La tecnolog¨ªa amenaza el golf
Tiger Woods alerta de que los campos se quedar¨¢n peque?os por la excesiva distancia que generan las nuevas bolas y palos
Manolo Pi?ero, coet¨¢neo de Seve Ballesteros y hoy seleccionador nacional de golf, recuerda cuando invit¨® a Sergio Garc¨ªa a su casa y le ense?¨® los viejos palos que guardaba en el garaje. ¡°?C¨®mo es posible que jugarais con esto?¡±, se asombr¨® el castellonense. ¡°?Y hac¨ªamos bajo par!¡±, le respondi¨® Pi?ero.
Los palos eran de madera dura y las bolas eran de cubierta blanda, una combinaci¨®n que entonces, entre los a?os 70 y 90 del siglo pasado, permit¨ªa a los golfistas sentirse artistas, como un futbolista virguero puede sentirse artista a¨²n. ¡°Un d¨ªa, en un torneo apareci¨® Sandy Lyle con unos palos de hickory [la dura madera con que se fabricaban entonces los drivers, que ahora son de titanio y otro metales] que ten¨ªan 100 a?os, y estuvimos prob¨¢ndolos en el campo de pr¨¢cticas. Y los ¨²nicos que le d¨¢bamos a la pelota ¨¦ramos ¨¦l y yo. Hab¨ªa unos que le daban pero eran incapaces de poner la bola en el aire, y otros, al verlo, no se atrevieron a probarlo¡±, cuenta Miguel ?ngel Jim¨¦nez, golfista de 53 a?os que disputa el circuito senior norteamericano. ¡°La bola sale ahora demasiado r¨¢pido del palo y con el material que tenemos para darle efectos hay que esforzarse mucho m¨¢s que antes. La bola ahora es muy dura, con un n¨²cleo hardcore para sacar m¨¢s distancia, y dentro no tienen nada que se mueva; antes la bola era blandita, de goma y el n¨²cleo era l¨ªquido, y la pod¨ªas mover, cortarla, abrirla... Es otro concepto de golf¡±.
El golf del siglo XXI, en el que ya los artistas son los nost¨¢lgicos del pasado y prima la fuerza, lo invent¨® Tiger Woods, con su prodigioso f¨ªsico a finales del siglo XX, y lo continuaron los drivers de titanio y las bolas duras, las que dan distancia y rectitud, y nada m¨¢s. La tecnolog¨ªa ha revolucionado el golf tanto que amenaza con destruir su esencia.
Ir¨®nicamente ha sido el propio Tiger Woods, el primer revolucionario de la nueva ¨¦poca, quien ha lanzado la alerta, asustado y preocupado. ¡°La bola vuela demasiado lejos. Tenemos que hacer algo. Si queremos tener un campo competitivo de golf profesional deben tener entre 7.400 y 7.800 yardas (6.700 y 7.100 metros). Hay que hablar no s¨®lo de la bola, sino del tipo de campos que se dise?an y los torneos que quieren los jugadores¡±, afirm¨® el exn¨²mero uno, el jugador que en 1997 ridiculiz¨® el campo de Augusta, tan corto, con tan poco rough, obligando a sus rectores a alargarlo todo lo que pudieron, y a estrecharlo. Y as¨ª lo piensan tambi¨¦n golfistas de antes y de hoy.
¡°La tecnolog¨ªa hay que pararla¡±, avisa Pi?ero. ¡°Hay campos que son historia pura del golf, como Saint Andrews o Royal Birkdale, y que a este paso dejar¨¢n de ser aptos para competir. La bola no puede ir a esa velocidad. En los ¨²ltimos a?os se ha ganado un 25% de distancia en todo el circuito. Seve en mi ¨¦poca era potent¨ªsimo. Y Nicklaus hac¨ªa 260 metros de vuelo. Pero hoy eso lo hace ahora un pegador corto. Hoy se gana con el driver 35 o 40 metros de media. Es brutal. Pares cuatro de 440 metros, que eran largos, se dan con driver y wedge. La aerodin¨¢mica de la bola hace que vuele m¨¢s recto y no se desv¨ªe. Habr¨ªa que hacerla m¨¢s pesada o aumentar su volumen para que tuviera m¨¢s resistencia al viento y volara menos¡±. En Saint Andrews, la catedral del golf, se jugar¨¢ el Open Senior, tan corto se ha quedado para los pegadores de ahora; y otros recintos con historia solo ser¨¢n aptos para torneos femeninos. Las mujeres y los viejos a¨²n no alcanzan las distancias de las estrellas del momento.
¡°Ya ha pasado que los campos de golf se han quedado peque?os¡±, advierte ?lvaro Quir¨®s, un pegador de los de ahora. ¡°Mi entrenador, Pep¨ªn Rivero, que ya tiene 62 a?os, me dice que pega ahora la bola m¨¢s fuerte que con 25¡±.
Hoy los mejores pegadores cubren hasta el 65% del campo con el primer golpe. Como Rory McIlroy (65,16% de media en el ¨²ltimo a?o) y Dustin Johnson (65,09%), y como John Rahm, d¨¦cimo en esta clasificaci¨®n con el 64,27%, y uno de los enamorados de estos materiales supers¨®nicos de la actualidad. McIlroy es quien m¨¢s distancia con el driver ha completado en 2017, 283,4 metros de media, por delante de Dustin Johnson (280). Rahm es quinto con 276. La evoluci¨®n respecto al pasado es evidente. Este a?o, 50 jugadores han lanzado la bola a una media de 290 yardas o m¨¢s (265 metros), cuando en 2003, primer a?o en el que se tiene este tipo de registros, eran solo ocho. Lo mismo sucede con la velocidad. Este curso, 14 golfista han superado las 180 millas (290 km) por hora de media en la velocidad de su bola, cuando hace 10 a?os solo lo lograron cuatro. La bola m¨¢s r¨¢pida del circuito ha sido la del estadounidense Brandon Hagy: 300,6 km por ahora, en un listado en el que Sergio Garc¨ªa y Rahm vuelan a 175 km/h. Seg¨²n la USGA y Royal Ancient, los guardianes de las normas, la bola ha de tener un peso m¨¢ximo de 45,93 gramos y un tama?o m¨ªnimo de 42,67 mil¨ªmetros de di¨¢metro. Y tiene entre 300 y 500 hoyuelos de 0,25mm de profundidad, primordiales para que la bola se levante al girar sobre s¨ª misma y vuele m¨¢s.
¡°Yo no tengo nada que decir sobre el tema. Quien haya le¨ªdo lo que dice Tiger ya lo sabe todo¡±, dice Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal, otro de los artistas de la ¨¦poca de las bolas de balata, la resina con que se cubr¨ªan antes. ¡°Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice. Hay que fijar normas de palos y bolas para que no se alcance tanta distancia. La tecnolog¨ªa, junto a la gran preparaci¨®n f¨ªsica que se estila ahora permite al jugador una velocidad incre¨ªble de la cara del palo al golpear la bola, y una rotaci¨®n incre¨ªble de esta. Antes, si le dabas mal a la bola, si no atinabas en el punto dulce, tan peque?o como una monedita, esta era ingobernable, ahora no es solo que, con el tama?o de los drivers sea casi imposible darle mal, sino que aun as¨ª, d¨¢ndole donde no quieres, la bola sigue volando recta, controlada¡±.
En sus a?os de gloria, la d¨¦cada de los 90, cuando gan¨® dos Masters, y cuando usaba drivers de madera y bola de balata, Olazabal figuraba habitualmente en torno al puesto 50 en distancia y precisi¨®n; con la revoluci¨®n tecnol¨®gica, incapaz de adaptar su juego, y tambi¨¦n renegando del nuevo golf, Olazabal pas¨® al puesto 200 en ambas listas. Si se cumplen sus temores, quiz¨¢s el problema no sea solo que los campos se queden peque?os, sino que los jugadores mediocres parezcan tan buenos como los mejores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.