Sin patrocinador por un comentario hom¨®fobo

Tiger Woods estaba censurado. En sus a?os de apogeo, nadie pod¨ªa escuchar al Tigre en directo por televisi¨®n. Las cadenas estadounidenses sol¨ªan emitir sus principales golpes unos segundos en diferido, el tiempo suficiente para cortar esos instantes en los que soltaba alg¨²n insulto o palabra malsonante si la jugada no hab¨ªa salido como esperaba. La gallina de los huevos de oro no pod¨ªa dar una mala imagen. No interesaba al bolsillo de nadie en el mundo del golf. Del mito solo se ve¨ªa lo que quer¨ªan que se viese.

Ese privilegio no lo tiene hoy Justin Thomas, un n¨²mero tres del mundo a quien el cabreo por un golpe fallado y un comentario hom¨®fobo, aunque fuera hacia s¨ª mismo, le han costado caro. Thomas, estadounidense de 27 a?os, fall¨® la semana pasada un putt corto en el hoyo cuatro de la tercera ronda del Sentry Tournament of Champions, en Hawai. Faggot!, lo que viene a traducirse por ¡°maric¨®n¡±, mascull¨®, castig¨¢ndose por el error (en golf no hay ¨¢rbitro ni rival a quien echarle la culpa). Los micr¨®fonos de la televisi¨®n, m¨¢s finos ahora que no hay p¨²blico en los campos y todo se escucha, captaron el sonido y Thomas pidi¨® repetidamente perd¨®n al final de la ronda. Pero el patinazo no ten¨ªa vuelta atr¨¢s, ah¨ª estaban las im¨¢genes y la bola fue haci¨¦ndose cada vez m¨¢s grande, redes sociales mediante, y Ralph Lauren, que le patrocinaba desde que se hizo profesional en 2013, ha roto el contrato que les un¨ªa.

¡°Me disculpo. Soy un hombre adulto. No hay ninguna raz¨®n para decir algo as¨ª. Es terrible. Estoy muy avergonzado. No me reconozco, no es el tipo de persona que soy ni nada de lo que represento. Yo no soy as¨ª. Por desgracia me sali¨® esa palabra y tengo que reconocerlo. Pido mil perdones. Voy a aprender y ser mejor en el futuro¡±, coment¨® Thomas como confesi¨®n inmediata de su error ¡ªpor cierto, acab¨® qued¨¢ndose precisamente a un golpe de los l¨ªderes al final del torneo; Harris English gan¨® a Joaqu¨ªn Niemann en un desempate¡ª. Incluso el circuito estadounidense, el PGA Tour, emiti¨® un comunicado para calificar de ¡°inaceptable¡± lo sucedido. El asunto se solucionar¨ªa, en cualquier caso, con una multa interna y sin m¨¢s publicidad, como hab¨ªa ocurrido en otros casos de conducta inapropiada.

No lo ha dejado en eso Ralph Lauren, que el a?o pasado fue nombrada mejor marca para trabajar por la igualdad LGBT por la campa?a Human Rights. ¡°El lenguaje del se?or Thomas es completamente contrario a nuestros valores. Reconocemos que se ha disculpado y al mismo tiempo somos conscientes de la gravedad de sus palabras. Es un embajador a sueldo de nuestra marca y esta acci¨®n entra en conflicto con la cultura inclusiva que nos esforzamos en defender¡±, ha explicado la empresa. ¡°Al reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos con todos nuestros accionistas, hemos decidido detener nuestro patrocinio en este momento. Mientras tomamos esta decisi¨®n, nuestra esperanza es que el se?or Thomas haga el trabajo duro y necesario para asociarse con nosotros nuevamente, examinando verdaderamente este incidente, aprendiendo, creciendo y, en ¨²ltima instancia, utilizando su plataforma para promover la inclusi¨®n¡±.

El ¡°negrito¡± de Cavani y los micr¨®fonos en el golf

Las salidas de tono con el lenguaje se castigan en el deporte. El uruguayo Edison Cavani, del Manchester United, fue sancionado recientemente con tres partidos sin jugar por escribir en Twitter ¡°Gracias, negrito¡± a un amigo que le felicit¨® tras sus goles. La federaci¨®n inglesa entendi¨® que fue un comentario racista.

Justin Thomas fue cazado por la televisi¨®n. Precisamente muchos golfistas se han mostrado contrarios a propuestas de cadenas como la CBS de llevar micr¨®fonos individuales durante los partidos para que los aficionados escuchen lo que dicen. ¡°Lo que yo hable con mi caddie o con los otros jugadores no es asunto de nadie¡±, se quej¨® el propio Thomas. ¡°S¨¦ c¨®mo soy en el campo. Las televisiones tendr¨ªan que tener un retraso de 20 o 30 segundos. He perdido la cuenta de golfistas que juran o maldicen. No creo que sea bueno¡±, explic¨® el vasco Jon Rahm.