La Juventus de Pirlo conquista la Supercopa de Italia
La victoria ante el N¨¢poles (2-0), que brinda al t¨¦cnico su primer t¨ªtulo en los banquillos, alivia la crisis que afixia al equipo en la Serie A, donde marcha quinto sin exhibir mejor¨ªa en su juego
La Juventus de Andrea Pirlo conquist¨® la Supercopa de Italia. Gracias a un rebote, al oportunismo de Cristiano, a los reflejos de su portero, Szczesny, y a la mala fortuna de Lorenzo Insigne, que fall¨® un penalti. Se concatenaron los acontecimientos en favor del equipo de Pirlo, que pas¨® de verse gravemente cuestionado a levantar su primer t¨ªtulo como entrenador. El perdedor fue el N¨¢poles, que no jug¨® peor que su rival. El partido se hizo largo en periodos irrelevantes. La final fue pobre. Signo de los tiempos que corren. Lo m¨¢s trascendental del encuentro, disputado en el estadio de Reggio Emilia, fue el resultado (2-0), por las consecuencias que alumbra. Andrea Pirlo, s¨ªmbolo del f¨²tbol italiano, mito viviente hecho instituci¨®n en el banquillo de la Juve, disipa las nubes que se acumulaban sobre su cabeza en forma de amenaza de despido tras cinco meses de desventurado debut en la Serie A.
El partido tuvo el aroma de una reedici¨®n. En junio pasado, el N¨¢poles de Gatusso se impuso a la Juventus de Maurizio Sarri en la final de la Copa. Aquella derrota desencaden¨® una destituci¨®n. Sarri fue despedido a pesar de ganar la liga. La familia Agnelli, propietaria de la Juventus, aleg¨® a trav¨¦s de sus emisarios que la remoci¨®n del entrenador obedec¨ªa a esa obsesiva b¨²squeda de la excelencia que es marca de la casa. Pirlo fue nombrado en la estela de aquel ideal de perfecci¨®n. Pero el juego del equipo no ha mejorado en los ¨²ltimos meses, m¨¢s bien al contrario, ha profundizado el desencanto en los Agnelli, testigos perplejos de la infructuosa experimentaci¨®n de Pirlo.
El dilema fundamental de Pirlo fue el problema que nunca pudo resolver Sarri. C¨®mo hacer que el equipo ejerciera su superioridad en el mediocampo sin la colaboraci¨®n constante de Cristiano en tareas de mantenimiento. Ante la dedicaci¨®n pr¨¢cticamente exclusiva del goleador a su tarea rematadora, Pirlo opt¨® como su predecesor por reforzar los carriles centrales con Bentancur y Arthur, vigilantes los dos de sus centrales, y despleg¨® a Mckennie y Chiesa en las bandas. En la presunci¨®n de que Morata estar¨ªa menos atento a las tareas sin bal¨®n, puso a Kulusevski a recorrer kil¨®metros de presi¨®n, desmarques y apoyos.
Cristiano, 20 partidos, 20 goles
La consecuencia inmediata del plan no fue la esperada. Arthur y Bentancour se demoraron en sintonizar en el reparto de tareas y espacios. Ante la duda retrocedieron, y en la brecha que los separ¨® de sus atacantes montaron su campamento Bakayoko y Demme, m¨¢s coordinados con Lozano, Insigne, Zielinski y Petanga cuando avanzaban. Por esa v¨ªa el N¨¢poles consigui¨® una peque?a ventaja. Si no se consolid¨® fue debido a las dudas de Koulibaly a la hora de salir jugando. Pero el primer remate del partido, antes del cuarto de hora, fue la ocasi¨®n m¨¢s clara de todas. Y fue del N¨¢poles. Demme centr¨® desde la derecha y Lozano cabece¨® a bocajarro gan¨¢ndole la espalda a Danilo. La pelota no entr¨® porque Szczesny vio una sombra y reaccion¨® con un manotazo.
Pirlo recuper¨® algo de la iniciativa perdida introduciendo a Bernardeschi por Chiesa tras el descanso. Pero en una hora su equipo no consigui¨® m¨¢s remate que un despeje de Manolas que casi acaba en autogol. La final se atascaba cuando tras un c¨®rner Bakayoko despej¨® la pelota a su ¨¢rea chica. Ah¨ª rondaba Cristiano, cuya actividad para buscar el tiro sigue intacta. Sin esperar a que el portero se preparara, le peg¨® de volea con la zurda y corri¨® a celebrar el 1-0. El portugu¨¦s suma 20 goles en 20 partidos en todas las competiciones esta temporada.
Insigne tuvo el empate en la bota derecha. El capit¨¢n napolitano malgast¨® el penalti fabricado por Mertens lanz¨¢ndolo fuera. La mirada cargada de ansiedad que lanz¨® Pirlo desde la banda delat¨® el peso que se quit¨® de encima. El N¨¢poles estuvo a punto de empatar cuando Chiellini desvi¨® a su propia porter¨ªa un disparo de Elmas, que hab¨ªa entrado por Bakayoko. Los ¨²ltimos minutos se cargaron de tensi¨®n en el ¨¢rea de Szczesny, pero la defensa sali¨® airosa. Al contragolpe, aprovechando la desesperaci¨®n de los perdedores, Cuadrado y Morata remacharon el 2-0 definitivo. Para la Juventus fue un tr¨¢mite. Para Pirlo, una invaluable cuota de cr¨¦dito.
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