El Sevilla se encomienda a En-Nesyri
El delantero marroqu¨ª provoca el penalti que rompe el partido en Ipurua contra un Eibar dominador pero sin filo
Las c¨¢maras se fijaban en Papu G¨®mez, el flamante fichaje del Sevilla, sentado en las gradas de Ipurua, como llevaba tiempo haciendo en el Atleti Azzurri d¡¯Italia, el campo del Atalanta, aunque por razones diferentes. El jugador bonaerense, aunque todav¨ªa no juega, es la nueva estrella sevillista. Pero anda por ah¨ª Youssef En-Nesyri, que no quiere escapar del brillo de los focos en el que anda metido desde hace ya bastantes semanas gracias a sus goles.
Ni siquiera hace falta que marque, su especialidad preferida, el futbolista marroqu¨ª. Le basta desequilibrar con sus piernas largas y su movilidad a las defensas rivales, desarboladas por velocidad por culpa de un jugador que vive a menudo en la delgada l¨ªnea que separa el fuera de juego de la acci¨®n legal, siempre pendiente del bander¨ªn del linier, o de las rayas rectas dibujadas con renglones torcidos del VAR.
Tiene En-Nesyri esa fina intuici¨®n de los buenos delanteros para situarse casi siempre en el lado correcto, y tambi¨¦n el de ser perejil en todas las salsas. En Ipurua no hizo una excepci¨®n. En diez minutos de la primera parte ya hab¨ªa obligado al ¨¢rbitro a pitar un penalti que no fue, tras un choque con Dmitrovic, y a tragarse otro que s¨ª lo hab¨ªa sido, en una zancadilla de Bigas. En ambas ocasiones le rectificaron desde el VAR a S¨¢nchez Mart¨ªnez, que tuvo que dibujar en el aire el ya famoso signo de la pantallita, que para un ¨¢rbitro es m¨¢s o menos como dar el brazo a torcer, algo que debe herir en un colectivo de natural terco.
A la segunda, el Sevilla marc¨® su primer gol. Ocampos enga?¨® a Dmitrovic, que tras el descanso, despu¨¦s de recibir el segundo gol de un excompa?ero, Joan Jord¨¢n, tuvo que pedir el cambio por una lesi¨®n de rodilla.
Una vez hecho su trabajo, En-Nesyri volvi¨® a la l¨ªnea del fuera de juego para seguir amedrentando a los centrales, a levantar los brazos pidiendo suministro, tarea habitual de los delanteros con hambre, y a incordiar a los centrales del Eibar. Para un jugador como ¨¦l, con lo que hab¨ªa hecho ya era suficiente, para desgracia de los hombres de Mendilibar, que llevaron la iniciativa como casi siempre, apretaron al Sevilla en su campo y provocaron acciones de riesgo, muchas de ellas a cargo de Bryan Gil a quien desde la grada, las mentes pensantes del sevillismo observaron con cierto temor, por su aportaci¨®n al juego local, y evidente satisfacci¨®n al comprobar que uno de los suyos progresa adecuadamente.
El Eibar, sin embargo, estaba desafilado con esa curiosa tripleta que forman dos japoneses y un tipo de Motilla del Palancar, Kike Garc¨ªa, que apenas recibi¨® la pelota de los orientales. S¨®lo Gil cumpl¨ªa su papel desde la izquierda. Aunque el Sevilla perdi¨® enseguida a Acu?a, con una lesi¨®n muscular, y m¨¢s adelante a Navas, por algo parecido, la falta de los dos laterales titulares no estrope¨® los planes de Lopetegui, que en la segunda parte, sobre todo tras el gol en su primera llegada despu¨¦s del entretiempo, orden¨® a su equipo con inteligencia para prever las acometidas del Eibar, que no cej¨®, pero sin fortuna, ante la porter¨ªa de Bono.
Al final, Papu G¨®mez no compareci¨®, aunque ya es uno m¨¢s del equipo despu¨¦s de las novatadas. La foto de su salida al campo quedar¨¢ para otro d¨ªa.
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