Los terribles efectos de una Superliga
Un formato cerrado eliminar¨ªa el valor de la derrota una vez garantizados los ingresos econ¨®micos

En los ¨²ltimos tiempos sobrevuelan sobre el f¨²tbol los rumores, tantas veces antecesores de las noticias, sobre el asunto de la Superliga europea, la liga de los equipos m¨¢s poderosos econ¨®micamente, la de los grandes presupuestos, las grandes estrellas, las grandes redes de seguidores. Todo a lo grande.
Y para m¨ª, la cuesti¨®n es decidir si esta noticia es como aquellas que sal¨ªan en verano y referidas al monstruo del lago Ness o si, por el contrario, es la punta del iceberg que puede transformar y enviar a pique las estructuras del f¨²tbol tal y como las hemos conocido en m¨¢s de un siglo.
Por un lado, me sorprende que la aparici¨®n de esta Superliga se d¨¦ justo antes de que la UEFA nos hable de la reestructuraci¨®n de la Champions. Ya saben, m¨¢s equipos para que m¨¢s federaciones est¨¦n contentas y m¨¢s partidos para tener m¨¢s derechos. De los jugadores nada sabemos porque no hemos o¨ªdo su posici¨®n sobre un calendario m¨¢s cargado, una competici¨®n m¨¢s exclusiva. Se dir¨ªa que hay muchas voluntades sustra¨ªdas a las necesidades econ¨®micas acuciantes de todos los clubes, de todo el sistema del f¨²tbol. Podr¨ªa existir la opci¨®n de recalcular y reducir, pero parece que la ¨²nica salida es aumentar, subir, crecer.
?Es esa serpiente de verano de la Superliga s¨®lo un arma de negociaci¨®n de la ECA (Asociaci¨®n de Clubes Europeos) con la UEFA o, por el contrario, es un verdadero proyecto en el que los clubes m¨¢s grandes y, por tanto, m¨¢s necesitados en lo econ¨®mico est¨¢n trabajando a espaldas de los organismos oficiales? ?O son las dos cosas a la vez?
Nos siguen dando lo de siempre para que nada cambie y, por otro lado, nos van acostumbrando a una visi¨®n solamente econ¨®mica del f¨²tbol. Supongo que esto es lo que algunos llaman progreso
Por un lado, nos siguen dando lo de siempre para que nada cambie; por otro, nos van acostumbrando a ese escenario m¨¢s global, a una visi¨®n solamente econ¨®mica del f¨²tbol. Quieren hacernos ver que sin ese incremento va a ser inviable el f¨²tbol de alta competici¨®n para que cuando ya hayamos comprado el discurso, estemos convencidos de que lo hacen por nuestro bien, por nuestros equipos. Para que podamos entretenernos con el f¨²tbol los siete d¨ªas de la semana. Justo entonces nos dir¨¢n que la ¨²ltima soluci¨®n, nuestra ¨²ltima balsa de salvamento es esa Superliga que de denigrada pase a ser salvadora y, de esa forma, no nos quede m¨¢s que agradecer a los grandes que nos rescaten.
El dinero y las incertidumbres
Y me lo pregunto porque veo, como usted, claro, que el argumento que decide todos los debates es el econ¨®mico, los inmensos ingresos que, se dice, van a llegar con ese formato de competici¨®n europea. Y, si hace falta, ya puestos, Supraeuropea. No se sabe qui¨¦n conoce ya lo que supondr¨¢ esos derechos, lo que se distribuir¨¢ por equipo, lo que eso permitir¨¢ en inversiones inmobiliarias y de desarrollo. Y eso coincide muy bien con la llegada de los fondos de inversi¨®n a la compra de clubes y de esos propietarios que si tienen tant¨ªsimo dinero es a base de ganarlo y dudo mucho que vengan al f¨²tbol para perderlo o donarlo.
Y tengo la certeza de que al dinero le gustan poco las incertidumbres. Desde eso de ascensos y descensos, hasta lo de que la pelota pegue en el palo y el p¨²blico saque pa?uelos de protesta porque hemos perdido el partido.
Solo que esos formatos de ligas cerradas tienen un efecto secundario terrible, ya que eliminan el valor de la derrota, casi da igual ganar que perder porque los ingresos econ¨®micos est¨¢n garantizados y se puede dar la paradoja de que nos interese perder y quedar los ¨²ltimos para tener la mejor opci¨®n de reclutar al mayor talento de la pr¨®xima generaci¨®n, bien para que juegue con nosotros o para mercantilizar su incorporaci¨®n.
Y si ya da igual ganar que perder eso ya no ser¨¢ f¨²tbol. Igual que tantas otras cosas en nuestra sociedad que ya han dejado de ser lo que eran. Supongo que esto es lo que algunos llaman progreso.
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