A mano cambiada
Lo peor para un tirador al que un portero le hace una gran parada es que te come la moral para lo que queda de partido y hace que la porter¨ªa se vea m¨¢s peque?a
Javier Clemente es un entrenador al que le gusta trabajar con los porteros. Es (al menos era cuando yo me pon¨ªa los guantes) de los que le gusta tirar, centrar, trabajar el uno contra uno y todas esas cosas que hac¨ªan, ?hacen?, los porteros en el otro extremo del campo. Un d¨ªa de hace m¨¢s de tres d¨¦cadas discut¨ªamos Javi y yo junto con Iribar sobre el estilo de los porteros alemanes y su capacidad de parar con la mano contraria a la que naturalmente le corresponder¨ªa parar. Vamos, que si el bal¨®n va al lado derecho del portero, este pare con su mano izquierda y lo mismo para el otro lado. En nuestra concepci¨®n cl¨¢sica del portero entend¨ªamos que parar con la mano contraria era perder distancia del brazo (hagan la prueba de qu¨¦ brazo llega m¨¢s lejos y lo entender¨¢n al segundo, sin dislocarse el hombro, por favor) y, adem¨¢s, esa mano llega con menos fuerza por lo que el rechace es m¨¢s d¨¦bil y las opciones de un rebote en zona de gol son mayores.
A m¨ª, mis recuerdos de chaval me tra¨ªan paradas similares del m¨ªtico Sepp Maier con su jersey azul (siempre so?¨¦ con jugar contra Alemania y pedir uno en el intercambio). A pesar de nuestra ortodoxia vasca, entend¨ªamos que los datos alemanes eran demasiado importantes para ignorar esa opci¨®n.
Nuestra discusi¨®n finaliz¨® el d¨ªa que jugamos el partido de vuelta de la Copa de Europa 83-84 contra el Liverpool de Michael Robinson y a m¨ª me toc¨® recurrir a mi mano cambiada (derecha para un tiro a la izquierda) para sacar un tiro con rosca de Dalglish que se colaba por la escuadra (bueno, eso es lo que recuerdo sin acudir a Youtube, no vaya a ser que descubra que era un tiro centrado y f¨¢cil de parar). Perdimos 0 a 1 con gol de Rush pero decidimos que eso de la mano cambiada era un buen recurso para situaciones de emergencia.
M¨¢s tarde Oliver Kahn o Jens Lehmann hicieron de esta acci¨®n todo un arte y se hinchaban a parar de una forma poco ortodoxa pero enormemente eficaz.
Y por ah¨ª se me aparecieron, desde Maier a Kahn pasando por Dalglish, cuando vi c¨®mo Ter Stegen se elevaba para enviar a c¨®rner el tiro de Zald¨²a. Tiro alto a la parte izquierda y parada majestuosa con la mano derecha. Minutos m¨¢s tarde y para reivindicar de pleno la magn¨ªfica escuela alemana de porteros, Ter Stegen repet¨ªa acci¨®n, esta vez de aquellas que se narraban en las radios de antes como ¡°despeje con las yemas de los dedos¡±, y que a los que no ve¨ªamos f¨²tbol en directo nos hac¨ªan pensar que los porteros ten¨ªan un suplemento de dedos para este tipo de acciones. La magn¨ªfica falta de Januzaj era desviada lo justo, casi solo un roce, una caricia (el trato con el bal¨®n no necesita m¨¢s que cari?o) para que la pelota se desviase lo justo para chocar con el palo y volver al terreno de juego.
Dec¨ªa Rafa Alkorta en una concentraci¨®n con la selecci¨®n espa?ola, y en la que debat¨ªamos sobre el efecto psicol¨®gico de un portero, que lo peor para un tirador al que un portero le hace una gran parada como si fuera una acci¨®n sencilla es que te come la moral para lo que queda de partido y hace que la porter¨ªa se vea m¨¢s peque?a, m¨¢s reducida, m¨¢s min¨²scula.
Y eso pareci¨® el duelo en los penaltis entre el portero del Bar?a y los tiradores de la Real. Un tipo convencido de que no hab¨ªa forma de hacerle un gol contra unos lanzadores que ve¨ªan a ese tipo vestido de verde que cubr¨ªa todos los ¨¢ngulos, todos los espacios.
Y me confirmaba, una vez m¨¢s, todo lo ps¨ªquico que hay en este juego tan f¨ªsico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.