Alerta en el golf: los campos se quedan peque?os
Los organismos rectores dan la se?al de alarma ante el enorme aumento de las distancias ganadas con la tecnolog¨ªa actual y sugieren cambiar la normativa
Ocurri¨® el 13 de abril de 1997. En el Augusta National Golf Club, Tiger Woods destroz¨® a sus rivales y al propio campo y gan¨® el Masters con 18 golpes bajo par, 12 de ventaja sobre Tom Kite. El revolc¨®n fue tal que el torneo empez¨® a poner patas arriba el recorrido para evitar un abuso tan grosero. Desde 2002, 14 de los 18 hoyos del Masters han sido alargados para adaptarse a la era de los pegadores. La ¨²ltima revoluci¨®n llegar¨¢ este a?o (del 9 al 12 de abril). Y no en un lugar cualquiera, sino en una de las plazas m¨¢s ic¨®nicas del golf mundial: Amen Corner, ese tri¨¢ngulo de las bermudas sacudido por los vientos entre el green del 11, el par tres del 12 y la salida del 13. Es en ese ¨²ltimo tramo donde el Masters ha operado. El tee se retrasar¨¢ unos 25 metros y el hoyo, llamado Azalea (el nombre que Sergio Garc¨ªa le puso a su hija), ampliar¨¢ su longitud original de 466 metros. El objetivo es subir el grado de dificultad de un par cinco que el a?o pasado se jug¨® en una media de 4,4 golpes y en el que se firmaron m¨¢s birdies (158) y eagles (17) que en ning¨²n otro rinc¨®n de Augusta.
La cirug¨ªa supone talar una zona de bosque. Sin problema para un imperio como el Masters. ¡°Augusta se puede permitir un cambio as¨ª¡±, comenta el golfista gaditano ?lvaro Quir¨®s, ¡°pero no Valderrama, por ejemplo, o Saint Andrews, y ese es el problema hoy. La tecnolog¨ªa ha dejado los campos peque?os. Hemos llegado a una situaci¨®n inaguantable¡±.
La semana pasada, la USGA y la Royal & Ancient, los dos organismos que rigen las normas del golf, publicaron un informe de 102 p¨¢ginas en el que alertaban del gran mal actual. El alt¨ªsimo desarrollo del material (palos y bolas) y la mejora f¨ªsica y t¨¦cnica de los jugadores han provocado que las distancias ganadas al campo, principalmente con el golpe de salida, hagan peque?os los campos, y que el golf se convierta en un deporte m¨¢s aburrido y previsible, menos creativo. ¡°El golf no es un juego mejor si cada generaci¨®n golpea la bola m¨¢s lejos que la anterior. Otros deportes no tienen que cambiar sus estadios. Las piscinas y las canchas de tenis no se alargan. Pero los campos de golf cada vez han de ser m¨¢s grandes, y el aumento de la distancia puede llevar a una p¨¦rdida en la variedad y la creatividad de los golpes¡±, argumenta el estudio. Y a?ade: ¡°La esencia del golf no depende de la longitud de un golpe o del campo. Distancias m¨¢s largas, campos m¨¢s largos y m¨¢s duraci¨®n del juego est¨¢n llevando al golf en la direcci¨®n equivocada¡±.
Las cifras ilustran una revoluci¨®n. En 1995 ¡ªantes de la aparici¨®n de Tiger, que cambi¨® para siempre la concepci¨®n del golfista como atleta y abri¨® las puertas de los gimnasios¡ª, los 20 mayores pegadores del circuito americano (PGA) mandaban la bola a una media de 254 metros de distancia. En 2019, el promedio fue de 283, un bocado con el que los jugadores cubren de primeras hasta el 65% del hoyo.
D¨¦cada a d¨¦cada, las mejoras en palos y bolas, y ese desarrollo f¨ªsico de los golfistas, le han ganado terreno al mar. As¨ª lo muestran los registros de algunos de los referentes en los ¨²ltimos a?os. En 1980, Jack Nicklaus estaba entre los 10 mayores bombarderos, con 245 metros de media. En 1990, Greg Norman era cuarto con 253. En 2000, John Daly figuraba el n¨²mero uno en distancia con 275 metros, seguido por Tiger con 272. Dustin Johnson firmaba 281 en 2010. Este curso, al frente de la tabla de lanzadores est¨¢ Cameron Champ, con 292. Jon Rahm promedi¨® 278 metros el a?o pasado.
La sangr¨ªa exige medidas, seg¨²n USGA y Royal and Ancient. Pero estas no pasan por modificar los campos actuales o construir nuevos, una soluci¨®n que requerir¨ªa mucha inversi¨®n econ¨®mica y que chocar¨ªa con factores medioambientales: la dificultad de ampliar los terrenos dedicados al campo, el mayor consumo de agua y energ¨ªa, la protecci¨®n de la fauna y flora de la zona, etc¨¦tera. Las instituciones piden en cambio una ¡°profunda revisi¨®n de palos y bolas¡± para acortar las distancias. ¡°Es el momento de romper este c¨ªrculo¡±, resume el documento.
De Olazabal a Tiger
Con la tecnolog¨ªa actual, un golfista, seg¨²n el informe, puede alcanzar una velocidad de swing de 233 kil¨®metros por hora, lanzar la bola como un misil a 346 km/h y comerle al campo hasta 365 metros. No es raro que los pares cuatro m¨¢s cortos se ataquen con el driver para llegar a green con el primer golpe.
¡°Yo era hace 10 a?os uno de los 10 mejores pegadores del mundo y ahora ni me acerco al top ten¡±, explica Quir¨®s. ¡°La tecnolog¨ªa ha igualado a todos. Antes el golf era m¨¢s puro. Hoy no se puede jugar en un campo construido hace 10 a?os. ?Se ha quedado corto! ?Estamos locos? No hay campos que aguanten ya este ritmo¡±.
¡°Hay que fijar normas de palos y bolas para que no se alcancen tantas distancias. Con estos drivers es imposible no darle bien, recta y controlada. Es como jugar a otro deporte¡±, pide Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal, ganador del Masters en 1994 y 1999. Y lo mismo piensa Manolo Pi?ero, golfista de la ¨¦poca en la que Seve Ballesteros hac¨ªa virguer¨ªas con los palos, cuando la imaginaci¨®n a¨²n ganaba torneos. ¡°La tecnolog¨ªa hay que pararla ya¡±, reclama Pi?ero.
Tiger lo cambi¨® todo. Hoy, con 44 a?os, no est¨¢ entre los grandes pegadores. Y tambi¨¦n pide un cambio: ¡°La bola vuela muy lejos. Hay que hacer algo¡±.
La bola, un misil a 346 km/h
El 'driver'. La variedad de palos y marcas es infinita en el mercado actual. Y todos son aut¨¦nticos ca?ones muy livianos. El driver G410 Plus de Ping, por ejemplo, tiene una cabeza confeccionada con aleaciones de acero que pesa apenas 206 gramos. El palo en total, junto a la varilla de grafito, est¨¢ m¨¢s o menos en un peso de 300 gramos.
La bola. La USGA y Royal and Ancient establecen los par¨¢metros legales que ha de tener una bola de golf. El peso m¨¢ximo ha de ser de 45,93 gramos y el tama?o m¨ªnimo de 42,67mm de di¨¢metro. La bola se compone de una capa superficial de uretano y tres capas internas que se comprimen para incrementar la velocidad.
El lanzamiento. Seg¨²n el informe de los dos organismos, con el equipamiento actual un golfista puede alcanzar una velocidad de swing de 233 kil¨®metros por hora, la bola coge una velocidad de hasta 346 km/h y alcanza hasta 365 metros de distancia.
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