desde las elecciones de 2003
El Bar?a se ha descapitalizado de forma tan alarmante con el tiempo que ahora mismo suspira por ganar un partido de Copa contra el Athletic porque teme por la Liga. Apenas disfrut¨® de los ¨²ltimos ocho t¨ªtulos ganados sobre once porque estaba obsesionado con la Champions. Ahora, sin embargo, el Madrid le disputa la jerarqu¨ªa dom¨¦stica desde que perdi¨® el liderato en Mestalla. Ya no se habla de jugar sino de la necesidad de salvar el encuentro de San Mam¨¦s. Las expectativas se han rebajado porque se toc¨® fondo en el Camp Nou.
El club ha vivido mucho tiempo de rentas, sostenido por el equipo: se trataba de sufrir solo por los t¨ªtulos que se descontaban; el equipo ha disfrutado despu¨¦s de un largo per¨ªodo de bonanza, aguantado por Messi: la pelota al 10 y a pasar por caja sin necesidad de esforzarse, y finalmente Messi ha explotado y han cedido al mismo tiempo el equipo y el club, ahora mantenidos por el discurso sereno de un entrenador cuya ilusi¨®n de reci¨¦n llegado puede m¨¢s que las tramas urdidas en el autodestructivo Bar?a. La situaci¨®n tiene dif¨ªcil remedio porque el presidente busca culpables y no soluciones, condicionado por las elecciones de 2021.
La ¨²ltima vez que afront¨® una crisis parecida fue en enero de 2015, cuando Messi se las tuvo tiesas con Luis Enrique, y entonces Bartomeu opt¨® por adelantar los comicios y destituir al director deportivo, Zubizarreta. Ahora pod¨ªa optar por la misma receta que a fin de cuentas le llev¨® a conquistar el triplete con el tridente: Messi, Neymar y Luis Su¨¢rez. Ocurre que Neymar no sale del PSG, Su¨¢rez est¨¢ lesionado y Messi tiene cinco a?os m¨¢s y, adem¨¢s, se cans¨® de ser invocado para bien y para mal despu¨¦s de sentirse se?alado por Abidal.
El equipo titular envejeci¨® y el club se ha empobrecido con la salida de algunos directivos de peso y de distintos ejecutivos reconocidos profesionalmente, como si nada fuera trascendente, ni se supiera discernir incluso entre lo importante y lo banal, mientras aguantara la bandera de Messi. El ¨²nico plan de la directiva de Bartomeu consist¨ªa en hacer feliz al 10. As¨ª que ha fracasado desde el momento en que el rosarino ha montado en c¨®lera por la incapacidad de la junta para construir un equipo que compitiera con garant¨ªas por la Copa de Europa.
A fin de cuentas se sabe que a Messi le hubiera gustado repatriar a Neymar, un deseo que se utiliza para criticar una pol¨ªtica deportiva especialmente err¨¢tica en los fichajes y muy cuestionable en la gesti¨®n de los recursos econ¨®micos, circunstancia apreciable en proyectos como el Espai Bar?a. Los reproches del vestuario a la directiva son tantos como los de la junta hacia los jugadores, acusados de vagos y saciados de dinero, fractura que agrand¨® la intervenci¨®n de un interlocutor seleccionado como es Abidal.
El secretario t¨¦cnico se agrand¨® despu¨¦s de ser bendecido por Bartomeu y fustig¨® a sus excompa?eros al tiempo que cuestionaba a Xavi. No hay intermediario que valga cuando las dos partes est¨¢n tan atomizadas y carecen de un portavoz ¨²nico y reconocido, unos y otros temerosos de Messi, sin saber c¨®mo salir de un conflicto que paraliza al Bar?a. No es una crisis cualquiera por la singularidad del club y por tanto dif¨ªcilmente se soluciona solo con dimisiones o elecciones sino que demanda una reflexi¨®n sobre el futuro del FC Barcelona.
La sensaci¨®n es que se ha agotado el modelo de club y de equipo salido de las elecciones de 2003. La entidad necesita un plan s¨®lido de viabilidad para sobrevivir en la jungla que es hoy el negocio del f¨²tbol; precisa de una direcci¨®n fuerte para capitalizarse despu¨¦s que las sociedades mixtas tan catalanas hayan dejado de ser una referencia social, econ¨®mica y deportiva; requiere de un liderazgo indiscutible para competir con rivales poderosos sin ser una sociedad an¨®nima y encontrar alternativas ingeniosas como fue Unicef. No es una cuesti¨®n que compete solo a Bartomeu porque el contexto global juega en contra del Bar?a. El modelo de equipo por el contrario ha sido liquidado por la propia directiva, obsesionada con que el estilo ha caducado y se impone el manual del Liverpool. Antes corr¨ªa la pelota; ahora tienen que volar los jugadores; mal asunto para La Masia. Se cargaron al equipo y sin equipo se pueden cargar el club.
La inquina, y a veces la amoralidad, han viciado tanto el Camp Nou que el Bar?a necesita capitalizarse tambi¨¦n ideol¨®gicamente para salir de la contaminaci¨®n y acabar con las revanchas nacidas desde el ¨¦xito de Laporta-Rosell.
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