Marco Van Basten: ¡°La diferencia hoy la marcan los entrenadores, y eso no es bueno¡±
El triple Bal¨®n de Oro reflexiona sobre la evoluci¨®n del f¨²tbol y el rol del delantero centro tres d¨¦cadas despu¨¦s de su prematura retirada
Cuando Marco van Basten (Utrecht, Holanda, 56 a?os) ingres¨® en el quir¨®fano de la cl¨ªnica del doctor Ren¨¦ Mart¨ª, en Sankt Moritz, el 21 de diciembre de 1992, estaba en el c¨¦nit de su carrera. Ten¨ªa 28 a?os, acababa de conseguir su tercer Bal¨®n de Oro, y nada le hac¨ªa sospechar que aquella intervenci¨®n de limpieza le convertir¨ªa en un inv¨¢lido con efecto inmediato. Treinta a?os m¨¢s tarde, ya convertido en arquetipo de elegancia y resoluci¨®n en el imaginario de la industria, ha publicado Basta, sus memorias, editadas en catal¨¢n por Univers y Libros del Kultrum, y en castellano por C¨®rner. La entrevista se realiza v¨ªa Zoom. El medio refuerza el aire introvertido del hombre de pelo blanco, jersey gris y gesto casi imperturbable.
Pregunta. Su libro, m¨¢s que una biograf¨ªa, parece una confesi¨®n. ?Cu¨¢l fue para usted la parte m¨¢s dif¨ªcil de contar?
Respuesta. Mi vida era jugar al f¨²tbol. Y de pronto, despu¨¦s de una operaci¨®n que parec¨ªa sencilla, tuve que retirarme. No solo fue muy dif¨ªcil aceptar que no volver¨ªa a jugar m¨¢s. Fue duro continuar con mi vida. No solo no pod¨ªa jugar: mi tobillo no me permit¨ªa ni caminar ni hacer nada. Fueron a?os dur¨ªsimos. Tuve la fortuna de que a un m¨¦dico se le ocurri¨® bloquearme la articulaci¨®n sold¨¢ndome los huesos con clavos. Ya no pude flexionar el tobillo, ni pude volver a correr, pero logr¨¦ iniciar una nueva vida sin dolor. He llegado a jugar al golf e incluso al squash, cosa que me hace feliz.
P. A lo largo del libro sobrevuela la idea de que aquello que ven los aficionados no tiene absolutamente nada que ver con el f¨²tbol real.
R. Sigo pensando que el f¨²tbol es un entorno muy bonito en el que puedes expresarte y divertirte. Al p¨²blico le gusta hablar de f¨²tbol y est¨¢ bien. Yo solo tuve la desgracia de que los m¨¦dicos me hicieron las operaciones equivocadas.
P. Muchos aficionados han cre¨ªdo que sus tobillos se rompieron por las patadas que recibi¨®. ?Realmente todo empez¨® en Groningen en diciembre de 1986 por una entrada que usted le hizo a un tal Edwin Olde Riekerink, cuando jugaba para el Ajax?
R. Fue una acci¨®n normal cuando intentaba recuperar la pelota. Hice algo que forma parte de cualquier partido. Mi problema fueron los malos m¨¦dicos, que en lugar de comprender la situaci¨®n y mejorarla, la empeoraron. Mi peor enemigo nunca fueron las patadas de los defensas rivales.
P. ?C¨®mo fue posible que los m¨¦dicos no detectaran que se hab¨ªa roto los ligamentos?
R. No lo s¨¦. Fuimos al hospital y me dijeron que todo estaba ok. Y segu¨ª jugando con dolor. Paraba, volv¨ªa a jugar, me volv¨ªa a doler, paraba¡ En el verano del 87 fich¨¦ por el Milan y aprovech¨¦ las vacaciones para descansar pensando que as¨ª me recuperar¨ªa, pero en septiembre volvieron los dolores. Exig¨ª que me revisaran otra vez y entonces, diez meses despu¨¦s del primer diagn¨®stico, me dijeron: ¡°Es probable que usted tenga rotos los ligamentos¡±. Hab¨ªa jugado durante diez meses sin ligamentos, y el da?o hab¨ªa afectado a mis huesos. Me operaron, me soldaron los ligamentos, jugu¨¦ durante cinco a?os m¨¢s. Como segu¨ªa con molestias el m¨¦dico me dijo: ¡°Vamos a limpiar el tobillo de restos ¨®seos y as¨ª podr¨¢s jugar otros cinco a?os con mayor libertad¡±. Me pareci¨® una idea magn¨ªfica. Pero ya no pude volver a jugar.
Mi problema fueron los malos m¨¦dicos. Mi peor enemigo nunca fueron las patadas de los defensas rivales
P. Cruyff, que fue su entrenador en el Ajax, y era su ¨ªdolo y su amigo, lo presion¨® para que jugara a pesar del dolor. ?No fue ¨¦l tambi¨¦n responsable del agravamiento de su lesi¨®n?
R. Por un lado, ¨¦l quer¨ªa que gan¨¢ramos t¨ªtulos. Por otro, los m¨¦dicos le dijeron que si yo jugaba mi tobillo no se resentir¨ªa. Para Johan eso fue suficiente y me dijo que yo deb¨ªa jugar. Ah¨ª empieza mi responsabilidad: yo tambi¨¦n quer¨ªa jugar. Pens¨¦ que si los m¨¦dicos dec¨ªan que pod¨ªa, yo deb¨ªa insistir. Pero lo cierto es que me dol¨ªa tanto que no pod¨ªa ni jugar ni entrenar bien.
P. ?En qu¨¦ cambi¨® su juego?
R. No pude golpear el bal¨®n con la facilidad con la que lo hac¨ªa, porque el tobillo estaba inflamado y la movilidad de la articulaci¨®n era limitada. Pero creo que consegu¨ª hacer lo suficiente para ser un jugador importante.
P. ?Intent¨® desmarcarse m¨¢s al espacio y recibir menos balones al pie, para no exponerse a que lo golpearan?
R. Lo hice lo mejor que pude. Creo que las limitaciones supusieron una peque?a fracci¨®n de mi juego. Cuando estaba en el campo consegu¨ªa aproximarme a la normalidad porque la adrenalina te insensibiliza. El dolor comenzaba cuando acababan los partidos.
P. ?La lesi¨®n cr¨®nica contribuy¨® a que sus movimientos fueran m¨¢s elegantes?
R. Hasta los 20 a?os yo me doblaba m¨¢s sobre m¨ª mismo para bajar el centro de gravedad cuando conduc¨ªa la pelota, como hac¨ªan Cruyff o Pel¨¦. Pero como el tobillo dej¨® de flexionarse, tuve que erguirme un poco m¨¢s para adaptarme.
Ves muchos futbolistas extraordinariamente dotados que juegan para disfrutar. Ganar o perder no les preocupa demasiado. El deseo de ganar siempre es la gran cualidad del futbolista de m¨¢ximo nivel y al mismo tiempo es algo que lo condena a una vida muy dif¨ªcil. Ese car¨¢cter te hace sufrir
P. Decir Van Basten en la industria del f¨²tbol equivale a mencionar una marca de calidad. Sucede en todos los pa¨ªses cuando surge un delantero habilidoso que corre erguido y hace controles orientados: entonces se dice que ha aparecido un heredero de Van Basten. Eso, por ejemplo, dec¨ªan en Espa?a cuando apareci¨® Fernando Torres. ?Cu¨¢l cree que fue la caracter¨ªstica que lo convirti¨® en una marca y cu¨¢l es la cualidad t¨¦cnica que lo convirti¨® en un gran futbolista? ?Son cosas diferentes o coinciden?
R. Primero que nada, a m¨ª me encantaba jugar al f¨²tbol. Yo amaba el f¨²tbol. Para m¨ª llegar a profesional fue un sue?o hecho realidad. Una vez que estuve ah¨ª quise ganarlo todo. Y para ganarlo todo necesitas soluciones t¨¦cnicas, t¨¢cticas, f¨ªsicas, para ti mismo y para tus compa?eros. Necesitas pensar mucho en encontrar esas ventajas: a veces basta con ser m¨¢s listo que tu oponente, otras veces necesitas ser m¨¢s r¨¢pido o m¨¢s fuerte. Cada partido te plantea situaciones y retos completamente nuevos. Lo imprescindible para convertirte en un gran jugador no es un estilo sino la mentalidad que te empuje a encontrar soluciones. Es el car¨¢cter lo que fundamentalmente define a los mejores. Ves muchos futbolistas extraordinariamente dotados que juegan para disfrutar. Ganar o perder no les preocupa demasiado. El deseo de ganar siempre es la gran cualidad del futbolista de m¨¢ximo nivel y al mismo tiempo es algo que lo condena a una vida muy dif¨ªcil. Ese car¨¢cter te hace sufrir. Pero es lo que inculcan en los grandes clubes: en el Madrid, el Bar?a, el United¡ Te repiten: ¡°Aqu¨ª tienes que ganar¡±. Sabes que si pierdes lo pasar¨¢s mal. Este tipo de ambientes fomentan estas mentalidades.
P. ?Hay que estar un poco loco para hacer lo que usted hizo?
R. A veces estar un poco loco ayuda. Especialmente si eres delantero centro. Los centrocampistas no necesitan marcar goles para que se les reconozca. Yo siempre quer¨ªa meter todos los goles que pod¨ªa. Y est¨¢ bien que as¨ª sea. Todos los jugadores queremos mostrar algo especial, algo est¨¦tico, al p¨²blico. Pero lo primero es ganar. El gran ejemplo es Messi. Podr¨ªa hacer cosas maravillosas, podr¨ªa lucir mucho m¨¢s su habilidad con el bal¨®n pero nunca le ves hacer nada que no sea inmediatamente ¨²til para el equipo. Todo lo que hace es lo mejor que se puede hacer en un campo de f¨²tbol y sin embargo jam¨¢s le ves exhibirse.
P. Usted era famoso por su control, su conducci¨®n, su recorte, su finalizaci¨®n. ?No era m¨¢s importante todo lo que hac¨ªa antes de recibir la pelota?
R. Tienes que entender el juego. Los buenos jugadores son los que piensan m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s. Ah¨ª est¨¢ la gran diferencia. Todo lo que seas capaz de hacer, f¨ªsica y t¨¦cnicamente, solo es posible si antes lo has pensado. Tienes que crear las situaciones en tu mente para entender cu¨¢l es el momento exacto en que debes iniciar el movimiento y c¨®mo debes hacerlo en relaci¨®n al bal¨®n y a los jugadores que te rodean. Los ataques empiezan en tu cabeza: ah¨ª es donde se determina qu¨¦ es posible y qu¨¦ no. Una vez que la has imaginado puedes descubrir la oportunidad.
P. Cuenta que desde ni?o apuntaba en un diario todo lo que le suced¨ªa en los partidos. ?Usted desarroll¨® un patr¨®n de movimientos para enga?ar a los defensas o se desmarcaba por instinto?
R. Todo empieza por la intuici¨®n. La sensaci¨®n. Despu¨¦s puedes empezar a explicarte a ti mismo lo que has hecho. Con el correr de los a?os, seg¨²n vas acumulando muchas acciones instintivas, puedes comprender las situaciones y aprender para mejorar tu instinto. Es un camino de dos direcciones. Tu cerebro registra muchas variaciones de jugadas parecidas, y de pronto en un partido, en un momento, toda esa informaci¨®n encaja y es cuando intuyes la soluci¨®n.
Todo desmarque comienza por una intuici¨®n. Tu cerebro registra muchas variaciones de jugadas parecidas, y de pronto en un partido, en un momento, toda esa informaci¨®n encaja y es cuando ves la soluci¨®n
P. Usted ha sido entrenador y seleccionador de Holanda. ?C¨®mo se entrena a un goleador?
R. Puedes dar consejos, puedes mostrar im¨¢genes. Pero estos momentos decisivos pasan tan r¨¢pido que necesitas tener buenas condiciones innatas para hacer la diferencia. Podemos hablar mucho, podemos ver muchos partidos, pero entre verlo y jugarlo hay un mundo de diferencia.
P. Un d¨ªa le dijo a Sacchi que todo lo que hab¨ªan ganado con el Milan no hab¨ªa sido gracias a ¨¦l sino a pesar suyo, y despu¨¦s se arrepinti¨®. ?Sigue pensando que la clave organizativa de aquel Milan eran los zagueros, Tassotti, Costacurta, Baresi y Maldini, m¨¢s que Sacchi?
R. Sacchi fue una persona muy amable y un muy buen entrenador tambi¨¦n. Pero siempre estaba hablando de la organizaci¨®n, especialmente en un modo defensivo. Yo ven¨ªa de trabajar con Cruyff en el Ajax, donde abord¨¢bamos los partidos de un modo completamente diferente. Lo mismo ve¨ªas en el Bar?a de Guardiola: el foco se pon¨ªa en lo que hac¨ªas cuando ten¨ªas la pelota, y en virtud de esa idea organizabas un modo de comportarte cuando la perd¨ªas. Con Sacchi era lo opuesto: primero pens¨¢bamos en organizarnos para presionar al rival que ten¨ªa la pelota, y una vez que la ten¨ªamos pas¨¢bamos a otra fase. Creo que a Italia eso le dio muy buenos resultados. Jugamos partidos fant¨¢sticos as¨ª, pero yo ven¨ªa de otra escuela.
P. ?Cruyff entrenaba m¨¢s la complicidad entre el mediocampo y los atacantes, para que los puntas recibieran la pelota con m¨¢s espacio?
R. Tambi¨¦n trabaj¨¢bamos situaciones de ataque en el Milan. Pero para atacar necesitas t¨¦cnica e intuici¨®n, de otro modo no hay sorpresa. A las l¨ªneas que atacan le puedes dar coordenadas generales, pero la exploraci¨®n de la ¨²ltima frontera siempre es individual. Puedes trabajar en la construcci¨®n, en c¨®mo evolucionar las jugadas desde la defensa al ataque, pero una vez que la pelota est¨¢ en el ¨²ltimo cuarto de campo, el espacio y el tiempo se reduce tanto que las posibilidades de adiestramiento tambi¨¦n se reducen.
Como entrenador me costaba tener el control. Sent¨ª que ese trabajo no me daba placer. Debo confesar que no comprend¨ª ni comprendo c¨®mo ser decisivo desde un banquillo
P. Sacchi transform¨® el f¨²tbol porque dio al entrenador un relieve que hasta entonces no hab¨ªa tenido. ?Usted siente que perteneci¨® a la ¨²ltima generaci¨®n de jugadores que controlaron el juego?
R. Exacto. Cuando yo jugaba, habl¨¢bamos de futbolistas. Los futbolistas hac¨ªan la diferencia. Ahora, hablamos b¨¢sicamente de entrenadores, porque los que est¨¢n marcando las diferencias son los t¨¦cnicos. Eso no es bueno. Los entrenadores se han vuelto demasiado importantes. Los jugadores necesitan asumir m¨¢s responsabilidades porque son ellos los que tienen m¨¢s poder de influir. Hoy si un equipo juega bien o mal lo atribuimos al entrenador. Y realmente no s¨¦ cu¨¢l es la influencia del entrenador. Poco a poco, nos hemos olvidado del verdadero papel que tienen los jugadores. El Liverpool es Klopp, el Madrid es Zidane, el City es Guardiola¡
P. ?Sigue pensando que no tiene un don para entrenar?
R. Hice lo que pude pero no consegu¨ª marcar las diferencias como entrenador. Me costaba tener el control. Al final sent¨ª que aquel era un trabajo que no me daba placer. Ser entrenador es algo realmente complicado y debo confesar que no comprend¨ª ni comprendo c¨®mo ser decisivo desde un banquillo. ?El conocimiento de un entrenador realmente tiene alg¨²n impacto en el juego? Si es as¨ª, ?por qu¨¦ normalmente los entrenadores tienen menos ¨¦xito cuanto m¨¢s conocimiento y experiencia acumulan? Se supone que se trata de un oficio que te deber¨ªa mejorar con el tiempo, sin embargo vemos que la mayor¨ªa de los entrenadores son m¨¢s exitosos con 30 o 40 a?os que con 50 o 60. Eso es extra?o.
P. ?Escribi¨® el libro para liberarse de su vieja identidad de jugador, como quien cierra un cap¨ªtulo?
R. No. Creo que contar todo lo que viv¨ª en mi carrera puede servir a muchos jugadores j¨®venes que aman el f¨²tbol y quieren ser profesionales. Cuiden su cuerpo. Cuidado con los m¨¦dicos. Cuidado con lo que hacen con su dinero. Con suerte podr¨¢n aprender y convertirse en mejores futbolistas y, con fortuna, saludables hasta el final de sus carreras. Jugar al f¨²tbol es la cosa m¨¢s bonita que puedes imaginar. Entrenar a las 11:00 de la ma?ana cada d¨ªa al aire libre, comer bien, estar junto a tus compa?eros, bromear en el vestuario, vivir en un entorno en el que te organizan todo. No hay mejor trabajo en el mundo.
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