Envidia y admiraci¨®n por Australia
Constato que vivimos en una ¨¦poca en que la queja y la exigencia, siempre hacia todo lo que hacen los otros, no conocen l¨ªmites
Me han sorprendido las diversas cr¨ªticas vertidas por algunos tenistas que han tenido la suerte de poder participar en los distintos torneos australianos y que lo har¨¢n, tambi¨¦n, a partir de hoy mismo en el Abierto que se celebra en Melbourne. Todos ellos han arrojado unas im¨¢genes al mundo que producen una mezcla de admiraci¨®n, envidia y, sobre todo, de esperanza.
Aunque miento si digo que me han sorprendido. M¨¢s bien, constato que vivimos en una ¨¦poca en que la queja...
Me han sorprendido las diversas cr¨ªticas vertidas por algunos tenistas que han tenido la suerte de poder participar en los distintos torneos australianos y que lo har¨¢n, tambi¨¦n, a partir de hoy mismo en el Abierto que se celebra en Melbourne. Todos ellos han arrojado unas im¨¢genes al mundo que producen una mezcla de admiraci¨®n, envidia y, sobre todo, de esperanza.
Aunque miento si digo que me han sorprendido. M¨¢s bien, constato que vivimos en una ¨¦poca en que la queja y la exigencia, siempre hacia todo lo que hacen los otros, no conocen l¨ªmites.
La Federaci¨®n Australiana ha debido hacer un gran esfuerzo para poder mantener las competiciones en un pa¨ªs que lleva un a?o imponiendo a sus propios ciudadanos las mismas restricciones que ahora ha impuesto a los tenistas y equipos que hasta all¨ª se han desplazado desde todos los rincones del mundo. Al igual que cualquier australiano que haya querido regresar a su pa¨ªs, si se encontraba fuera, los for¨¢neos se han tenido que someter a una cuarentena tan estricta como vigilada.
Pero a pesar de estas medidas que nadie que lea las noticias desconoc¨ªa antes de decidir su participaci¨®n, es muy justo valorar y agradecer que todos los jugadores y sus equipos volaran al pa¨ªs oce¨¢nico en tres grandes aviones ch¨¢rter o privados habilitados exclusivamente para ellos, y que llegaran a terminales privadas tambi¨¦n, con el gasto a?adido que esto ha supuesto para la organizaci¨®n.
Una vez all¨ª, a cada cu¨¢l en su respectiva burbuja, se les han propiciado entrenamientos en espacios separados y sin coincidencias entre los distintos equipos. Han tenido servicio de restauraci¨®n a domicilio o a la habitaci¨®n de hotel. Han tenido equipos m¨¦dicos a su disposici¨®n para realizar todas las pruebas exigidas y para atender a los que han dado positivo en covid una vez llegados all¨ª. Los tenistas que han tenido que jugar la fase previa para poder acceder al primer Grand Slam de la incierta temporada 2021 lo han hecho en Doha y Dub¨¢i, con otro incremento en el dispendio previsto por los organizadores que tampoco habr¨ªa que olvidar.
Por supuesto que todo se puede mejorar y por supuesto que se habr¨¢n cometido algunos errores ante un reto sin precedentes, pero no me cabe la menor duda de que Craig Tiley, el director del Australian Open, sabr¨¢ demostrar en el a?o m¨¢s dif¨ªcil de toda la historia de este grande lo que conocemos de sobra cualquiera de los que hemos estado all¨ª: su amabilidad con todos por igual y su empe?o y capacidad para organizar un torneo dif¨ªcilmente mejorable.
Que tire la primera piedra quien no haya sentido algo de envidia al ver las gradas llenas de aficionados sin mascarillas, o algo de esperanza por vislumbrar que volver a la normalidad es posible, o algo de admiraci¨®n por unos gobernantes que han sabido ser estrictos con las medidas impuestas y, a la vez, se han mostrado capaces de compensar a todos los ciudadanos afectados por las consecuencias econ¨®micas de la desastrosa pandemia.
Yo he sentido las tres cosas a la vez. Y ahora me dispongo a disfrutar con gran ilusi¨®n de dos semanas de buen tenis desde el lado del mundo que sigue inmerso en la oscuridad.