Messi se diluye en casa de Diego
El 10 del Bar?a, el centro de todos los focos, pasa desapercibido en el templo donde sigue siendo venerado Maradona
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Por momentos, un argentino puede olvidar que est¨¢ en Europa cuando pisa N¨¢poles. Se encamina a cruzar la calle sin tener que llegar hasta el paso cebra, no siente ning¨²n prurito moral al tirar un papel en la calle y el ruido ambiental, aunque cambie el idioma, guarda la misma furia. Y, como si fuese el barrio de La Boca multiplicado por 36 (en dimensi¨®n), la presencia de Diego Maradona permanece ajena al paso del tiempo en una ciudad tan memoriosa como nost¨¢lgica. La camiseta con la leyenda chi ama non dimentica (quien ama no olvida) se vende en cada puesto de recuerdos. A Maradona, al que le buscaron tropecientos hijos futbol¨ªsticos, no le encontraron ninguno tan similar como Messi, por parecido t¨¦cnico, esencialmente por compartir bandera. Cuando el sorteo de la Champions emparej¨® al Barcelona con el N¨¢poles, la ciudad de Maradona se alegr¨®, sin importarle el coco futbol¨ªstico que significaba la visita del cuadro azulgrana.
Messi, poco a poco, se comenz¨® a infiltrar por las calles de N¨¢poles. A diferencia del duelo de la Champions de la temporada 2016-2017, cuando el equipo que entonces dirig¨ªa Maurizio Sarri se midi¨® al Madrid de Zidane, en esta eliminatoria ante el Bar?a no vagaba en el ambiente la ilusi¨®n de dar la sorpresa ante un gigante. No faltaba expectaci¨®n, en cualquier caso. ¡°A nosotros en N¨¢poles nos gusta el buen f¨²tbol. Viene el Bar?a. Y viene Messi¡±, dec¨ªa un aficionado napolitano. En los alrededores del San Paolo, en la previa del duelo ante el Barcelona, un ni?o llevaba la bufanda del duelo. ¡°Messi es el mejor del mundo¡±, advirti¨®. Su padre, a su lado, miraba. ?Messi o Maradona? ¡°?Diego!¡±, resolvi¨®, sin dudar. Nunca vio jugar a Maradona. ¡°No hace falta haber visto a Dios para creer en ¨¦l¡±, zanj¨® su padre.
Como si ya supiera que ten¨ªa el duelo ganado, Maradona mim¨® a Messi antes del N¨¢poles-Bar?a. ¡°Leo es un gran talento, un chico muy bueno, pero quieren cargarlo de presi¨®n. No es justo. Tiene que hacer su carrera y su vida sabiendo que es el mejor futbolista¡±, sostuvo El Pelusa en una entrevista al peri¨®dico napolitano Il Mattino. A los jugadores del Barcelona les hac¨ªa especial ilusi¨®n visitar por primera vez el estadio mitificado por Maradona en los ochenta. ¡°Venir a este estadio es especial¡±, subray¨® Piqu¨¦. Acompa?ado por Arturo Vidal, Messi apareci¨® relajado en San Paolo. ¡°Bienvenido a la casa del padre¡±, le dijo un periodista italiano al 10 azulgrana. La Pulga sonri¨®. ¡°?Diego, Diego, Diego!¡±, enton¨® San Paolo cuando el Bar?a salt¨® a calentar. ¡°?Messi, Messi, Messi!¡±, contest¨® la hinchada azulgrana presente en la grada. La afici¨®n azzurra no se pudo contenerse y solt¨® el himno a su ¨ªdolo eterno: ¡°Oh mama mama mama, Oh mama mama mama, Sai perch¨¨ mi batte il corazon, Ho visto Maradona, Ho visto Maradona, Oh mama inamorato sono...¡±.
Un presagio del partido. Los azules no estaban dispuestos a ser silenciados por los azulgrana. Y Messi, presente en las calles de N¨¢poles, pareci¨® invisible en el San Paolo. El rosarino se resbal¨® en el ¨¢rea de Ospina y la afici¨®n lo celebr¨®. En la jugada siguiente, Mertens marc¨® el 1-0. Messi, cabizbajo, busc¨® explicaciones en sus botas. No era, sin embargo, hostil el ambiente para el rosarino. Gattuso le fue a dar un abrazo a la vuelta de los vestuarios. Amag¨® La Pulga con parecerse al Pelusa en San Paolo. Apil¨® a tres defensas del N¨¢poles y busc¨® la pared con Vidal. Se termin¨® llevando la amarilla por una falta al portero del cuadro italiano. Griezmann ya hab¨ªa salido al rescate del Bar?a. Messi se apag¨® en la casa de Maradona.
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
La dura piel de Gattuso
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