Ra¨²l, el futuro es el presente
El t¨¦cnico del Castilla se distingue, seg¨²n auxiliares y jugadores, por su obsesi¨®n por los detalles, por preservar los valores del club y por su variedad t¨¢ctica
Cuando todav¨ªa era futbolista de ¨¦lite, ya se intu¨ªa que Ra¨²l Gonz¨¢lez Blanco (Madrid, 43 a?os) llevaba un entrenador en las tripas. Liderazgo. Pasi¨®n por el juego. Profesionalidad. M¨¦todo. Don de mando. Car¨¢cter. Este fin de semana su Castilla comienza a disputar la fase final de ascenso a Segunda. El exjugador del Real Madrid consume etapas en el banquillo y casi ninguno de los que le rodean y conviven con ¨¦l, fuera y dentro de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, duda de que har¨¢ carrera en la zona t¨¦cnica. ¡°Ah¨ª dentro hay un entrenador, y de los buenos¡±.
Atr¨¢s qued¨® el estreno en el Cadete B. Dio el salto al Juvenil B en esa misma temporada (2018-19) por el despido de ?lvaro Benito. Se encontr¨® en ese par¨¦ntesis estival con una Champions Juvenil (Youth League) que el club le confi¨® y conquist¨® el t¨ªtulo con un equipo que no era el suyo. Fue su primera gran obra. Hab¨ªa sido, entonces, reci¨¦n nombrado entrenador del Castilla y en el filial ha ejercido estas dos temporadas.
Para entrar en el mundo del Ra¨²l entrenador nada mejor que acudir a sus fuentes. A los que no dudan en confesar que tiene las ideas meridianas dentro de un pragmatismo indiscutible. Sus equipos ser¨¢n siempre m¨¢s alemanes que brasile?os y la exigencia no tiene negociaci¨®n. Jugar¨¢n siempre los mejores¡ o los mejores. Invierte toda su energ¨ªa en su profesi¨®n. Apasionado. Muy obsesivo. Enamorado de su trabajo.
No proclama ning¨²n estilo de juego espec¨ªfico. Mezcla bien el juego posicional con las transiciones r¨¢pidas. Le valen todos aquellos jugadores que entiendan el juego, tengan talento y sepan el momento id¨®neo de hincar el diente al partido. Como era ¨¦l de jugador. Los sistemas t¨¢cticos le dan lo mismo. Los maneja casi todos como apuntan sus alineaciones y salta de uno a otro ante las exigencias del partido. Por alternar, alterna hasta a los porteros. Un titular en cada encuentro.
Hay quien dice que tiene rasgos de Mourinho ¡ªno lleg¨® a trabajar con ¨¦l¡ª en cuanto a la organizaci¨®n del trabajo, la disciplina y el orden del vestuario. Ra¨²l muestra a los adolescentes de 16 a 20 a?os las u?as del f¨²tbol profesional. Su principal objetivo es convertirlos en futbolistas. Los mejores, la minor¨ªa, jugar¨¢n en el primer equipo; el resto, posiblemente, acabar¨¢n jugando en Primera si asimilan cuarto y mitad de todo lo que est¨¢n aprendiendo.
Si pierde, grita y se cabrea. Y si se tiene que quedar sin cenar, se queda. Le sacan de quicio las distracciones dentro y fuera del campo. Tambi¨¦n los comportamientos fuera de lugar. Como hace poco en Navalcarnero. Su equipo celebr¨® el triunfo de una manera desmesurada. Puso orden. ¡°?Est¨¢is celebrando un 0-1 de penalti contra un equipo que jugaba con nueve! Pensad que a lo peor alguno de vosotros est¨¢ en el Navalcarnero el a?o pr¨®ximo¡¡±.
Los miembros de su entorno m¨¢s exigente creen que deber¨ªa ser menos transparente en sus exposiciones. Que deber¨ªa aprender a disimular. A que su cara no sea el reflejo del alma y aprender del buen jugador de p¨®quer.
¡±Lo veo preparado para entrenar en Primera y al primer equipo¡±
Manolo D¨ªaz (Madrid, 1968), actual entrenador del H¨¦rcules, era el responsable de formaci¨®n de la cantera del Real Madrid cuando Ra¨²l comenz¨® su singladura como t¨¦cnico en el Cadete B y le ha seguido desde entonces. ¡°Tal y como era como jugador, as¨ª es como entrenador. La exigencia es innegociable. En los partidos y en los entrenamientos. Con los jugadores y con su cuerpo t¨¦cnico. No da lugar a la relajaci¨®n. Llega el primero y se va el ¨²ltimo. Quiere que sus equipos compitan por encima de todo. No ha cambiado del Cadete al Castilla. Siempre hay que ganar. Controla cualquier ¨¢mbito de influencia del equipo. Desde la ropa a la alimentaci¨®n, pasando por los hoteles, los horarios, los balones, los largos viajes por carretera... Se preocupa de mantener los valores propios de la formaci¨®n: la puntualidad, la forma de vestir, el saber estar, no hacer gestos feos a la grada ni al equipo contrario. Es un emblema de los valores de la casa. Una de sus grandes virtudes es que conoce a todos los jugadores de abajo¡±.
Del aspecto t¨¦cnico-t¨¢ctico, Manolo destaca su versatilidad. ¡°Vive las 24 horas para el f¨²tbol. Ve muchos partidos de Segunda B, que ahora es su categor¨ªa. La alternancia de los dos porteros es una aportaci¨®n suya. No es una marca registrada de la casa. Tan pronto juega Fuidias como Luis L¨®pez. Tiene igual confianza en uno que en otro. Plantea cada partido en funci¨®n de lo que m¨¢s le interesa al equipo ese d¨ªa. ?ltimamente est¨¢ con los tres centrales. Con el rival no se obsesiona demasiado. Quiere la informaci¨®n, obviamente, pero le ocupa y preocupa mucho m¨¢s su equipo, que est¨¦ en las mejores condiciones para competir¡±.
Sobre su futuro en los banquillos no tiene dudas. ¡°Se va a ganar la vida como entrenador. Adem¨¢s del conocimiento de vestuarios de ¨¦lite que tiene, es un apasionado de su profesi¨®n. Le veo preparado para entrenar en Primera y tambi¨¦n al primer equipo. Es muy joven, tendr¨ªa que modificar alguna cosa porque no es lo mismo el Real Madrid, con todo lo que supone, que el Castilla, pero ante la pregunta de si est¨¢ preparado, mi respuesta es s¨ª¡±.
¡±Te exprime al m¨¢ximo. Te pica. Quiere hacerte mejor¡±
El ahora jugador del Celta Miguel Baeza (C¨®rdoba, 21 a?os) abre los ojos de par en par cuando se le pide que rememore sus andanzas en el Castilla con Ra¨²l como entrenador. ¡°Su lema es claro: luchar hasta el final, darlo todo en el campo. Sus palabras preferidas son ¡®somos el Real Madrid¡¯. Con eso te lo dec¨ªa todo. Responsabilidad, jugar bien y, sobre todo, ganar. El primer d¨ªa que me vi ante ¨¦l estaba flipando, no, lo siguiente. Mi padre y yo somos muy del Madrid y mi ¨ªdolo era Ra¨²l. Mi madre, de ni?o, me preguntaba y me sal¨ªa de carrerilla Ra¨²l Gonz¨¢lez Blanco y no me sal¨ªa Miguel Baeza Mart¨ªnez, que es el nombre de mi padre. Los primeros d¨ªas nos meti¨® ca?a y yo dec¨ªa: ¡®Madre m¨ªa, c¨®mo es este, el a?o que me espera¡¯. No paraba de transmitirnos sus valores y los del club, el escudo que llev¨¢bamos en el pecho¡¡±.
Una de las situaciones que m¨¢s le llamaba la atenci¨®n era cuando Ra¨²l le cog¨ªa a solas y le daba una charla. ¡°Me contaba an¨¦cdotas. Fui cogiendo confianza y como soy muy pregunt¨®n, le preguntaba por todos. Por Redondo, que me gustaba mucho, por Ronaldinho, por Messi¡ Me comentaba sus batallitas en la selecci¨®n o en la Champions. Flipaba por estar a su lado. Cuando se met¨ªa con nosotros a entrenar, era mejor que todos juntos. Nos regateaba, se peleaba, nos daba palos, met¨ªa unos golazos¡¡±.
Los recuerdos salen a borbotones. ¡°En un partidillo, me qued¨¦ solo delante del portero y quise superarle como lo hac¨ªa ¨¦l, con la cucharita esa y fall¨¦. Vino por detr¨¢s y me dijo que si pensaba que era muy f¨¢cil hacerlo. Y le dije que s¨ª, que vi¨¦ndola parec¨ªa f¨¢cil, pero hacerla no lo era tanto. Te exprime al m¨¢ximo, te saca todo tu potencial, pero lo que quiere es hacerte mejor jugador. Te pica. Yo no era titular indiscutible y pod¨ªa buscar excusas. Justo cuando jugaba menos era cuando m¨¢s ca?a me met¨ªa. Estos entrenadores que me meten ca?a no me gustan. S¨¦ que es bueno para m¨ª, pero me lo tomo como que me est¨¢ pegando. Pero sab¨ªa que ¨¦l no iba a por m¨ª. Te rega?a y mete ca?a porque sabe el potencial que llevas dentro y te lo quiere sacar. Otro d¨ªa, el que va delante de m¨ª da un pase de mierda y no le dice nada. Voy yo y hago un pase mejor que el del otro y empez¨® a decirme cosas. ¡®Madre m¨ªa, Miguelito, c¨®mo est¨¢s hoy¡¡¯ Y yo dec¨ªa, ?co?o por qu¨¦ me lo dice a m¨ª y no al otro! Me quer¨ªa meter el dedo para que mejorara y le estoy muy agradecido¡±.
Hace unos d¨ªas, son¨® su tel¨¦fono. Era Ra¨²l. ¡°Me qued¨¦ de piedra. Ve¨ªa que estoy jugando menos ahora en el Celta y me dijo que estaba a mi disposici¨®n para lo que quisiera¡ Podr¨ªa pasar de m¨ª porque ya no estoy en el Madrid y, sin embargo, se preocupa. Eso es un detalle que nunca olvidar¨¦. Se lo agradezco. ?Co?o, c¨®mo le digo a mi padre que me llama Ra¨²l para preguntarme y darme ¨¢nimos!¡±.
¡±Quiere en sus equipos un ritmo alto, progresar, ser profundos¡±
Diego Nogales (Madrid, 39 a?os), entrenador del Adarve, fue la mano derecha de Ra¨²l en su primera experiencia en el Cadete B. Vivi¨® codo con codo sus primeros pasos, los m¨¢s complicados. ¡°Desde el primer d¨ªa me llam¨® la atenci¨®n su ¨¦tica de trabajo. Cree en su forma de trabajar, en la exigencia m¨¢xima. Su intenci¨®n es crear jugadores ambiciosos, ganadores. Intenta transmitir sus valores, que son los valores del club. Futbol¨ªsticamente quiere que sus equipos sean dominantes, din¨¢micos. Le gusta que tengan un ritmo alto, progresen y sean profundos. Le gusta defender hacia delante. Ahora es distinto de cuando est¨¢bamos en el Cadete B. Tiene m¨¢s experiencia y se nota. Su Castilla tiene una gran riqueza t¨¢ctica y cada d¨ªa utiliza el sistema que pide el partido. No es un obseso de la t¨¢ctica. Siempre intenta hacer pensar al jugador. Les da confianza para que resuelvan por s¨ª mismos. Esta temporada creo que han jugado todos, incluidos los juveniles que han subido¡±.
Sin embargo, tiene bien presente lo que Ra¨²l no permite. ¡°Le molesta la falta de esfuerzo, la falta de compromiso, que los jugadores no aprovechen su talento. M¨¢s que dar voces, que las da, es de arengas. Ahora no es igual que en el Cadete B, que eran chavales de 14 a?os. En el Castilla est¨¢n ya cerca del profesionalismo¡±. De sus tiempos juntos, Diego tiene una experiencia bien guardada. ¡°Ven¨ªamos de jugar el torneo de Vall de Ux¨®. Creo que nos elimin¨® el Villarreal. Volv¨ªamos en autob¨²s y se pas¨® medio viaje callado. M¨¢s de lo normal. Muy serio. De repente nos llam¨® al preparador f¨ªsico y a m¨ª y nos dio unas nuevas pautas de trabajo para el d¨ªa siguiente. Hab¨ªa venido pensando qu¨¦ ten¨ªa que cambiar y nos lo solt¨® all¨ª mismo¡±.
¡±Lo que transmit¨ªa como jugador, lo transmite como entrenador¡±
Desde la amistad alimentada como jugadores, el malague?o Fernando Hierro (V¨¦lez-M¨¢laga, 53 a?os) sigue muy de cerca la carrera del Ra¨²l t¨¦cnico. Desde su propia condici¨®n de entrenador, Fernando asegura su ¨¦xito en los banquillos. ¡°Le veo como un entrenador muy formativo, muy educador y los jugadores que pasen por sus manos seguro que van a mejorar. Esta temporada posiblemente no sea el mejor Castilla de los ¨²ltimos a?os, tiene jugadores muy j¨®venes y, sin embargo, ah¨ª est¨¢n los resultados. En la Youth League fue campe¨®n con unos jugadores que apenas hab¨ªa entrenado. Tiene mucho car¨¢cter, mucha personalidad, con los conceptos muy claros. Sabe lo que quiere y c¨®mo conseguirlo. Est¨¢ abierto a todo. Tan pronto juega con un delantero, como con dos. Otro d¨ªa con tres en el medio. Ahora con tres centrales¡±.
Fernando considera que Ra¨²l asimil¨® muy bien su experiencia en la Academia Aspire de Qatar. ¡°All¨ª aprendi¨® mucho. Sobre todo, una metodolog¨ªa de entrenamiento, de organizaci¨®n. Estuvo muy implicado con Roberto Olabe, que ahora est¨¢ en la Real. Conoc¨ªa a todos los chavales. Se met¨ªa en las charlas de todos los entrenadores. Era muy participativo. Le sirvi¨® de mucho al llegar al Madrid¡±.
Ante la pregunta de si le ve preparado para todo, piensa unos segundos. ¡°Le veo muy bien. Muy inquieto, pero al mismo tiempo con tranquilidad. Con paciencia. Sabe d¨®nde est¨¢. Conoce la casa. Formaci¨®n tiene de sobra. Los conceptos, tambi¨¦n. Si de jugador era muy profesional, ahora lo va a ser m¨¢s. Es la prolongaci¨®n de su carrera. Lo que transmit¨ªa como jugador es lo que transmite como entrenador. Tengo la sensaci¨®n de que no tiene prisa. Lo importante es que tiene la conciencia tranquila. ?l en eso no falla. Seguro que tiene paciencia¡±.
¡±Es un visionario, se anticipa a lo que sucede¡±
Para el vestuario, es el m¨ªster. Y el tuteo se ha generalizado porque as¨ª lo ha querido ¨¦l. Desde la exigencia generalizada, los jugadores tienen la sensaci¨®n de que Ra¨²l da a cada uno lo que necesita, lo que le toca. Coinciden en que siempre va de frente y les dice su verdad. Joyce Moreno, exjugador del filial blanco, representa a tres futbolistas del Castilla y conoce de primera mano el ambiente que se vive en el vestuario.
¡±Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n a los jugadores es que en muchos momentos su entrenador parece un brujo o un visionario. Adivina lo que va a pasar. Les dice d¨®nde van a ganar el partido y c¨®mo, y luego sucede. Y les dice d¨®nde y por qu¨¦ pueden perderlo. Tambi¨¦n est¨¢n sorprendidos esta temporada por c¨®mo en un mismo partido, haciendo un movimiento de uno o dos hombres, el equipo cambia su sistema t¨¢ctico seg¨²n las necesidades del momento. Es algo autom¨¢tico. Lo est¨¢n trabajando mucho y con un gesto ya saben lo que tienen que hacer. Con los mismos futbolistas es capaz de jugar de manera diferente. Este a?o t¨² ves jugar al equipo y no sabes qu¨¦ sistema utiliza. Juega con tres centrales y carrileros, tambi¨¦n un 4-1-4-1, o 4-2-3-1. Camufla l¨ªneas con la posici¨®n de los jugadores. Forma parte de su riqueza t¨¢ctica¡±.
Puedes seguir a DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.