El t¨ªo de Am¨¦rica se compra el calcio
Los clubes italianos desatan el furor en Wall Street entre millonarios con or¨ªgenes transalpinos, que han adquirido ya seis de los equipos de Serie A
El t¨ªo de Am¨¦rica es ese pariente que se fue con una mano delante y otra detr¨¢s a EE UU y regres¨® a Italia con una fortuna. Hay uno en casi todas las familias. Y para muchos de sus miembros fue una luz cegadora en alg¨²n momento.
Renato Carosone compuso en 1956 Tu vuo fa l¡¯americano. Una canci¨®n que hablaba de un tipo sencillo que quer¨ªa imitar el estilo de vida del otro lado del Atl¨¢ntico bebiendo whisky con soda, bailando rock and roll y quemando cajetillas de Camel como si no fuera a volver a ver el sol. Pero, al final del d¨ªa, segu¨ªa durmiendo en casa de sus padres. Alberto Sordi repet¨ªa ¡°Kansas City¡± como un loco en Un americano en Roma (1956), la historia de un bala perdida prendado de todo lo yanqui y que disparaba palabras en ingl¨¦s sin sentido (si uno va a tomarse algo por la noche en Italia todav¨ªa hay que llamarlo un drink). El pa¨ªs vivi¨® un proceso de americanizaci¨®n despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial del que jam¨¢s se desprendi¨®. Algunos italianos so?aban con ser americanos. Pero en esa misma ¨¦poca, un americano os¨® imaginar que pod¨ªa domesticar una de las tradiciones m¨¢s italianas.
Clint Eastwood aterriz¨® en Roma en 1964 para rodar Por un pu?ado de d¨®lares. El pa¨ªs iba como un tiro ¡ªquiz¨¢ fue la ¨²ltima vez¡ª y Cinecitt¨¤ se parec¨ªa m¨¢s a Hollywood de lo que habr¨ªan podido so?ar sus fundadores. Pero al actor, rodeado de dos romanistas empedernidos como Sergio Leone y Ennio Morricone, se le meti¨® en la cabeza que quer¨ªa jugar al f¨²tbol. Tras dar la turra varios d¨ªas, el compositor le busc¨® un equipo con un grupo de chavales en el barrio de Flaminio, donde ahora la Roma planea construir su estadio. No dio una y termin¨® humillado por su f¨ªsico desgarbado. ¡°C¨¦ntrate en las pel¨ªculas¡±, le aconsej¨® Morricone.
Los estadounidenses descubrieron tarde ¡ªy puede que mal¡ª el f¨²tbol. Pero ahora les obsesiona. Especialmente si pueden comprarse un equipo en Italia que les conecte con su pasado. En Wall Street circula una lista de los clubes donde se pueden meter un pu?ado de d¨®lares. En la Serie A hay ya seis que pertenecen a empresarios o fondos de inversi¨®n norteamericanos. En la Serie B, el Venezia. La Roma, que perdi¨® el s¨¢bado 0-2 con la Juve, lleva ya dos propietarios seguidos de EE UU. El actual, Dan Friedkin, millonario distribuidor de Toyota en EE UU, sustituy¨® a James Pallotta, que solo prometi¨® sin resultados.
La l¨ªnea que separa el d¨®lar y el ¨¢rea peque?a suele ser irregular. El Milan pas¨® de Silvio Berlusconi a un chino. Y del chino, a un fondo de inversi¨®n estadounidense. El Inter va por un camino parecido estos d¨ªas. Y lo mismo le sucedi¨® a la Fiorentina, adquirida por el calabr¨¦s Rocco Commisso, prototipo perfecto del t¨ªo americano, que despu¨¦s de a?os en Nueva York, habla un italiano como si fuera el personaje de Scorsese, pero con dinero suficiente para hacer una guerra. No le va mal; sobrevive en mitad de la tabla.
El Bolonia, el equipo de Pasolini, ten¨ªa al presidente Joe Tacopina (tambi¨¦n invirti¨® en la Roma). Un playboy, algo extra?o. Se llevaba mal con Pallotta y se compr¨® el club emiliano. Se cans¨® del juguete y termin¨® vendi¨¦ndoselo al canadiense Joey Saputo. ?Gan¨® algo? Nadie lo sabe. Pero lo mismo sucedi¨® en el Parma, que desde hace un a?o es del empresario Kyle Krause. La Spezia ¡ªde Liguria¡ª ha sido el ¨²ltimo de la lista. El actual presidente, Gabriele Volpi, un tipo con intereses en ?frica, se lo est¨¢ vendiendo. Lo subi¨® por primera vez a la Serie A este a?o y ya le quema en las manos. Se lo quedar¨¢ el fondo MSD, a trav¨¦s de Robert Platek, que ya posee otros dos clubes en Dinamarca y Portugal. Esa es la gracia: crear un circuito interno de plusval¨ªas con la venta de jugadores.
El fen¨®meno puede sonar ex¨®tico cuando los grandes clubes se asoman a la quiebra en plena pandemia. Pero si aceptamos que el t¨ªo americano nunca viaj¨® con una alforja de m¨¢s, debe de ser buen negocio. Los expertos dicen que los clubes italianos cuestan poco y tienen m¨¢rgenes superiores al resto. Los derechos televisivos, s¨ª. O qui¨¦n sabe, quiz¨¢ el t¨ªo de Am¨¦rica solo sea un rom¨¢ntico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.