A remolque y a destiempo en el Bar?a
Al club perdi¨® el oremus por entender que de derrota en derrota se pod¨ªa llegar a ganar la Champions con el mismo equipo de Berl¨ªn
Acostumbrado a improvisar, el Barcelona perdi¨® el sentido del timing y act¨²a a destiempo, mal asunto en un club de f¨²tbol y m¨¢s cuando las circunstancias juegan en contra por culpa de la covid-19. Tarda tanto en aplicar el Espai Bar?a aprobado en refer¨¦ndum por los socios que antes de la llegada de las excavadoras ya han aparecido grietas en el Camp Nou. El equipo caduc¨® el pasado verano en Lisboa despu¨¦s de envejecer en Europa desde 2015 y ahora corre desesperado para no perder el tren de una Liga que despreci¨® antes de destituir en enero a Valverde. Y la ruina del club por los salarios pagados a la plantilla es de tal calibre que regala jugadores a sus rivales, como ha sucedido con Luis Su¨¢rez y el Atl¨¦tico, y no puede atender a las peticiones de un entrenador que simplemente ha pedido refuerzos con coste diferido que ya han expresado su deseo de fichar por el Bar?a, caso de Eric Garc¨ªa.
El club precisa con urgencia de un presidente ejecutivo que intervenga sin dilaci¨®n para evitar la quiebra deportiva y econ¨®mica por la misma regla de tres que en junio contrat¨® a un t¨¦cnico intervencionista para que corrigiera en un trimestre la tarea aplazada desde que crey¨® en la inmortalidad del tridente Messi-Luis Su¨¢rez-Neymar. El problema es que todav¨ªa no se sabe cu¨¢ndo llegar¨¢ el sustituto de Bartomeu porque al presidente le cost¨® Dios y ayuda dimitir en octubre y la gestora que le sustituy¨® dilat¨® en exceso la convocatoria de unas elecciones previstas para 2021. Los comicios contin¨²an en el limbo por una cuesti¨®n dif¨ªcil de resolver: los estatutos de la entidad piden que se favorezca una participaci¨®n masiva y el confinamiento municipal provocado por los efectos de la pandemia impide movilizar a la mayor¨ªa de los socios para que voten el domingo 24.
El extrav¨ªo es tan disparatado que por iron¨ªas de la vida puede que al final las elecciones se celebren en los plazos que preve¨ªa Bartomeu cuando negociaba su salida a la carta, como si no existiera el voto de censura avalado por 19.380 firmas y dispuso que la votaci¨®n tuviera lugar el 20 y 21 de marzo. El presidente sinti¨® entonces que la Generalitat le mov¨ªa la silla con las fechas y se larg¨® con una serie de acuerdos por cerrar que hoy ya no admiten m¨¢s demora, pocos tan trascendentes como el contrato de Messi, libre desde enero para negociar su futuro despu¨¦s de que su acuerdo con el club expire el 30 de junio. El desgaste institucional no habr¨ªa sido el mismo si el presidente hubiera sabido dejar el club en el momento oportuno porque habr¨ªa evitado un refer¨¦ndum sobre su gesti¨®n y su sustituto estar¨ªa elegido desde mucho antes de la segunda oleada de la covid-19.
A los que gobiernan el club no les ha quedado m¨¢s remedio que parar la campa?a a una semana de la votaci¨®n y alcanzar un consenso m¨ªnimo con unos candidatos muy diferentes como Laporta, Font y Freixa. Hay que facultar a la gestora para que act¨²e en el mercado de invierno y ganar tiempo para poder votar en febrero o marzo por correo, extremo que no contemplan los estatutos ni la ley del deporte y, por tanto, exige un cambio r¨¢pido de normativa por parte de la Generalitat cuando se pod¨ªa haber previsto desde 2020.
A remolque de los acontecimientos, al Bar?a ya no le est¨¢ permitido improvisar m¨¢s si quiere salir del bucle e intentar atrapar un futuro que se le escapa desde que perdi¨® el oremus por entender que de derrota en derrota se pod¨ªa llegar a ganar la Champions con el mismo equipo de Berl¨ªn.
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